
La imagen de una madre que lee un cuento a su bebé antes de dormir puede ocultar un fenómeno mucho más profundo. Un estudio reciente del Laboratorio de Desarrollo Infantil de la Universidad del Este de Londres demostró que la lectura antes de dormir entre padres e hijos no solo calma a los pequeños, sino que sincroniza sus cerebros, lo que genera beneficios únicos para el desarrollo cerebral infantil.
Según informó The Times, esta sincronización cerebral fortalece el vínculo emocional y favorece la adquisición del lenguaje y la atención, efectos que no se logran con el uso de pantallas.
Sincronización cerebral y vínculo emocional
La investigación, dirigida por el profesor Sam Wass, neurocientífico y director del Instituto para la Ciencia de la Primera Infancia y la Juventud de la Universidad del Este de Londres, analizó la actividad cerebral de padres e hijos durante la lectura.

En uno de los experimentos, Emily Reed y su hija Alba, de cuatro meses, participaron voluntariamente usando gorros de electroencefalografía (EEG) para registrar sus ondas cerebrales. La lectura de un cuento infantil calmó a Alba y los registros mostraron el alineamiento de los patrones neuronales entre madre e hija. Wass explicó a The Times: “Sus cerebros se están sincronizando literalmente”.
El proceso de sincronización cerebral va más allá de la simple calma. Wass precisó que, al leer a sus hijos, no solo se alinean los ritmos cerebrales, sino también la respiración y el ritmo cardíaco. Esta armonía fisiológica contribuye a la formación de lazos emocionales sólidos y brinda al bebé una sensación de seguridad y previsibilidad.
Además, la exposición a los ritmos exagerados del habla durante estos momentos ayuda a los niños en las primeras etapas de la comprensión del lenguaje. Reed, participante del estudio, relató que sus propios patrones de habla impulsaban la actividad cerebral de Alba hacia una mayor estabilidad rítmica.

Wass subrayó que estos beneficios no pueden replicarse con el uso de pantallas. “Al leer un libro, uno ajusta constantemente el ritmo de lectura según el punto de lectura en el que se encuentre el niño. Las pantallas solo ofrecen contenido pregrabado; hay que aceptarlo sin más”, afirmó en declaraciones recogidas por The Times.
La interacción humana y la capacidad de adaptar la lectura a las necesidades de cada niño resultan esenciales para lograr la sincronización y un desarrollo cerebral óptimo.
Efectos de la estructura y la rutina en la lectura
La estructura de las historias cumple un papel esencial. Wass explicó que las narraciones, al tener un principio, un desarrollo y un final, introducen previsibilidad y ayudan al cerebro en desarrollo a anticipar y prepararse para los cambios. Esta estructura favorece la atención, el aprendizaje y reduce el estrés, permitiendo un funcionamiento más eficiente del cerebro y el cuerpo. Además, la rutina constante de leer a la misma hora cada día contribuye a estabilizar los ritmos del bebé, asemejándolos a los de un adulto.

El impacto de la lectura compartida es especialmente relevante en familias con entornos poco estructurados. Wass indicó que los niños que crecen en hogares con rutinas impredecibles tienden a tener mayores dificultades para generar actividades estructuradas y comprender la secuencia de las historias. La lectura, en estos casos, se convierte en una herramienta clave para introducir orden y previsibilidad.
No todas las familias tienen el mismo acceso a la lectura en el hogar. Un estudio de BookTrust citado por The Times reveló que solo el 42% de las familias más desfavorecidas con niños menores de ocho años incluyen un cuento en la rutina antes de dormir. El autor premiado de literatura infantil Frank Cottrell-Boyce, defensor del acceso a la lectura, advirtió: “Si solo al 42% de los niños se les lee en voz alta, eso significa que el 58% llega a la escuela en desventaja. Parten con mucha desventaja”.
Cottrell-Boyce destacó que la lectura permite a los niños pequeños tomar el control, ya que pueden manipular las páginas, concentrarse en las imágenes y participar activamente. Esta interacción fomenta la destreza, la coordinación óculo-manual y refuerza la colaboración entre padres e hijos. El escritor aconsejó a los padres no preocuparse si el hijo quiere repetir el mismo libro o cambiar el orden de las páginas, pues lo importante es que el niño disfrute y marque el ritmo de la experiencia.

Para quienes buscan favorecer el desarrollo cerebral infantil y fortalecer el vínculo familiar, la lectura antes de dormir se presenta como una herramienta accesible y poderosa. Más allá de la perfección en la narración, lo fundamental es la presencia y la voz de los padres, capaces de transformar la rutina nocturna en un espacio de felicidad y aprendizaje, como concluyó The Times en su reportaje.
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