
El sector marítimo global, responsable del 3% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, comienza a implementar soluciones tecnológicas que prometen reducir su impacto ambiental sin necesidad de sustituir el combustible fósil.
Entre las alternativas emergentes, detalla un informe de Bloomberg, se encuentran sistemas de inteligencia artificial, sensores oceánicos y dispositivos de captura de carbono a bordo.
Más del 80% del comercio mundial se transporta por mar, convirtiendo a este sector en una pieza clave del engranaje económico global.
Sin embargo, el desafío de descarbonizar la industria marítima es inmenso. La adopción generalizada de combustibles bajos en carbono se perfila como un proceso largo que podría extenderse durante décadas.
Mientras tanto, empresas tecnológicas y navieras exploran vías para reducir las emisiones mediante herramientas innovadoras que optimizan las rutas y aprovechan mejor los recursos existentes.
Boyas inteligentes y software de navegación
Una de las soluciones más prometedoras proviene de Sofar Ocean Technologies, una empresa emergente con sede en San Francisco. Esta compañía fabrica las boyas Spotter, dispositivos que miden en tiempo real variables como la temperatura del mar, la presión atmosférica, el viento y las condiciones de oleaje. Actualmente, existen alrededor de 500 boyas desplegadas en mar abierto y otras 2.000 en aguas costeras.
Los datos obtenidos se integran en Wayfinder, una plataforma de predicción y optimización de trayectos marítimos. Este sistema, definido por Sofar como un “Google Maps para barcos”, permite a las embarcaciones modificar sus rutas para consumir menos combustible y evitar condiciones adversas. La herramienta es utilizada por navieras norteamericanas y asiáticas.

Los resultados concretos reflejan el impacto de esta tecnología. En un viaje de la naviera Berge Bulk, el sistema permitió un ahorro de USD 13.000 en combustible y evitó la emisión de 11 toneladas de dióxido de carbono.
Según la empresa, el ahorro promedio por viaje durante 2024 fue de USD 17.700 y una reducción de 65 toneladas de CO₂. En algunos casos, la disminución del consumo alcanza entre 3% y 9%.
Nuevas funciones para proteger la biodiversidad
A partir de junio, las boyas Spotter incorporarán hidrófonos y sistemas de inteligencia artificial capaces de registrar sonidos submarinos, como el canto de ballenas, el paso de embarcaciones o incluso el impacto de gotas de lluvia.
Estas mejoras permitirán detectar la presencia de mamíferos marinos en tiempo real, con el objetivo de alertar a los capitanes y reducir el riesgo de colisiones, especialmente en rutas comerciales de alto tráfico donde estas especies suelen desplazarse.

“Estamos abriendo un mundo completamente nuevo de observación y pronóstico científico”, explicó Tim Janssen, director ejecutivo de Sofar Ocean Technologies a Bloomberg.
En caso de que un hidrófono detecte el canto de una ballena, el sistema de IA identificará automáticamente la fuente del sonido y enviará una alerta a las embarcaciones cercanas, lo que representa un paso significativo en la integración de tecnologías oceánicas para la protección de la biodiversidad marina.
Aprovechar el viento con velas modernas
La compañía Berge Bulk también adoptó otra estrategia para reducir emisiones: la instalación de WindWings, unas velas rígidas que funcionan como alas de avión verticales.
Colocadas sobre la cubierta del carguero Berge Olympus, estas velas capturan la sustentación del viento para reducir el uso del motor.

Cuando las condiciones meteorológicas son favorables, el uso de estas velas permite disminuir el consumo en 6 toneladas métricas de combustible y evita la emisión de 20 toneladas de CO₂ por trayecto.
Esta tecnología está siendo considerada por otras navieras como una opción viable para mejorar la eficiencia energética sin modificar el sistema de propulsión.
Captura de carbono en alta mar
Otra vía tecnológica es la captura de carbono a bordo. La empresa Value Maritime, con sede en Países Bajos, ofrece un sistema que elimina hasta el 30% del dióxido de carbono de los gases de escape de los buques. Este CO₂ se almacena en tanques especiales para su descarga posterior en puerto.
En paralelo, compañías marítimas del Reino Unido y Estados Unidos impulsan tecnologías similares orientadas a reducir las emisiones del transporte marítimo sin afectar significativamente el consumo energético.
Estas iniciativas buscan aplicar sistemas de captura de carbono a bordo que resulten viables tanto técnica como económicamente para las navieras.
Una variante más disruptiva es la propuesta de Calcarea, una empresa estadounidense que convierte el dióxido de carbono en bicarbonato usando piedra caliza.
Este proceso, que se ensaya actualmente en un proyecto piloto en el puerto de Los Ángeles, permitiría capturar hasta el 50% del CO₂ emitido por los buques.
Sin embargo, una de las preocupaciones en torno a esta solución es el posible aumento de la acidez del agua marina, lo que podría afectar a los ecosistemas oceánicos.
Visiones desde el sector
El director ejecutivo de Berge Bulk, James Marshall, señaló a Bloomberg que su empresa apuesta por dos líneas de acción: “la eficiencia energética y la captura de carbono”.
Por su parte, Valerie Thomas, profesora del Instituto Tecnológico de Georgia, subrayó que “no se trata solo del combustible, otras innovaciones también pueden marcar una diferencia significativa en la lucha contra el cambio climático“.
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