
En el nuevo capítulo del pódcast Reclaiming, conducido por Monica Lewinsky, Kesha abre su corazón como nunca antes. La cantante comparte su historia de transformación tras años de conflictos legales, desafíos personales y batallas por su libertad artística.
En una conversación íntima y profunda, reflexiona sobre su proceso de sanación, su renacer espiritual y el inicio de una nueva etapa marcada por la independencia creativa, el empoderamiento y la conexión con su comunidad.
La resiliencia de Kesha: libertad, sanación y transformación
“Estoy recuperando mi libertad en todos los aspectos de mi vida”, afirma Kesha con una convicción renovada. Así lo compartió la cantante en su charla con Lewinsky, donde relató cómo ha transitado el proceso de sanación, el lanzamiento de su nuevo álbum bajo su propio sello discográfico y la preparación de su próxima gira, Tits Out.
Conocida mundialmente por éxitos como TikTok, Kesha compartió el momento en que recuperó los derechos legales sobre su voz, un punto de inflexión clave. “Recuperé los derechos legales de mi voz hace aproximadamente un año”, reveló. Desde que firmó su primer contrato a los 18 años, no había tenido control total sobre sus grabaciones ni sobre los términos de promoción y distribución.

La liberación llegó tras la publicación de Gag Order, producido junto a Rick Rubin. La llamada que le anunció su libertad fue, según sus palabras, un momento “surrealista”. Desde entonces, fundó su propio sello, Kesha Records, y lanzó Joyride, el primer sencillo de esta nueva era independiente.
Sanación, espiritualidad y seguridad
Durante la entrevista, Kesha profundizó en su proceso de sanación, el cual —reconoció— ha vivido en público. “Soy un trabajo en progreso. Estoy sanando en público”, confesó. Las experiencias traumáticas derivadas de litigios y exposición mediática afectaron profundamente su salud mental y física.
Frente a esto, la espiritualidad se convirtió en un salvavidas. “Algunas personas que han pasado por mucho se vuelven muy espirituales, no por elección, sino por necesidad”, explicó.
Ha recurrido a diferentes terapias, incluyendo medicina con plantas, para reconectar con su esencia. “La verdadera yo sigue ahí”, dijo, subrayando que sentirse segura es la base para crear arte genuino.

Industria musical: contratos, poder y lecciones
Kesha recordó que firmó su contrato siendo legalmente adulta, pero sin comprender las consecuencias de ceder sus derechos “en perpetuidad”. Durante años, se vio obligada a entregar música a una compañía con la que mantenía disputas legales. “Es el mayor juego mental de todos los tiempos”, confesó.
También reflexionó sobre cómo la industria —dominado históricamente por hombres— normaliza dinámicas abusivas. “Es un club de chicos, y te hacen sentir que tenés que estar de acuerdo con todo”, denunció. Esta experiencia la llevó a desarrollar una aplicación para artistas emergentes, enfocada en brindarles comunidad, educación legal y herramientas para navegar la industria con mayor autonomía.

Activismo y acompañamiento a sobrevivientes
El compromiso de Kesha con el activismo se ha intensificado a raíz de sus propias vivencias. “Si puedo usar mi voz y mi celebridad para ayudar a que la gente se sienta más segura, lo haré”, afirmó.
Un gesto claro fue la modificación de la letra de TikTok durante la gira Gag Order. “¿Vas a cambiar la primera línea de tu canción más famosa?”, le preguntaron. “Cien por ciento que sí”, respondió. Con ello, busca que sus conciertos sean espacios seguros y empáticos para sobrevivientes.
También reconoció el privilegio de haber accedido a recursos para sanar y expresó su deseo de facilitar ese camino a quienes no tienen las mismas posibilidades. “El trauma no es una broma. Arruina tu vida”, sentenció.

La gira Tits Out representa una declaración de amor propio, libertad y alegría. Nació luego de un retiro en Big Sur, donde Kesha vivió una experiencia de reconexión con su cuerpo y su entorno. “Intentaron hacerme odiar mi cuerpo, pero ahora lo amo”, afirmó.
Busca que la gira sea “un festival de alegría”, un espacio donde la comunidad pueda bailar, sanar y expresarse libremente. “En medio del caos y el trauma, lo más político que podemos hacer es amarnos a nosotros mismos y a los demás”, expresó.
Reclamando la libertad
Al cierre de la conversación, Kesha reafirmó su propósito de “reclamar la libertad” en todas las dimensiones de su vida. “No solo hablo de mi voz, sino de todo lo que me aleja de mí misma: el pasado, el trauma, las redes sociales. Estoy limpiando la casa”, declaró.
Agradeció a Monica Lewinsky por ofrecerle un espacio seguro para compartir su historia, y dejó un mensaje de esperanza: “Cada día es una oportunidad para sanar un poco más”. La historia de Kesha, tal como se relata en Reclaiming, es un testimonio de transformación, coraje y renacimiento artístico. Una voz que, tras años de lucha, vuelve a escucharse más libre y auténtica que nunca.
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