
En estos cambios de clima, es muy factible contraer gripe debido a las variaciones de temperatura que debilitan las defensas del organismo y favorecen la circulación de virus respiratorios. Ante este escenario, reforzar las medidas de higiene en casa se vuelve esencial para evitar la propagación del virus entre quienes conviven.
El virus de la gripe puede permanecer activo hasta 48 horas en superficies domésticas, lo que transforma la limpieza posterior a la enfermedad en una acción básica para evitar nuevos contagios. Aunque muchas personas se enfocan en los sitios más evidentes, existen objetos y zonas habitualmente ignoradas que pueden facilitar la transmisión viral, según advierten expertos citados por healthline.
Adoptar una estrategia de higiene que incluya desde superficies de alto contacto hasta textiles y dispositivos electrónicos es clave para proteger la salud familiar.
La alta capacidad de contagio del virus de la gripe
Limpiar tras la gripe es crucial por la facilidad de transmisión del virus y su capacidad de supervivencia en distintas superficies. Una investigación publicada en Nature Scientific Reports demostró que los virus de la gripe pueden permanecer viables en superficies como vidrio, acero inoxidable y plástico hasta 24 horas en condiciones ambientales habituales. Esta persistencia permite que el virus se transfiera fácilmente a las manos y, de ahí, a mucosas, facilitando nuevos contagios incluso después de varias horas del contacto inicial.

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la limpieza y desinfección de superficies tocadas con frecuencia sigue siendo fundamental para reducir la propagación del virus en el hogar. Según explican expertos de healthline, aunque el contacto directo con personas enfermas es la vía principal de transmisión, los objetos y superficies compartidas siguen representando un foco importante de riesgo.
Limpieza versus desinfección: pasos esenciales
Antes de comenzar, es fundamental diferenciar conceptos. Limpiar significa eliminar suciedad y gérmenes con agua y jabón, mientras que desinfectar implica utilizar productos específicos, como sprays, toallitas o soluciones, para eliminar microorganismos residuales. Expertos de healthline y en virología recomiendan primero realizar una limpieza minuciosa y luego usar el desinfectante siguiendo las instrucciones del fabricante para garantizar su eficacia y mantener la integridad de los materiales.

Las superficies de alto contacto requieren máxima atención. Manijas de puertas, interruptores de luz, celulares, controles y barandales suelen acumular mayor cantidad de gérmenes. Si la persona enferma utilizó el vehículo familiar, también es necesario higienizar volante, manijas, pantallas, asientos y cinturones de seguridad. Usar toallitas desinfectantes facilita este proceso, aunque es fundamental respetar el tiempo de acción del producto. Tras cada limpieza, se aconseja un lavado de manos riguroso.
La acumulación de vasos, platos y utensilios es frecuente durante una enfermedad. Deben lavarse en agua caliente con detergente o en lavavajillas. Según expertos de CDC y Healthline, se deben limpiar y desinfectar tiradores de refrigerador, armarios, interruptores, encimeras, fregadero, grifos y electrodomésticos como microondas u hornos. El cubo de basura también puede convertirse en reservorio viral si no se limpia correctamente.
Baño y textiles: desinfección a fondo
El baño es otro punto crítico, se comparta o no. Se deben limpiar todas las superficies duras con agua tibia y jabón: grifos, lavabos, encimeras, interruptores, bañeras, duchas, inodoros y suelos. Los expertos de healthline sugieren no olvidar soportes de cepillos de dientes ni cajas de pañuelos, e incluso considerar reemplazar los cepillos tras la enfermedad.

Los textiles también pueden albergar el virus. El CDC afirma que es seguro mezclar la ropa del enfermo con la de otros miembros, siempre que se utilice la temperatura más alta permitida y se asegure un secado completo.Los cestos para ropa sucia deben limpiarse o desinfectarse adecuadamente.
Dormitorios, juguetes y dispositivos electrónicos: focos invisibles
En los dormitorios hay que limpiar pomos, interruptores, mesas, estructuras de cama y suelos. Las alfombras deben aspirarse y las superficies duras fregarse. Si un niño estuvo enfermo, conviene lavar los juguetes blandos en lavadora, dentro de una funda de almohada, y limpiar los juguetes duros antes de desinfectarlos.
Los dispositivos electrónicos acumulan gran cantidad de gérmenes. Un estudio en Germs reveló que alrededor del 68% de los móviles portan microorganismos dañinos. Para su limpieza, es aconsejable usar un paño suave ligeramente humedecido con agua y jabón, o una toallita desinfectante. Se desaconsejan productos con alcohol para no dañar las pantallas. Las fundas extraíbles facilitan la tarea e inclinarse por limpiar también teclados, mandos, ordenadores y tabletas.

Por último, mantener la ventilación en el hogar contribuye a reducir la concentración de gérmenes en el aire. Si la temperatura lo permite, abrir las ventanas antes y después de limpiar ayuda a renovar el ambiente y disminuir el riesgo de contagio, además de disipar los vapores de los desinfectantes.
El autocuidado es esencial. Si la recuperación no es completa, los expertos de healthline recomiendan aplazar la limpieza profunda o pedir ayuda a convivientes o profesionales. Usar guantes y mascarilla durante la desinfección y respetar las instrucciones de cada producto protege a toda la familia.
Atender las superficies de contacto, el manejo de textiles y dispositivos electrónicos, junto a ventilación y autocuidado, forman la base para mantener el hogar protegido y minimizar el riesgo de contagio en temporada de gripe.
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