
La zanahoria se ha consolidado como el snack saludable por excelencia. En los últimos años, ha ganado protagonismo como alternativa a los tradicionales palitos de pan, acompañando salsas como el hummus o el guacamole. Además, es un ingrediente imprescindible en guisos y sopas, aportando sabor y nutrientes esenciales.
Desde un punto de vista nutricional, la zanahoria destaca principalmente por su alto contenido en vitamina A, fundamental para la salud ocular, la piel y las mucosas. Según la Fundación Española de Nutrición (FEN), una zanahoria de tamaño medio cubre hasta el 89% de las necesidades diarias de vitamina A en hombres de entre 20 y 39 años, y el 112% en mujeres de la misma franja de edad. Este beneficio se debe a su alto contenido en carotenoides, compuestos que se transforman en vitamina A en el organismo.
A pesar de su protagonismo en vitamina A, la zanahoria también ofrece vitaminas como la C y la B6, además de minerales en pequeñas cantidades, tales como el hierro, el yodo y el potasio. Así, se convierte en una opción nutritiva y deliciosa para incorporar a cualquier dieta. Sin embargo, muchas veces en los supermercados solo se venden en bolsas que contienen varias unidades, por lo que es frecuente que acaben estropeando. Cuando esto ocurre, conviene tener en cuenta una serie de trucos para darle una segunda vida a las zanahorias.

Cuál es el mejor truco para recuperar las zanahorias
Recuperar zanahorias marchitas es una tarea sencilla que puede ayudarte a alargar la vida útil de este vegetal. Si tienes zanahorias que se han vuelto blandas o arrugadas, no las tires: hay trucos efectivos para devolverles su frescura.
El mejor método para revitalizar las zanahorias consiste en sumergirlas en agua fría. Para ello, corta las zanahorias en trozos si ya están demasiado blandas o manténlas enteras si aún conservan algo de firmeza. Llena un recipiente con agua fría y coloca las zanahorias dentro, asegurándote de que queden completamente sumergidas. Deja las zanahorias en el agua durante unas horas, o incluso durante la noche si están especialmente deshidratadas. El agua ayudará a que el vegetal recupere su rigidez y vuelva a su estado casi fresco.
Otra técnica eficaz es envolver las zanahorias en un paño húmedo. Humedece ligeramente un paño limpio con agua fría y envuelve las zanahorias. Luego, guárdalas en la nevera. Este truco es útil si quieres conservarlas durante más tiempo, ya que el paño crea un ambiente húmedo que previene que las zanahorias se sequen.
Recuerda que, para evitar que las zanahorias se marchiten rápidamente, es recomendable almacenarlas adecuadamente. En la nevera, las zanahorias deben mantenerse en un lugar fresco y ventilado, y lo ideal es no pelarlas ni cortarlas hasta que vayas a usarlas. Con estos trucos, podrás disfrutar de zanahorias frescas por más tiempo.
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