
La creatina se consolidó en los últimos años como el suplemento preferido de una la generación. Según el Council for Responsible Nutrition (CRN), el consumo de esta sustancia entre menores de 35 años en Estados Unidos creció casi un 40% en los últimos cinco años.
Este auge responde a la eficacia comprobada, un perfil de seguridad avalado por décadas de estudios y la facilidad de acceso. No solo atrae a deportistas: su popularidad cruza edades, géneros y niveles de actividad física.
En sus orígenes, la creatina estuvo asociada a atletas de alto rendimiento y culturistas. Sin embargo, hoy se democratizó e integra la rutina de adolescentes, adultos jóvenes y personas enfocadas en la salud general.
The New York Times destaca cómo plataformas sociales como TikTok y YouTube han amplificado la tendencia, mostrando historias reales de quienes buscan mejores resultados en el gimnasio, desmitificando sus riesgos y promoviendo correctas pautas de uso.
¿Por qué la creatina es tendencia?

La principal razón es la solidez de la evidencia científica. La revista Nutrients publicó que la creatina es el suplemento deportivo más estudiado y recomendó su uso para rendimiento físico y recuperación muscular.
Investigaciones recientes de la Universidad de Baylor, expuestas en el Journal of the International Society of Sports Nutrition, concluyen que la creatina no solo contribuye a la ganancia de fuerza y masa muscular, sino que también favorece la función cerebral y la salud ósea.
En Argentina, el interés por la creatina continúa en ascenso y sigue las dinámicas globales y latinoamericanas. En ese tono, Brasil, México y Argentina concentran más del 70% del consumo de suplementos en la región, y se proyecta una expansión anual del 8,4% hasta 2028, según un informe de The Food Tech.
El suplemento ganó terreno no solo entre deportistas y jóvenes, sino también entre mujeres, adultos mayores y adolescentes, con un interés creciente en sus beneficios para la salud general, la cognición y la masa muscular. La diversificación de consumidores argentinos se observa en gimnasios, redes sociales y farmacias, donde la creatina se posiciona como el suplemento de mayor dinamismo comercial.
Diversidad de usuarios y aplicaciones

El perfil de quienes consumen creatina se diversificó notablemente. Más mujeres se suman a la tendencia, motivadas por estudios que evidencian efectos positivos en la salud cognitiva y densidad ósea. En testimonios recopilados por The Guardian, mujeres jóvenes relatan cómo superaron prejuicios históricos y eligieron la creatina no solo para el gimnasio, sino como herramienta para el bienestar integral.
En el mundo médico, la creatina comenzó a investigarse como apoyo en la rehabilitación de lesiones y enfermedades neuromusculares. Harvard Health Publishing advierte que estudios actuales indagan su potencial para optimizar la energía cerebral y retrasar el deterioro cognitivo en adultos mayores, ampliando sus aplicaciones más allá del mundo deportivo.
Seguridad y mitos en debate
La seguridad de la creatina está sólidamente documentada. La Asociación Dietética Británica clasifica la creatina como “segura para uso prolongado en dosis recomendadas” y destaca que no existen pruebas de daño renal en personas sanas. WebMD desmiente supuestos efectos secundarios frecuentes: “No hay evidencia científica de que la creatina cause calvicie ni deshidratación en individuos saludables”.
Darren Candow, profesor de la Universidad de Regina y experto citado por The Washington Post, afirma: “La creatina es uno de los suplementos más seguros jamás estudiados, siempre que se respete la dosificación adecuada”.

La creatina despliega su máximo potencial cuando se combina con entrenamiento de fuerza. Utilizar el suplemento sin ejercicio apenas genera beneficios, ya que el estímulo muscular a través de cargas progresivas sigue siendo esencial para el crecimiento muscular y el incremento de fuerza.
Un fenómeno global
Las ventas globales de creatina superaron 550 millones de dólares en 2023 y para 2028 podrían alcanzar los 900 millones, según MarketsandMarkets. El interés atraviesa fronteras y edades: cada vez más adultos mayores utilizan creatina para sostener la masa muscular y la independencia funcional, en línea con recomendaciones de expertos sobre envejecimiento saludable.
Nuevos estudios, como el publicado por la Universidad de São Paulo en Frontiers in Nutrition, exploran otros beneficios potenciales, incluyendo la mejoría en el metabolismo de la glucosa en personas con prediabetes y el posible refuerzo del sistema inmune. Estos hallazgos refuerzan la tendencia de adoptar la creatina como un aliado del bienestar integral.
El auge de la creatina refleja un cambio cultural y científico: dejó de ser un producto reservado para fisicoculturistas y atletas y se posicionó como una herramienta segura, económica y eficaz para quienes priorizan su salud y rendimiento físico.
Aunque no es indispensable —la base sigue siendo el ejercicio, la alimentación balanceada y el descanso—, la creatina se afianza como el suplemento predilecto para quienes buscan potenciar resultados y sumar opciones prácticas y accesibles a su rutina de bienestar.
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