Granada: propiedades, beneficios y contraindicaciones

Esta fruta está repleta de nutrientes muy beneficiosos para la salud y apenas presenta contraindicaciones

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Granada (Imagen Ilustrativa Infobae)
Granada (Imagen Ilustrativa Infobae)

Originaria del sur de Asia, Persia y Afganistán, la granada ha sido especialmente valorada en las regiones desérticas gracias a que su gruesa piel la protege de la desecación. Esto permitía que las caravanas pudieran transportarlas a grandes distancias sin alterar su conservación. Hoy en día, esta jugosa fruta triunfa en España, siendo Andalucía y el Levante las zonas más productoras del país.

El consumo habitual de la granada en la dieta mediterránea cada vez goza de mayor prestigio en el ámbito de la nutrición, pues sus propiedades protegen el bienestar general. De acuerdo con la Fundación Española de la Nutrición (FEN), esta fruta representa una interesante fuente de compuestos bioactivos que repercuten favorablemente sobre diferentes aspectos de la salud.

Según la FEN, la granada destaca por su bajo valor calórico (34 kcal por cada 100 gramos), alto porcentaje de agua (alrededor del 80 %), contenido valioso de vitamina C, potasio y compuestos antioxidantes como los polifenoles. La fibra dietética que aporta no solo contribuye a una mejor digestión, sino que también ayuda al control del apetito. Su perfil mineral y vitamínico la convierte en una elección equilibrada para todas las edades.

Su rica proporción de agua la convierte en un alimento refrescante y adecuado para prevenir la deshidratación, especialmente en climas cálidos y durante el ejercicio físico. De esta manera, ayuda a reponer líquidos de forma natural aportando sabor y nutrientes.

Los polifenoles presentes en la granada, según la FEN, actúan como escudos para las células frente al daño causado por los radicales libres. Esta defensa antioxidante resulta comparable a la de otros frutos rojos, respaldando la protección frente al envejecimiento y enfermedades asociadas al estrés oxidativo.

El potasio facilita la regulación del ritmo cardíaco y el control de la tensión arterial. Además, los polifenoles y la fibra contribuyen a reducir la absorción de colesterol LDL, aportando beneficios adicionales en la prevención de patologías cardiovasculares.

Por su parte, la vitamina C es conocida como un refuerzo para las defensas naturales del cuerpo. Consumir granada facilita el mantenimiento de un sistema inmune eficaz y fortalece la resistencia frente a infecciones.

La fibra dietética mejora el tránsito intestinal, previniendo situaciones como el estreñimiento y favoreciendo la salud de la microbiota. Además, el suave efecto laxante de la fruta ayuda a regular el tracto digestivo de manera natural.

Pese a su dulzor, la granada tiene un índice glucémico reducido, lo que significa que provoca incrementos lentos y moderados del azúcar en sangre, lo que la convierte en una opción adecuada para personas con diabetes controlada o quienes buscan mantener estables sus niveles de glucosa.

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Contraindicaciones de la granada

De acuerdo con la FEN, la granada presenta escasas contraindicaciones. Es adecuada para la mayoría de las personas, aunque quienes padecen alergias alimentarias específicas o deben restringir el potasio por indicación médica deberían consultar con un profesional.

La acidez natural de la granada puede resultar desagradable o provocar molestias digestivas en personas con gastritis, úlceras gástricas o reflujo gastroesofágico. En estos casos, la fruta puede incrementar la sensación de ardor o malestar estomacal. Es recomendable valorar individualmente la tolerancia o evitarla en fase activa de molestias digestivas.