Una nutricionista explica cuáles son las mejores patatas fritas

Su consumo excesivo puede provocar importantes problemas de salud

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Su consumo excesivo puede provocar
Su consumo excesivo puede provocar importantes problemas de salud. (Montaje Infobae)

Las patatas fritas son una de las comidas más populares y disfrutadas del mundo, especialmente por su componente adictivo. Sin embargo, por mucho que gusten, deben consumirse con moderación, pues es un alimento graso con alto contenido en sal, que puede derivar en aumento de peso y enfermedades metabólicas.

Las patatas fritas “tienen mala fama”, reconoce la doctora y nutricionista Magda Carlas en una entrevista con RAC1. Alimentos ricos en grasas y carbohidratos como las patatas fritas se han relacionado en diversos estudios con el aumento de peso, especialmente en personas con predisposición genética al sobrepeso. A su vez, el exceso de sodio de este plato favorece la retención de líquidos y puede provocar problemas como la hipertensión y la retención de líquidos. Cuando se ingiere más sodio del necesario, el organismo retiene agua para diluir la concentración de este mineral en la sangre, lo que puede generar una sensación de hinchazón y un aumento temporal del peso corporal.

Más allá de los efectos inmediatos, la ingesta habitual de patatas fritas está asociada con problemas de salud a largo plazo de mayor gravedad. Además de favorecer la obesidad, estos alimentos pueden incrementar el riesgo de enfermedades cardíacas debido a su elevado contenido de grasas saturadas y trans. Estas grasas contribuyen a la formación de placas en las arterias, lo que puede derivar en aterosclerosis, infartos y accidentes cerebrovasculares.

“También tienen alguna cosa buena”

Aun con todos estos efectos negativos, Carlas sabe que “nos encantan” porque "son crujientes, porque pesan poco y tienen un gusto salado que nos gusta y crea una cierta adicción". De hecho, “son el aperitivo más consumido del mundo”, asegura. Ahora bien, las patatas fritas “también tienen alguna cosa buena”, dice.

Según explica la nutricionista, “los alimentos con textura crujiente, no solo las patatas fritas, producen un placer muy elevado en el cerebro, y por eso gustan tanto. Pero a nadie se le escapa que se trata de un alimento muy energético. De hecho, el 30 % es aceite. Además, tienen muy poca agua y, en general, mucho sodio”, advierte.

Noticias del día 15 de septiembre del 2025.

Para paliar todos los efectos negativos que puede tener este alimento en nuestra salud, la experta en dietética y gastronomía propone buscar opciones menos perjudiciales del mismo producto. “Unos 100 gramos de patatas fritas superan las 550 calorías, mientras que las patatas fritas light tienen un 30 % menos de energía”, asegura. A su vez, recomienda “no pasar de los 25 o 30 gramos de patatas”, para evitar consumirlas en exceso. Ante todo, es importante mirar su composición. Para Carlas, “las mejores son las que no están aromatizadas y se fríen en aceite de oliva, aunque casi nunca se utiliza exclusivamente aceite de oliva”.

Por eso, para asegurarse que de verdad se están tomando unas patatas fritas algo más saludables, es recomendable prepararlas en casa. De este modo, se aprovecharán mejor los beneficios de la propia patata, rica en carbohidratos complejos, minerales como el potasio, el magnesio o el hierro, de vitaminas de los complejos C y B y de fibra si se aprovecha la piel.

“Solo hay que cortar las patatas muy finas y freírlas en aceite. Y si las queréis más ligeras, podéis hacerlas al horno. También se pueden usar para hacer tortillas añadiendo las patatas fritas troceadas a los huevos batidos. Eso sí: no añadáis sal a los huevos”, concluye.