Más de 4.000 millones de personas sufrieron al menos un mes extra de calor extremo en el último año, impulsado por el imparable avance del cambio climático. Las regiones tropicales, donde el sol ya castiga con fuerza, fueron las más golpeadas: Indonesia y Singapur vivieron 99 días adicionales de temperaturas sofocantes desde mayo de 2024, un escenario que sería impensable sin el impacto directo del calentamiento global.
Asimismo, Barbados, Haití y varios estados y territorios insulares del Caribe y el Pacífico superaron los ciento veinte días adicionales de calor.
Según Bloomberg, este fenómeno impactó especialmente a los países tropicales, donde las olas de calor son cada vez más frecuentes y prolongadas, afectando de forma desproporcionada a las comunidades más vulnerables.
El informe fue elaborado por investigadores de World Weather Attribution, Climate Central y el Centro Climático de la Cruz Roja, y analizó datos de 247 países y territorios.
Datos principales del estudio
El estudio identificó que al menos la mitad de la población mundial experimentó un aumento sustancial en la frecuencia de días con calor extremo.
Los territorios más afectados se concentran en las regiones tropicales, lo que representa un desafío considerable para la salud pública y la infraestructura de estos países.
Aumento del calor extremo: comparación entre países y regiones
Según el informe, Singapur lidera el ranking mundial con 99 jornadas adicionales de calor extremo desde mayo de 2024. Le siguen Malasia con 86 días, Hong Kong con 57 y Brasil con 47, reflejando un patrón particularmente severo en zonas tropicales.
Sin embargo, el fenómeno también se extendió más allá de esa franja geográfica: el Reino Unido experimentó 26 días más de altas temperaturas, mientras que tanto China como Estados Unidos sumaron 24 jornadas con condiciones similares.
En el este asiático, Japón y Corea del Sur contabilizaron 18 y 12 días, respectivamente, fuera de los promedios históricos.
En cuanto al impacto por regiones, varias naciones del sudeste asiático, como Indonesia y Singapur, vivieron más de tres meses consecutivos con registros térmicos anómalos.
En el Caribe y el Pacífico, países como Barbados y Haití enfrentaron un escenario igualmente alarmante, con más de un tercio del año marcado por temperaturas superiores a lo habitual, lo que tensionó de forma considerable tanto a las comunidades como a los sistemas de emergencia.
Definición y criterio técnico
Los investigadores definieron un “día de calor extremo” como aquel en que la temperatura supera el 90% del promedio histórico local, calculado entre 1991 y 2020.
Esta metodología permite medir el fenómeno en función de los parámetros climáticos propios de cada región, brindando una perspectiva más precisa sobre los cambios inducidos por el calentamiento global.
Grupos vulnerables en mayor riesgo
El informe subrayó que el impacto no se distribuye de manera uniforme. Adultos mayores, comunidades de bajos ingresos y mujeres embarazadas enfrentan mayores riesgos ante las olas de calor.
La exposición prolongada puede causar deshidratación, golpes de calor y otras complicaciones, en contextos donde el acceso a agua potable, refrigeración y atención médica es limitado.
Repercusiones en agricultura, agua y energía
El aumento sostenido de temperaturas afecta también la producción agrícola, la disponibilidad de agua y el funcionamiento de la infraestructura energética.
Las altas temperaturas reducen el rendimiento de los cultivos y agravan la escasez hídrica por la intensificación de la evaporación. Además, sistemas eléctricos y de distribución de agua enfrentan una mayor presión.
Vulnerabilidad climática de los trópicos y las islas
La investigación destacó por qué las zonas tropicales muestran una mayor sensibilidad al calentamiento. Clair Barnes, investigadora del Imperial College de Londres y miembro de World Weather Attribution, explicó a Bloomberg que “las temperaturas son menos variables en los trópicos que en las latitudes medias, lo que significa que la tendencia del cambio climático se está manifestando con mayor claridad en las regiones tropicales”.
Barnes también señaló que los pequeños estados insulares enfrentan un riesgo aún mayor, ya que los océanos circundantes retienen el calor, manteniendo temperaturas elevadas incluso en los meses tradicionalmente más frescos. Esta persistencia térmica limita las posibilidades de adaptación y agrava la exposición de millones de personas.
El estudio concluyó que los países tropicales y los estados insulares no solo están recibiendo el mayor impacto térmico, sino que también tienen menos herramientas para mitigarlo.
La combinación de recursos limitados, infraestructuras débiles y una mayor frecuencia de eventos extremos plantea retos urgentes para la seguridad y el bienestar de estas poblaciones.
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