
El potencial de los medicamentos GLP-1 para revolucionar el tratamiento de las adicciones despierta un creciente interés entre médicos e investigadores. Aunque fueron creados para la diabetes y la obesidad, existen indicios de que estos fármacos podrían reducir los antojos y el consumo de sustancias como alcohol, tabaco, opioides y otras drogas.
Los resultados iniciales fueron documentados por The Washington Post y sugieren una posible nueva estrategia frente a los trastornos por consumo de sustancias, un tema de profunda relevancia en salud pública.

Medicamentos GLP-1: qué son y cómo actúan
Los agonistas del receptor de GLP-1, como semaglutida y tirzepatida, se idearon para tratar la diabetes tipo 2 y la obesidad. Su acción principal consiste en simular una hormona que potencia la insulina, reduce el apetito y retrasa el vaciado gástrico, generando saciedad.
En el caso de la tirzepatida, el efecto sobre la insulina y la supresión del apetito es aún mayor. Estas características convirtieron a fármacos como Ozempic, Wegovy y Zepbound en opciones destacadas para el control del peso y la glucosa.

Evidencia científica con ensayos clínicos recientes
El uso potencial de medicamentos GLP-1 en adicciones ganó relevancia tras observarse en estudios que quienes los consumen presentan menor incidencia de abuso de alcohol, trastornos con cannabis y sobredosis de opioides, especialmente en pacientes diabéticos u obesos.
Si bien estas asociaciones no prueban causalidad, los ensayos ya muestran señales prometedoras. Un estudio publicado en 2024 por JAMA Psychiatry encontró que pacientes con problemas de alcoholismo que recibieron semaglutida, administrada semanalmente, redujeron tanto su ingesta de alcohol como los antojos de cigarrillos al compararlos con quienes recibieron placebo.
El National Institute on Drug Abuse (NIDA) y equipos como el dirigido por Kyle Simmons en la Universidad Estatal de Oklahoma llevan adelante ensayos controlados para medir el impacto de estos medicamentos en el consumo de alcohol.
Dichas investigaciones incluyen monitoreo de la actividad cerebral ante estímulos relacionados con el alcohol y el uso de tecnologías de realidad virtual para analizar respuestas a imágenes de alimentos y bebidas. Además, empresas como Eli Lilly expresaron interés en investigar formalmente la eficacia de Zepbound para tratar adicciones al alcohol y tabaco.

Adicciones abordadas: alcohol, tabaco, opioides y otras sustancias
El alcance de los GLP-1 podría abarcar diversas adicciones. Se incluyeron pacientes con trastornos por consumo de alcohol, tabaco, opioides, cannabis y estimulantes. Actualmente, no existen medicamentos específicos aprobados para disminuir el consumo de cannabis, cocaína o metanfetamina.
Para la adicción a opioides, existen tratamientos eficaces como la buprenorfina y la metadona, aunque siguen rodeados de estigma. En cuanto al alcohol, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó tres medicamentos para reducir su consumo, pero solo entre el 2% y el 4% de quienes lo necesitan reciben tratamiento farmacológico, según difundió The Washington Post.
Asimismo, el interés en los GLP-1 surge por la escasez de alternativas efectivas y la dimensión del problema: según la última revisión de la Organización Mundial de la Salud, alrededor de 296 millones de personas (o el 5,8 % de la población mundial de entre 15 y 64 años) consumieron drogas al menos una vez —durante 2021— y la mayoría fueron de fabricación ilícita.
Mecanismo de acción cerebral y reducción de antojos
Aún no se conoce completamente cómo los GLP-1 influyen en las adicciones. Especialistas como Kyle Simmons consideran que estos medicamentos podrían bloquear la liberación de dopamina, neurotransmisor responsable de la sensación de recompensa.
Simmons explicó al medio estadounidense: “Los medicamentos parecen ‘bajar la intensidad del circuito de recompensa en el cerebro’, lo que podría explicar su efecto amplio sobre el comportamiento”. Esta acción en los circuitos cerebrales se perfila como clave para moderar los antojos no solo de comida, sino también de sustancias adictivas.

Por su parte, Joji Suzuki, investigador en adicciones del Brigham and Women’s Hospital de Boston, afirmó que si los GLP-1 demuestran eficacia en el control del deseo por distintas sustancias, e incluso por conductas como el juego o las compras compulsivas, se abriría una opción terapéutica completamente nueva.
Limitaciones con riesgos y desafíos de acceso
A pesar del entusiasmo, el tratamiento de adicciones con GLP-1 enfrenta obstáculos. El precio puede superar los USD 1.000 mensuales, lo que se traduce en una barrera de acceso significativa. Clínicas como Caron Treatment Centers en Pensilvania y Florida intentaron reducir costos trabajando con farmacias de compuestos que elaboran versiones más asequibles.
Entre los riesgos, destacan los efectos secundarios gastrointestinales y la falta de estudios extensos sobre la seguridad y eficacia de estos medicamentos a largo plazo cuando se usan en adicciones. La disparidad en el acceso y la necesidad de justificar la indicación para lograr cobertura, agravan el panorama.

Perspectivas futuras y próximos pasos en la investigación
La investigación sobre GLP-1 y adicciones está en pleno desarrollo. Instituciones como el NIDA y equipos universitarios amplían los ensayos clínicos para determinar la seguridad y la eficacia real de estos tratamientos en diferentes trastornos por consumo de sustancias.
Mientras tanto, empresas farmacéuticas estudian formalmente la expansión de las indicaciones para sus productos y organizaciones sociales promueven programas piloto con la esperanza de ofrecer alternativas a quienes no responden a terapias convencionales.
Aunque los GLP-1 no constituyen una solución definitiva, quienes los incorporan frecuentemente describen que consiguen frenar el impulso, lo que les permite recuperar el control y avanzar en su recuperación.
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