
En una reciente entrevista con el Jay Shetty Podcast, Naomi Osaka compartió los desafíos y transformaciones más profundas de su vida y su regreso al tenis luego de convertirse en madre.
La campeona de Grand Slam abordó la maternidad, la salud mental, la influencia de su familia y la riqueza de su herencia multicultural, aspectos que han definido su carrera y su crecimiento fuera de la pista. Sus reflexiones ofrecen una mirada cercana a una nueva etapa en la que encuentra sentido y equilibrio más allá de la competencia.
Un regreso diferente: maternidad e identidad renovada
Después de una pausa enfocada en su bienestar y el nacimiento de su hija, Osaka vuelve al tenis profesional con una perspectiva diferente. La familia y la importancia de sus raíces han sido determinantes en su desarrollo personal y profesional, consolidándola como referente global tanto dentro como fuera del deporte.

Durante la última década, Osaka se destacó como una figura clave, ganando cuatro Grand Slam y llegando al número uno del ranking mundial. Sin embargo, su mayor aporte puede haber sido visibilizar la salud mental en el deporte de élite.
Su retiro temporal encendió el debate sobre el autocuidado, y su regreso representa mucho más que competir: inaugura una visión centrada en la maternidad, la identidad múltiple y nuevas formas de entender el éxito.
El momento decisivo: salud mental primero
El Abierto de Francia fue el punto de inflexión. Agobiada por la presión mediática, Osaka se retiró y permaneció semanas aislada en su casa de Los Ángeles. “Sentía vergüenza, iba contra todo lo que representa un atleta”, reconoció. La incomprensión y el agotamiento emocional la llevaron a evitar cualquier contacto con el exterior. “No quería ver el mundo exterior”, afirmó.
Las reacciones no se hicieron esperar. Osaka se sintió vulnerable, aunque también aliviada: “Estoy un poco avergonzada de cómo lo manejé, pero me alegra haberlo hecho porque abrió el camino para que otros atletas hablaran”, señaló.

El apoyo de colegas, especialmente en los Juegos Olímpicos, fue fundamental: “Muchos atletas me agradecieron y me di cuenta de que no estaba sola”. Este reconocimiento colectivo le permitió superar el aislamiento inicial y entender el impacto de su testimonio.
La maternidad como motor de transformación
La maternidad supuso un desafío distinto y una profunda transformación personal. Osaka mantuvo el entrenamiento casi hasta el final del embarazo, pese a opiniones divididas. “Quizá a los siete o diez días de dar a luz, ya estaba entrenando de nuevo”, relató.
El proceso de recuperación física fue exigente, pero la motivación de regresar y el deseo de que su hija la vea jugar la impulsaron a superar obstáculos. “Mi identidad era ser tenista, ahora veo que hay mucho más en la vida”, reconoció. La relación con su hija la ayudó a relativizar los triunfos y valorar otros aspectos cotidianos: “Ya no siento que mi vida se acaba si pierdo un partido”.
El núcleo familiar ha sido fundamental en la vida de Osaka. Nacida en Japón y criada en Estados Unidos desde los tres años, vivió bajo la disciplina japonesa y la generosidad haitiana. “En Haití, la gente da aunque no tenga nada que dar”, afirmó, intentando llevar esa hospitalidad a su día a día. La disciplina se refleja incluso en sus hábitos alimenticios: evita el arroz, habitual en ambas culturas, para mantenerse en forma.

El rol de la familia fue clave desde sus inicios. Su padre, inspirado en Richard Williams, creó un “plan maestro” de entrenamiento para Naomi y su hermana, con jornadas intensivas diarias. “Pensaba que sería raro no lograrlo, porque era mi vida”, recordó. La mudanza a Florida reforzó aún más el lazo familiar ante la ausencia de otros parientes.
Referentes, expectativas y resiliencia
Las figuras clave en el deporte marcaron la trayectoria de Osaka. Serena Williams fue referente y rival: “Es la mejor tenista de todos los tiempos”, sostuvo. Recibir su mensaje tras ganar su primer Grand Slam resultó emocionante y consolidó un respeto mutuo. Kobe Bryant fue otro mentor fundamental: “Me dijo que debía ser como un león y que las opiniones de los demás son como moscas alrededor de los ojos”, compartió Osaka sobre el consejo que más la impactó.
El crecimiento deportivo trajo desafíos. Describió cómo las ruedas de prensa se volvieron impersonales: “Sentía que no me trataban como a un ser humano”. Durante mucho tiempo, se comparó con rivales y consigo misma, hasta que decidió mirar el futuro y aprender de cada experiencia.

Salud mental y el legado de ser auténtica
La salud mental sigue en el centro de su mensaje. Osaka fue pionera al destacar el valor del equilibrio emocional en el alto rendimiento: “Nunca estás solo. Siempre hay personas que se preocupan más de lo que crees”. Considera esencial pedir ayuda y señala la meditación, la escritura y el contacto familiar como herramientas para el bienestar.
Como mentora, la tenista promueve la autenticidad y la generosidad: “Compartir es cuidar y hay que intentar dejar el mundo mejor para quienes vienen después”, resume. Después de alcanzar metas deportivas y personales, Osaka se muestra confiada en su evolución y decidida a inspirar a otros. Su legado redefine el éxito, promueve la plenitud personal y busca dejar huella más allá de la pista.
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