Un yacimiento en Malta muestra cómo comían hace 8.500 años: ciervos rojos, aves hoy extintas y tortugas

El hallazgo arqueológico ha tenido lugar en un yacimiento de la isla de Malta, hasta donde un grupo de cazadores-recolectores navegó hace 8.500 años, sin velas ni brújula

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Vista general de la cueva
Vista general de la cueva de Latnija de la región de Mellieha en la isla de Malta. (Huw Groucutt/EFE)

La alimentación humana ha ido variando de manera drástica al ritmo de los cambios sociales, culturales y económicos ocurridos a lo largo de la historia. Pero no solo eso. La importancia de la dieta ha funcionado también como viento a favor en la gran vela que impulsa los grandes cambios en la evolución humana. Buen ejemplo de ello, quizá el más significativo para comprender nuestra forma de vivir, es el paso de una sociedad recolectora y cazadora a una agricultora y ganadera; un cambio que alimentó el progreso hacia una sociedad civilizada.

De estos tiempos, antes de que las plantaciones transformaran su modo de vida a uno sedentario, más desarrollado y basado en la ganadería y los cultivos, todavía existen grandes incógnitas. Entre ellas, la de cómo se alimentaban nuestros tan lejanos antepasados. Ahora, nueve milenios después, un yacimiento en la isla mediterránea de Malta nos ayuda a despejarlas.

Una investigación liderada por arqueólogos de varios países europeos ha sacado a la luz uno de los registros de ocupación humana más antiguos que existen en la isla, un hallazgo que nos permite conocer más sobre la forma de vida de la época.

Los restos encontrados en el yacimiento de Latnija muestran cómo, hace 8.500 años, un grupo de cazadores-recolectores navegó por el Mediterráneo hasta llegar a Malta, una extraordinaria hazaña que sucedió 1.000 años antes de la irrupción de la agricultura. Estos grupos humanos no solo llegaron hasta la isla, sino que además la ocuparon y explotaron sus recursos, tal y como demuestran los restos.

Los detalles de la investigación, liderada por Eleanor Scerri, del Max Plank de Geoantropología de Alemania, y hecha en colaboración con la Universidad de Malta, el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES-CERCA) y la Universidad Rovira i Virgili (URV), de Tarragona, se han publicado este miércoles en la revista Nature.

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Una dieta prehistórica a base de especies ya extintas

Las primeras excavaciones del yacimiento, que comenzaron hace cinco años, encontraron evidencias más recientes, del Neolítico. Sin embargo, al seguir excavando a mayor profundidad, el equipo descubrió niveles mesolíticos, de hace casi 9.000 años, en los que no había restos humanos, pero sí gran variedad de restos arqueológicos.

El yacimiento contenía herramientas de piedra, hogares (hogueras), restos de alimentos cocinados y una notable diversidad de especies animales que habían sido cocinadas y consumidas. Gracias a ello, podemos aprender más sobre cuáles eran los alimentos que componían entonces su dieta.

Los investigadores han encontrado desde restos de ciervo rojo, que hasta ahora se creía extinguido en Malta en aquella época, hasta tortugas, aves de gran tamaño (algunas hoy ya desaparecidas), focas y varios tipos de peces como el mero. También se han hallado miles de restos de moluscos marinos, como caracoles, erizos y cangrejos, muchos de ellos con señales evidentes de cocción. De hecho, uno de los grandes descubrimientos del estudio han sido los registros piroarqueológicos: las huellas del uso del fuego, el tipo de combustible empleado y su relación con el entorno natural.

“El fuego nos habla de cómo vivían, cómo se organizaban y cómo se adaptaban al paisaje. Aquí encontramos restos de carbón, de la madera que usaban en los hogares que principalmente era de lentisco, una planta que probablemente era la que más dominaban de su entorno y que era buen combustible”, explicó Ethel Allué, investigadora del IPHES-CERCA, una de las instituciones participantes en el estudio, en diálogo con la agencia de noticias EFE.

*Con información de Agencia EFE