Un influencer paga 80 euros por comer en El Bohío, el restaurante de Pepe Rodríguez, y da su opinión sincera sobre la carta: “Casi ningún pero”

El chef Pepe Rodríguez comenzó su relación con la cocina de manera “forzada”, sin interés ni entusiasmo. Sin embargo, con el tiempo, emprendió un largo camino que transformó su percepción, hasta descubrir que los fogones eran su verdadera pasión. Fue un proceso que requirió “muchos años, mucho trabajo y mucho esfuerzo”, durante el cual aprendió a amar su oficio y a reconocer que estaba haciendo lo que más disfrutaba, tal y como le contó a Manel Asensio en su podcast Gastro Lamb.

Por cuestiones de salvar el negocio, cogió los mandos de la cocina de El Bohío y a pesar de que los comienzos fueron duros, el jurado de Masterchef ha conseguido hacer de él un sitio de referencia. Son muchas las personas que se acercan hasta la localidad toledana de Illescas para disfrutar de su oferta gastronómica.

La abuela Valentina abrió las puertas de este restaurante cuando llegó de Cuba con su hermana Romana antes de la guerra. Pronto se dio cuenta de que en la carretera entre Madrid y Toledo no había ningún lugar donde “repostar” y en muy poco tiempo logró que las personas que viajaban entre ambas ciudades se parara a degustar sus famosas perdices escabechadas.

Aquella cocina que se encendió en 1934 ha ido evolucionando y Rodríguez admite que sigue siendo un “lenguaje vivo”. A través de su menú busca rescatar el legado culinario de La Mancha y adaptarlo a los sabores y productos que tanto le apasionan. Es un viaje entre la modernidad y tradición. En esta aventura ha decidido embaucarse, el creador contenido De Viaje con Blog, quien ha compartido su experiencia en TikTok.

El influencer cuenta que es la segunda vez que visita la casa del chef y que, de nuevo, ha salido más que satisfecho. Comenta que en este regreso ha optado por el menú tradicional, “el más corto de todos los que tienen en la carta”. Aunque, si reparamos en la cantidad, no diríamos que es breve, se sirven: tres snacks de bienvenida, seis pases salados, postres y sus “exquisitos petit fours”.

“Lo bueno de El Bohío es que el menú está perfectamente construido, todo parte de platos tradicionales con un toque que los hace inolvidables y algún que otro apunte de cocina de vanguardia, pero sin excesos”, señala. “Casi ningún ‘pero’ en ninguna de nuestras visitas y sí algunos aciertos maravillosos como el buñuelo de lentejas con butifarra o el gazpachuelo manchego con mojete de tomate, albahaca y sardina salada”, añade.

Para el influencer, el “gran protagonista” de este menú de 80 euros por persona fue el tartar de quisquilla con patata, yema curada y sopa de pimentón. “Puro sabor”, describe. Relata que también hubo lugar para esas elaboraciones más clásicas, como la ropa vieja con jugo de cocido y tomate natural. “Uno de esos platos que no se pueden sacar del menú porque son todo un sello de identidad para el local”, menciona. “Un jarrete de jabalí con berenjenas ahumadas y un pastel de turrón con helado de café fueron el punto y final de un menú que nos encantó”, matiza. El equipo de sala, el buen ambiente y la belleza del espacio hacen que, tras una segunda visita, ya hayamos marcado en el calendario una tercera”, concluye el creador de contenido.