Las peleas entre hermanos puede fortalecer la empatía y la autonomía infantil, según una psicóloga reconocida

La especialista Becky Kennedy explicó en su pódcast “Good Inside” que los desacuerdos internos, lejos de ser negativos, ofrecen a los niños oportunidades para desarrollar habilidades sociales y emocionales fundamentales

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La psicóloga y escritora Becky
La psicóloga y escritora Becky Kennedy destacó que la rivalidad entre hermanos es normal y puede ser saludable para el desarrollo emocional infantil (Freepik)

En muchos hogares, la rivalidad entre hermanos se manifiesta en discusiones por objetos aparentemente triviales, como un juguete olvidado o el asiento preferido en el auto. Esta escena, tan común y a menudo frustrante para padres y cuidadores, fue el punto de partida del episodio más reciente del pódcast Good Inside, conducido por la psicóloga Becky Kennedy.

Desde su experiencia profesional y personal, la especialista abordó la naturaleza de estos conflictos, desmitificó sus causas y ofreció estrategias prácticas para gestionarlos, subrayando que la rivalidad entre hermanos no solo es normal, sino que puede resultar beneficiosa para el desarrollo emocional de los hijos.

Durante el episodio, Kennedy enfatizó que las disputas no suelen girar en torno a los objetos, sino que responde a necesidades emocionales más profundas. “La rivalidad entre hermanos es normal. De hecho, en muchos sentidos es saludable”, afirmó la psicóloga en su programa.

Según su análisis, estos enfrentamientos reflejan inseguridades, deseos de conexión y la búsqueda de un lugar propio dentro del sistema familiar. Lejos de ser un síntoma de fracaso parental, estos conflictos ofrecen una oportunidad para comprender mejor a los hijos y fortalecer sus habilidades sociales.

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Kennedy explicó que los conflictos entre hermanos reflejan necesidades emocionales profundas y ofrecen oportunidades para fortalecer la empatía y la autonomía (Good Inside)

Metáfora del “segundo cónyuge” y significado emocional

Para ilustrar el impacto emocional que supone la llegada de un nuevo hermano, la experta recurrió a una metáfora desarrollada por las autoras Adele Faber y Elayne Mazlish. Invitó a imaginar la reacción de una esposa ante la noticia de que su pareja traerá a casa a una “segunda esposa”, con la expectativa de que ambas se conviertan en grandes amigas y compartan la atención del marido.

Kennedy relató cómo, en este escenario, la esposa original podría sentirse desplazada, incomprendida y celosa, emociones que suelen experimentar los hijos mayores ante la llegada de un nuevo hermano. Sobre esto, explicó: “De repente, la atención y el tiempo del cónyuge se reparten, y la recién llegada acapara la admiración de todos”.

Esta metáfora, según la autora de psicología, ayuda a los padres a empatizar con el proceso de adaptación de sus hijos y a comprender que los celos y la frustración forman parte natural de la transición.

Causas profundas e influencia del orden de nacimiento

Más allá de la metáfora, la psicóloga profundizó en las causas subyacentes de la rivalidad. Explicó que, en muchos casos, los niños recurren a la competencia y la comparación como una forma de expresar inseguridad o de reclamar atención. “Cuando los niños dudan de su lugar en la familia o se sienten menos conectados, su hermano puede pasar de ser un compañero a convertirse en un rival”, señaló.

En este sentido, los conflictos entre hermanos funcionan como un termómetro emocional, revelando necesidades no satisfechas y ofreciendo a los padres la oportunidad de intervenir con comprensión en lugar de frustración.

El orden de nacimiento influye
El orden de nacimiento influye en la dinámica familiar y en la forma en que los niños buscan su lugar y expresan sus emociones (Freepik)

De acuerdo con la experta, el orden de nacimiento también desempeña un papel relevante en la dinámica familiar. Los hijos mayores suelen recibir una atención constante durante sus primeros años, lo que puede fomentar en ellos una tendencia a complacer y a ser más reservados.

En contraste, los hermanos que llegan después encuentran un entorno donde la atención ya se reparte, lo que puede influir en su expresividad emocional y en la forma en que buscan su lugar en la familia. La psicóloga ilustró cómo, en ocasiones, los padres refuerzan roles rígidos al etiquetar a un hijo como “el generoso” y al otro como “el egoísta”, lo cual limita la flexibilidad y el desarrollo equilibrado de ambos.

“Para que un niño aprenda a compartir, a veces es necesario que su hermano también aprenda a decir que no”, reflexionó, invitando a los padres a cuestionar las etiquetas y a fomentar la diversidad de cualidades en sus hijos.

La experta sugirió a los
La experta sugirió a los padres evitar etiquetas rígidas y fomentar la diversidad de cualidades entre sus hijos para un desarrollo equilibrado (Imagen ilustrativa Infobae)

Consejos prácticos para padres y gestión de conflictos

En la sección de preguntas y respuestas, Becky Kennedy abordó inquietudes frecuentes de su audiencia, como el temor a favorecer a un hijo sobre otro o la duda sobre cuándo intervenir en las peleas. Recomendó a los padres responder con curiosidad en lugar de intentar demostrar que no existe favoritismo, validando los sentimientos de los hijos y abriendo un espacio para el diálogo.

Respecto a la intervención en los conflictos, subrayó que la prioridad debe ser la seguridad física y emocional: “Intervengo de manera firme cuando hay riesgo de daño o situaciones de acoso, pero en desacuerdos menores, dejo que los niños intenten resolverlos por sí mismos”. De este modo, los hijos desarrollan habilidades de negociación y autonomía, en lugar de depender siempre de la mediación adulta.

También advirtió sobre el riesgo de que los padres asuman el rol permanente de árbitros en los conflictos entre hermanos. Si cada disputa termina con la intervención inmediata del adulto, los niños no adquieren las herramientas necesarias para gestionar sus diferencias.

“Queremos que nuestros hijos aprendan a resolver conflictos, no que dependan de nosotros para cada desacuerdo”, afirmó la psicóloga, animando a los padres a dar espacio y tiempo para que los hermanos practiquen estas habilidades.

La rivalidad entre hermanos, lejos
La rivalidad entre hermanos, lejos de ser un fracaso parental, representa una oportunidad para el aprendizaje y el crecimiento familiar (Freepik)

En el cierre del episodio, Becky Kennedy recordó que la rivalidad entre hermanos no representa un fracaso en la crianza ni un problema que deba erradicarse a toda costa. Más bien, constituye una oportunidad para que los padres comprendan mejor a sus hijos.

Con esta perspectiva planteada en el pódcast de Good Inside, los momentos de conflicto se transforman en escenarios de aprendizaje y crecimiento mutuo, tanto para los niños como para los adultos que los guían.