La forma más fácil de bajar el cortisol, la hormona del estrés, según un experto en longevidad

El experto ha estudiado los comportamientos de las personas de las zonas azules, lugares conocidos por sus altas tasas de esperanza de vida

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La forma más fácil de bajar el cortisol, la hormona del estrés (Pexels)

El estrés es una constante en la vida moderna, y el cortisol, la hormona asociada al estrés, se ha convertido en uno de los enemigos más persistentes en nuestra salud diaria. Entre la hiperconectividad, el ritmo acelerado y la sobrecarga de estímulos, nuestros niveles de cortisol a menudo están por las nubes. Según estudios, la media de pensamientos diarios ronda los 6.000, y la mayoría son negativos, lo que alimenta aún más este ciclo. Sin embargo, no todo está perdido, ya que, como afirma el experto en longevidad Dan Buettner, hay formas sencillas y efectivas de reducir estos niveles sin necesidad de prácticas complicadas o de gran dedicación.

Buettner, conocido por sus investigaciones sobre esperanza de vida en las zonas azules, asegura que la clave no está en estrategias complicadas como la meditación constante o el journaling, que requieren disciplina y pueden resultar difíciles de mantener. Más bien, el experto propone herramientas más simples y de fácil implementación que podemos integrar en nuestra rutina diaria. En su intervención en el podcast High Net Purpose, Buettner compartió sus recomendaciones sobre cómo reducir el estrés de forma efectiva, entre las que ha destacado la interacción social.

“Es muy importante la función que tiene el ambiente en el que vivimos”

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La forma más fácil de bajar el cortisol, la hormona del estrés (Pexels)

Una de las formas más fáciles de bajar el cortisol, según Buettner, es hablar con otras personas. A menudo, las conversaciones cotidianas, incluso aquellas que parecen triviales, tienen un poder increíble para reducir el estrés. El experto define a las personas como “stress relievers” (aliviadores del estrés), lo que resalta la importancia de los vínculos sociales. “Tener conversaciones con otros seres humanos es maravilloso. Los encuentros por casualidad ayudan mucho. Es muy importante la función que tiene el ambiente en el que vivimos y las personas con las que nos relacionamos”, comenta el experto.

Como muestra un artículo de Vogue España, este enfoque resuena con las recomendaciones de psicólogos que trabajan en entornos laborales, quienes sugieren que, si nos sentimos abrumados, detenernos a charlar con un compañero puede ser una excelente estrategia para reducir la tensión. No es necesario tener conversaciones profundas, incluso las interacciones más ligeras, como un comentario casual con un vecino o un compañero de trabajo, pueden ser suficientes para frenar el estrés. Estas pequeñas interacciones permiten desconectar de los pensamientos en bucle que a menudo alimentan el cortisol y nos ayudan a relajarnos.

Esto encaja con los estudios que se han realizado en las zonas azules, lugares conocidos por sus altas tasas de esperanza de vida, las relaciones sociales juegan un papel crucial. Según Buettner, “las personas que viven en las zonas azules ríen, interactúan, hablan… tienen unas vidas más dulces, mejor salud y una longevidad excepcional”, explica. Además, otras investigaciones de Harvard, que desde 1938 han estado observando cómo las interacciones sociales influyen en la esperanza y calidad de vida, se ha llegado a la misma conclusión. En uno de los estudios más amplios, que analizó las relaciones de más de 300.000 personas, se descubrió que aquellos con menos vínculos sociales tienen el doble de probabilidades de morir prematuramente. Esto refuerza la idea de que socializar no solo mejora nuestra calidad de vida, sino que también es crucial para nuestra longevidad.

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Si bien las interacciones sociales son cruciales, no todos podemos recurrir a una conversación en cualquier momento. Por ello, Buettner también recomienda incorporar otras herramientas en nuestra rutina diaria para ayudar a reducir el estrés. Algunas de estas incluyen la práctica de ejercicios de respiración profunda o la integración de momentos de descanso a lo largo del día. Sin embargo, la clave está en la consistencia y en hacer de la reducción del estrés una prioridad diaria.