
“Nuestros niños son la generación menos floreciente que conocemos”, advirtió Jonathan Haidt, psicólogo social y profesor en la Universidad de Nueva York, en una charla para el podcast The Ezra Klein Show.
Sobre estas tendencias, diversas investigaciones vincularon la exposición temprana a pantallas y redes sociales con dificultades de atención, retrasos en el lenguaje y problemas de socialización entre niños y adolescentes.
En su libro The Anxious Generation, publicado en marzo de 2023 y aún presente en las listas de más vendidos, el especialista Haidt generó un debate sobre la salud mental infantil y el rol de los dispositivos digitales.

Un giro cultural en la infancia
Jonathan Haidt, reconocido por sus estudios sobre psicología moral, sostiene que la infancia fue “reconfigurada” a partir de los años noventa. En la entrevista con el periodista Ezra Klein, del medio The New York Times, explicó que el miedo al peligro y la pérdida de confianza comunitaria dieron paso a una crianza más controladora.
El psicólogo describió una infancia previa marcada por la autonomía y la socialización espontánea. “Antes, los niños jugaban en grupo, aprendían a cuidarse y a resolver conflictos sin la supervisión constante de adultos”, sostuvo.
Sin embargo, esta dinámica cambió con el aumento de la vigilancia parental y la disminución del juego independiente. Sumado al avance tecnológico: primero la televisión por cable, luego los videojuegos; y luego, internet, smartphones y redes sociales.
Salud mental en cifras alarmantes
El diagnóstico de Haidt se apoya en datos preocupantes. De acuerdo con cifras citadas por The Ezra Klein Show, el 50% de los adolescentes en Estados Unidos afirma estar en línea “casi constantemente”. Además, el 40% de los niños entre 8 y 12 años ya tiene su propio iPad.
Haidt explicó que a los 5 años, el cerebro infantil alcanza el 90% de su tamaño adulto, con más neuronas que en cualquier otra etapa. Las conexiones que se forman dependen de las experiencias vividas, y es por ello que planteó: “Si un niño trepa árboles, su cerebro se adapta a eso; si desliza el dedo por una pantalla, también”.
Según el autor, esto impulsó una generación con dificultades para concentrarse, socializar y gestionar sus emociones. Docentes de preescolar reportan aumentos en los retrasos del lenguaje y los problemas de socialización, fenómenos atribuidos al uso excesivo de pantallas. “La mayor parte de la vida de los adolescentes está ahora controlada por unas pocas grandes empresas tecnológicas”, enfatizó Haidt.

Nuevas leyes y presión social
La magnitud del problema desencadenó una respuesta legislativa. The Ezra Klein Show informó que estados como Florida, Utah y Nueva York implementaron leyes para restringir el uso de celulares en escuelas.
Asimismo, el movimiento por escuelas sin teléfonos se expande con rapidez. “El número uno de los pasos que están tomando los estados es tan fácil y obvio que no cuesta nada: escuelas sin teléfonos”, afirmó el investigador. En Nueva York, por ejemplo, se tramitan proyectos de ley para que los alumnos entreguen sus dispositivos al ingresar al aula. Medidas similares fueron adoptadas por Australia e Indonesia.
Esta presión también proviene de las familias. Existe una “revolución de padres” que buscan recuperar el control en el hogar. “La vida familiar se convirtió en una batalla constante por el control de los dispositivos”, señaló el autor.
Una moral compartida en crisis
Más allá de lo regulatorio, Haidt planteó un debate cultural. Según su análisis, la sociedad perdió los marcos morales compartidos que antes guiaban la crianza. A propósito de esto, advirtió: “Intentar criar a los hijos sin un marco moral no funciona”. En el pasado, existía una estructura clara de valores transmitidos de generación en generación.
El psicólogo advirtió que la moralidad solo funciona si es compartida, como ocurre con el lenguaje. “No se puede tener una moralidad individual, igual que no se puede tener un idioma propio. Las redes sociales fragmentan ese marco en millones de pequeños fragmentos sin sentido”, concluyó.

Cuatro normas para recuperar la infancia
Ante este panorama, Haidt propuso cuatro normas fundamentales:
- Retrasar el acceso a smartphones: no entregar dispositivos personales antes de los catorce años.
- Prohibir redes sociales antes de los 16: establecer como norma —e idealmente como ley— que los menores no puedan abrir cuentas en redes sociales antes de esa edad.
- Escuelas libres de teléfonos: implementar la entrega obligatoria de dispositivos al ingresar a clase para garantizar la atención y la interacción presencial.
- Fomentar el juego libre: promover actividades autónomas y no mediadas por adultos ni pantallas.
Desafío de la inteligencia artificial
El avance de la inteligencia artificial (IA) agrega urgencia al debate. Haidt advirtió que, sin una intervención decidida, la IA podría profundizar los daños actuales. “Va a eliminar toda fricción entre el deseo y su satisfacción digital. Si los niños tienen compañeros virtuales que siempre los halagan, no desarrollarán habilidades para relacionarse en el mundo real”, resaltó.
De acuerdo con The Ezra Klein Show, el problema no es solo el contenido, sino la estructura de la experiencia digital: la inmediatez, la recompensa constante y la falta de límites afectan el desarrollo de la atención, la resiliencia y las habilidades sociales.

Por último, Haidt insistió en que la tecnología debe ser tratada con escepticismo, especialmente en el caso de la infancia. “Si la mayoría de los padres se une y dice ‘no más’, podemos recuperar la infancia y el bienestar de nuestros hijos”, sentenció.
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