
Las dominadas destacan como uno de los ejercicios más representativos de la fuerza y el acondicionamiento físico en el entrenamiento con peso corporal. Según explicó a Men’s Health el entrenador experto Ebenezer Samuel, este movimiento básico no solo fortalece intensamente la espalda, sino que también sirve como una prueba concreta de capacidad en el mundo real.
Sin embargo, lograr una buena ejecución de dominadas puede ser todo un reto, en gran parte porque la dificultad depende en gran medida del peso corporal. Más allá de la masa muscular, una persona más ligera suele tener más facilidad para hacer repeticiones, mientras que a mayor peso, el desafío se incrementa, incluso si el peso corresponde a músculo. Otros factores como la longitud de los brazos y la técnica influyen directamente en los resultados.
En este contexto, la proporción entre peso corporal, habilidad y fuerza resulta determinante. Samuel subraya que, aunque todos pueden aspirar a mejorar en las dominadas, los inicios suelen ser duros, especialmente para quienes nunca han completado una repetición. Superar la falta de familiaridad con la barra es el primer escalón en el desarrollo de esta habilidad. Al tratarse de un ejercicio exigente, establecer un plan de progresión inteligente marca la diferencia para avanzar.
Respecto al número de dominadas que debe alcanzar un hombre en buena forma física, la respuesta, de acuerdo con Ebenezer Samuel, es relativa, ya que depende de las características físicas y la calidad de ejecución.
“Determinar un número determinado de dominadas es difícil porque depende del peso corporal, la longitud de los brazos, la técnica y otros factores”, dice Samuel.

Sin embargo, como referencia práctica, el experto considera que cinco dominadas estrictas representan una meta realista y sólida para la mayoría. Esta cifra se basa en una ejecución impecable: suspensión total, tirón controlado hasta que la barbilla sobrepase la barra y descenso lento de, al menos, dos segundos. Tal control, además de asegurar mayor desarrollo muscular y de fuerza, disminuye el riesgo de lesión y favorece el progreso a largo plazo.
La técnica estricta es clave, pues las repeticiones completas, sin rebotes ni balanceos, resultan más efectivas que la suma de movimientos incompletos. El descenso paulatino coincide con la evidencia actual que destaca la importancia de la fase excéntrica (cuando el músculo se alarga bajo tensión).
Para quienes nunca han hecho una dominada, el primer objetivo es conseguir una repetición limpia. Alcanzado este hito, el siguiente paso es aspirar a conseguir entre ocho y diez repeticiones con buena forma. Un aspecto importante es adaptar las expectativas al contexto personal: para personas más corpulentas, cada repetición adicional supone un reto mayúsculo y un indicador genuino de progreso.
Existen diversas estrategias y ejercicios que ayudan a alcanzar la primera dominada. Samuel recomienda la constancia diaria e integrar movimientos complementarios en la rutina. “La dominada es una habilidad, y tendrás que entrenarla como tal, practicándola a diario”, indica.

El agarre estático en la barra permite, mediante la contracción de los músculos de la espalda y el mantenimiento de la posición alta, fortalecer la base necesaria. Las dominadas excéntricas, donde se controla el descenso desde la posición con la barbilla por encima de la barra, entrenan la musculatura responsable del movimiento, progresivamente adaptando el cuerpo a la exigencia del ejercicio.
El remo invertido, que trabaja en un rango horizontal y permite ajustar la dificultad, es otro aliado importante en esta fase de iniciación. La progresión se construye sobre repeticiones controladas e incrementos gradual de la dificultad, enfatizando la técnica en cada etapa.
“Especialmente si tu objetivo es desarrollar músculo y fuerza, necesitarás esa fase de descenso de dos segundos", dice Samuel, quien agregó: “Esto te arruinará los resultados, pero también te permitirá obtener mucho más de la dominada”.
El descenso de dos segundos coincide con la investigación actual sobre entrenamiento de fuerza, que enfatiza la parte del movimiento donde los músculos se estiran más. Durante una dominada, esto ocurre cuando el cuerpo está más cerca del suelo. “Esta es la parte más difícil de la dominada. No desperdicies ese momento, incluso si tus resultados se ven afectados”, señala Samuel.

Superado el primer obstáculo, asumir el salto de una a diez dominadas requiere meses de trabajo y métodos específicos. El ejercicio de baja repetición, en el que se realizan varias series de pocas repeticiones, promueve la fuerza máxima y la familiarización con el movimiento completo.
En tanto, las dominadas asistidas con bandas de resistencia permiten practicar el movimiento completo con menos peso corporal, facilitando el aprendizaje técnico y el aumento gradual de la fuerza. Mientras que las dominadas escapulares refuerzan la postura y los grupos musculares estabilizadores, esenciales para un desempeño eficiente.
Por último, el ejercicio de descanso-pausa, que alterna pequeñas tandas dentro de una misma serie, fomenta tanto la tolerancia al volumen como la capacidad de recuperarse rápidamente.
Cuando se domina una base sólida de repeticiones, llega el momento de buscar nuevas estrategias para mejorar la intensidad y la frecuencia del trabajo. Añadir peso es la forma más directa de incrementar la dificultad: ya sea con chalecos lastrados, mancuernas entre los pies o discos sujetos a un cinturón, la resistencia extra obliga al cuerpo a adaptarse y ganar fuerza.
Las repeticiones parciales en el tramo inferior del movimiento son otra herramienta que, al extender el tiempo bajo tensión en la fase más desafiante, estimula significativamente el crecimiento muscular. Además, incrementar la frecuencia semanal de entrenamiento de dominadas potencia la adaptación y favorece la mejora continua, siempre que la recuperación esté garantizada.
Diversificar el entrenamiento con diferentes esquemas de repeticiones, programa de periodización y alternancia de técnicas orientadas a fuerza, resistencia o hipertrofia, contribuye a mantener el progreso. El entrenamiento planificado y la constancia transforman a la dominada, un ejercicio temido y desafiante, en un eficaz aliado para quienes buscan fuerza, control corporal y avance real en su capacidad física.
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