
El cocido madrileño es el plato más emblemático de la rica y variada gastronomía madrileña. Este manjar en tres vuelcos, que tiene los garbanzos como estrella principal, es el símbolo perfecto de la idiosincrasia madrileña, una tradición culinaria caracterizada por su poder para integrar distintas influencias y tradiciones procedentes de otros puntos del país. El cocido capitalino comparte origen con el montañés o el maragato, entre otros cocidos y potajes que se realizan en toda la geografía española, y algunos autores lo consideran incluso la evolución del cuscús bereber, de la olla podrida o de la adafina hebrea.
Cuando hablamos de cocido, no es sencillo destacar un único restaurante, bar o taberna como el mejor de toda la ciudad de Madrid. Son muchos los locales que se especializan en esta deliciosa sopa y sus acompañantes, algunos de ellos con una larga tradición a sus espaldas. Es el caso de La Bola, una emblemática taberna centenaria cuya historia se remonta a 1870 y que es famosa por su típico cocido madrileño. La excelencia de su receta, elaborada en el tradicional puchero de barro, ha hecho que esta taberna consiga un hueco entre las recomendaciones de grandes guías gastronómicas como la Repsol, que incluye este bar tan tradicional entre sus reconocidos Soletes.
Su fachada es inconfundible, ya que ocupa el lugar de una esquina que brilla con un intenso color rojo, una pared decorada con una bola dorada y un letrero que indica “La Bola” - “Taberna” - “Wamba”, el nombre del grupo gastronómico que actualmente lo regenta. Tampoco pasa por alto el delicioso olor que exhuman sus fogones, un aroma a leña de encina que atrae a turistas y locales a esta meca del cocido madrileño.
En La Bola (Calle de la Bola, 5), el cocido madrileño se elabora en un puchero de barro elaborado a mano, un recipiente en el que se introducen todos los ingredientes de esta receta. Entran el chorizo, que llega desde una fábrica tradicional de Asturias; el tocino, la gallina, el hueso de jamón y los garbanzos, originales de Fuentesaúco. Todo se completa con su “ingrediente secreto”: el agua de Madrid. Este puchero se cocina al calor de la leña de encina, durante un total de cuatro horas, tiempò suficiente para que todos los elementos obtengan el punto justo de cocción y sabor. El resultado es un cocido madrileño tradicional y exquisito, un plato que, en los últimos años, ha recibido muy merecidos reconocimientos.

La propia taberna ha sido galardonada con múltiples premios, como el de “Alimentos de España a la Restauración”, en su edición XXV del año 2012, otorgado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente; el Premio “Embajador de la Gastronomía Asturiana 2013″ otorgado por la Asociación Hostelera de Asturias; o el premio “Sagas Hosteleras”, convocado por la Federación Española de Hostelería. A estos, se suman los reconocimientos obtenidos por su receta de cocido madrileño, premiado, por ejemplo, en distintas ediciones de la Ruta del Cocido Madrileño.
Pero el cocido no es la única razón por la que merece la pena hacer una visita a La Bola. Es su plato estrella, sí, pero este restaurante también cuenta con otras opciones que se recogen en una carta plagada de delicias tradicionales de Madrid y de otras zonas de España. En ella, destacan los embutidos, las croquetas de la casa, los callos, el cordero asado, el arroz a la madrileña y una variedad de postres, entre ellos sus famosos buñuelos de manzana.
Actualmente, el precio del cocido es de 25 euros por comensal, un coste que no incluye bebida ni postre. Es un cocido apto para celíacos, que se sirve todos los días y que En La Bola cuentan además con servicio a domicilio y take away, por lo que puedes llevarte este delicioso cocido madrileño para disfrutarlo en casa.

Más de 150 años en la tradición culinaria madrileña
El restaurante La Bola nació en realidad como una botellería, abierta en 1802 en la esquina de la calle de la Bola con la calle de las Rejas. No fue hasta 1870 que fue transformado en restaurante de cocina tradicional castellana, un proyecto que comenzó de la mano de la familia Verdasco. Fue su matriarca, la asturiana Cándida Santos, la que hace siglo y medio puso la primera piedra en esta historia de tradición y gastronomía.
Hasta hoy, los descendientes de Cándida han mantenido la gestión del lugar, cuatro generaciones de la familia Verdasco que han guardado con mimo las costumbres y elaboraciones que sus antepasados trajeron desde Asturias. Esta familia ha preservado la esencia y el respeto por la tradición que, históricamente, han atraído a una clientela fiel y variada. Desde la infanta Isabel “La Chata” hasta Camilo José Cela, pasando por Ava Gardner o Camarón de la Isla, son innumerables los personajes famosos que han pasado por sus mesas para degustar su cocina madrileña y castellana, elaborada con las mejores materias primas y de manera tradicional y casera.
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