Qué es la rumiación mental y cuáles son los tres psicohábitos clave para cortar con el ciclo negativo

Este ciclo de pensamientos impacta en la salud emocional y el bienestar. Desde reconocer el inicio del patrón hasta replantear las preguntas para buscar soluciones, cómo enfrentar esta “trampa cognitiva” para ganar calma y claridad

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(Imagen Ilustrativa Infobae)
(Imagen Ilustrativa Infobae)

Sentirse atrapado en una cadena de pensamientos negativos resulta una experiencia común para muchas personas. Este fenómeno, conocido como rumiación, constituye una verdadera trampa mental que incrementa la ansiedad y dificulta el bienestar emocional.

De acuerdo con expertos citados por Psicología y Mente, la rumiación no implica una reflexión útil, sino una repetición pasiva de ideas asociadas al malestar, lo que impide encontrar soluciones. Ante este desafío, existen estrategias prácticas que facilitan recuperar la calma mental, como los tres psicohábitos que este medio especializado recomienda.

La rumiación se define como una respuesta cognitiva basada en pensamientos repetitivos y pasivos enfocados en la incomodidad emocional, los síntomas de angustia o el análisis de causas y consecuencias de un problema, sin buscar soluciones. Harvard Health asocia este patrón con la ansiedad y la depresión, y advierte sobre sus consecuencias negativas tanto en la salud mental como física.

Identificar pensamientos negativos repetitivos, practicar
Identificar pensamientos negativos repetitivos, practicar ejercicios de redirección y reestructurar el enfoque son las estrategias recomendadas por psicólogos para recuperar la calma emocional y frenar el impacto del malestar.

Esta descripción del fenómeno fue impulsada por la psicóloga Susan Nolen-Hoeksema en un estudio publicado en el Journal of Abnormal Psychology, donde analizó cómo este ciclo de pensamientos persistentes potencia los síntomas depresivos en distintos grupos poblacionales.

Mayo Clinic advierte que, aunque el término “rumiación” en psicología se refiere específicamente a la repetición frecuente e involuntaria de pensamientos negativos relacionados con el malestar emocional.

Entre los factores que favorecen la instalación de la rumiación aparece su origen durante la infancia o adolescencia, etapas en las que estos síntomas suelen normalizarse ante la falta de recursos o desconocimiento para buscar ayuda.

Las rumiaciones mentales o bucles
Las rumiaciones mentales o bucles de pensamiento ocurren cuando una persona es incapaz de desprenderse del diálogo interno, dándole vuelta una y otra vez a lo mismo. (Freepik)

Con el tiempo, esos patrones se vuelven una forma habitual de afrontar el malestar. Además, la rumiación suele relacionarse con los llamados Esquemas Desadaptativos Tempranos: creencias rígidas y profundas formadas en la infancia que disparan ciclos negativos en la adultez, según indican los expertos.

Por ejemplo, si los pensamientos recurrentes giran en torno al miedo al rechazo, puede activarse un esquema de abandono o defectuosidad. Así, la rumiación no representa solo un síntoma sino una manifestación de creencias limitantes que se refuerzan con el pensamiento repetitivo.

Este enfoque fue desarrollado en profundidad por el psicólogo Jeffrey Young en su manual sobre terapia de esquemas, donde describe cómo las creencias tempranas condicionan mecanismos de afrontamiento y pueden estar en la base de numerosos problemas emocionales actuales.

Psicohábitos para abordar la rumiación

Psicólogos proponen desde técnicas de
Psicólogos proponen desde técnicas de pausa mental hasta respiración y reformulación de creencias como herramientas efectivas para lograr mayor bienestar (Imagen Ilustrativa Infobae)

Para enfrentar la rumiación de forma eficaz, expertos consultados por Psicología y Mente sugieren tres psicohábitos que combinan técnicas de terapia cognitivo-conductual y de tercera generación, con énfasis en la autogestión y el mindfulness.

La efectividad de estas herramientas fue respaldada por trabajos clínicos de Jon Kabat-Zinn y Zindel Segal, ambos reconocidos por su aporte en la integración del mindfulness en contextos terapéuticos.

1. Reconocimiento (Pausa Consciente): el primer paso consiste en identificar el momento en que la mente inicia el ciclo rumiativo. Señales como repetir mentalmente la pregunta “por qué” o repasar insistentemente un evento pasado indican que se ha activado este patrón. En este punto, se recomienda etiquetar el pensamiento con frases como “Alto. Esto es rumiación. No es útil”, lo que favorece tomar distancia y comenzar a gestionar el proceso de manera activa.

Persona caminando descalza sobre superficie
Persona caminando descalza sobre superficie natural, disfrutando del contacto con la tierra y la sensación de libertad. - (Imagen Ilustrativa Infobae)

2. Redirección: este hábito implica desviar la atención hacia actividades incompatibles con la rumiación. Dos alternativas eficaces son centrar la atención en la respiración diafragmática —inhalando por la nariz y exhalando por la boca, cinco veces— o enfocarse en tareas que requieran concentración sensorial, como leer, cantar, resolver un puzle o caminar prestando atención a los estímulos del entorno. Estas acciones colaboran para reducir la activación de la ansiedad e interrumpir el flujo de pensamientos negativos. Estrategias de este tipo fueron validadas en investigaciones de Thomas D’Zurilla sobre solución de problemas en psicología clínica.

3. Reestructuración: una vez reducida la intensidad emocional, se propone transformar la pregunta “¿por qué?” —centrada en el pasado y la culpa— en un “¿Qué ahora?”, o “¿cómo?”, que abre posibilidades de solución y visión hacia el futuro. Por ejemplo, cambiar “¿por qué siempre me equivoco?”, por “¿qué puedo aprender de este evento?”, o “¿qué acción útil puedo realizar ahora?”. A su vez, se aconseja cuestionar la creencia que alimenta la rumiación, identificar el miedo principal y responder desde una perspectiva más realista y compasiva.

Impacto positivo de los psicohábitos

La puesta en práctica de estos tres psicohábitos, de acuerdo con los expertos consultados por Psicología y Mente, le enseña a la mente que existen formas más seguras y efectivas de afrontar el malestar.

Al ejercitar el reconocimiento, la redirección y la reestructuración, es posible disminuir la ansiedad inmediata y debilitar las creencias limitantes arraigadas en la vida emocional. Cada vez que una persona logra frenar el ciclo de la rumiación, avanza hacia una mayor libertad mental y emocional.