Un estudio revela que existe un vínculo entre la frecuencia de las pesadillas y un envejecimiento prematuro

Los terrores nocturnos afectan a la calidad y la duración del sueño, lo que dificulta el proceso reparador del sueño durante la noche

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Una mujer que acaba de
Una mujer que acaba de sufrir una pesadilla (Adobe Stock)

Las pesadillas o terrores nocturnos podrían tener consecuencias en la salud a largo plazo, tal y como sugiere un reciente estudio presentado el pasado 23 de junio en el Congreso Anual de la Academia Europea de Neurología. La investigación, liderada por el doctor Abidemi Otaiku y realizada por el Imperial College de Londres en colaboración con el Instituto de Investigación de la Demencia del Reino Unido, relaciona la frecuencia de las pesadillas con un mayor riesgo de envejecimiento biológico acelerado e incluso con la muerte prematura.

Para llevar a cabo el estudio se analizaron los datos de dos grandes grupos: por un lado, los de 183.012 adultos con edades comprendidas entre los 26 y los 86 años; por otro lado, los de 2.429 niños de entre 8 y 10 años. En ambos casos, se les pidió que indicasen cuál es la frecuencia con la que experimentan terrores nocturnos, siendo los padres de los niños los que respondieron en el segundo grupo.

Además, el seguimiento se realizó durante un periodo de entre un año y medio y 19 años, lo que ha permitido establecer patrones consistentes en la relación entre las pesadillas y el deterioro físico y cognitivo, que se habría detectado en todas las edades, géneros y etnias.

Una mujer en la cama
Una mujer en la cama tras no haber descansado durante la noche (Freepik)

Una de las conclusiones más impactantes del estudio es que quienes experimentaban pesadillas al menos una vez por semana tenían un riesgo tres veces mayor de morir prematuramente (antes de los 70 años) en comparación con quienes no informaron tener pesadillas nocturnas. De hecho, los investigadores han catalogado estas como un “predictor más fuerte de muerte prematura” que otros factores de riesgo como el tabaquismo, la obesidad, las dietas poco saludables y el sedentarismo.

La asociación entre las pesadillas y la salud

Los investigadores advierten que no puede establecerse una relación causal directa entre la frecuencia de las pesadillas y el envejecimiento prematuro. Además, las personas que sufren este tipo de sueños de forma recurrente pueden estar ya afectadas por otras condiciones médicas o psicológicas que también influyen en el envejecimiento prematuro. De esta manera, las pesadillas podrían ser síntoma o consecuencia de otros problemas de salud que aceleran el envejecimiento, lo que podría influir en los resultados del estudio.

Sin embargo, sí señalan posibles mecanismos fisiológicos que explicarían esta asociación. Entre ellos, el papel del sueño como proceso reparador del organismo parece fundamental: “Las pesadillas alteran tanto la calidad como la duración del sueño, perjudicando la restauración y reparación celular esencial del cuerpo durante la noche”, explica Otaiku.

Este deterioro del descanso profundo podría interrumpir funciones clave del sistema inmunológico, metabólico y cognitivo. Además, los terrores nocturnos, añade, “provocan elevaciones prolongadas de cortisol, una hormona del estrés estrechamente vinculada a un envejecimiento celular más rápido”.

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A la luz de estos hallazgos, los autores subrayan la necesidad de incluir la calidad del sueño, y particularmente la recurrencia de pesadillas, en los chequeos médicos rutinarios. La identificación temprana de patrones de sueño alterados podría ofrecer nuevas oportunidades para prevenir el envejecimiento prematuro y preservar la salud en etapas más avanzadas de la vida.