
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde 1990, la obesidad se ha duplicado entre los adultos de todo el mundo y se ha cuatriplicado entre los adolescentes. En este escenario, se intensifican los esfuerzos por encontrar terapias eficaces y con buen perfil de seguridad.
Ahora, los resultados del estudio STEP UP, presentado en el marco del Congreso de la Asociación Americana de Diabetes (ADA 2025), abren una nueva etapa en el abordaje farmacológico de la obesidad.
Los especialistas Ada Cuevas, directora del Centro Avanzado de Medicina Metabólica y Nutrición en Chile, y Bruno Gelonesi, coordinador del Laboratorio de Investigación en Metabolismo y Diabetes de la Universidad de Campinas (Unicamp), analizaron en diálogo con Infobae los principales hallazgos del ensayo, que evaluó el uso de semaglutida en dosis más altas que las actualmente aprobadas.
Cabe diferenciar que hay al menos dos medicamentos que tienen esta molécula. Ozempic®, que está indicado para personas con diabetes tipo 2; y Wegovy®, aplicado para individuos con obesidad y con comorbilidades relacionadas con el exceso de peso.
En paralelo a los avances científicos mencionados al inicio, se anunció una reducción en el precio de Ozempic® (semaglutida inyectable) en Argentina.

La medida anunciada por la farmacéutica Novo Nordisk estará vigente desde el 24 de junio e incluye descuentos adicionales a través del programa Novo a la Par.
“Esta decisión beneficia directamente al sistema de salud y a un gran número de pacientes con diabetes en el país”, declaró Carlos Otheguy, vicepresidente y gerente general de Novo Nordisk Argentina.
Un salto terapéutico en pérdida de peso
Volviendo al estudio STEP UP descrito al inicio de este artículo, fue diseñado para responder a una necesidad creciente entre pacientes que no logran una reducción significativa de peso con la dosis habitual de semaglutida de 2,4 mg semanales. En esta investigación participaron alrededor de 1.400 personas con obesidad, provenientes de diversos países, con un índice de masa corporal promedio de 39,7, correspondiente a obesidad grado 3.
Tras una fase de titulación que duró 20 semanas, la mitad de los participantes asignados a semaglutida 2,4 mg fueron escalados a una nueva dosis de 7,2 mg. El objetivo fue evaluar si esta estrategia mejoraba los resultados en comparación con mantener la dosis original o con placebo.
Los resultados fueron contundentes. Según explicó Gelonesi, con 2,4 mg la pérdida de peso promedio fue de 16,7%, mientras que con 7,2 mg alcanzó el 20,7%. “Uno puede decir: ‘Parece casi igual, es un poquito más’. Pero cuando se supera el 20%, estamos alcanzando una brecha. Los tratamientos antiguos producían pérdidas menores al 10%, y las más grandes, por arriba del 25% o 30%, solo se lograban con cirugía bariátrica”, señaló.
Además, el 50% de los pacientes que recibieron 7,2 mg lograron bajar más del 20% de su peso corporal, y uno de cada tres superó el 25%. “Estos resultados se acercan a los de una cirugía bariátrica, pero con un tratamiento farmacológico”, remarcó Gelonesi.
Tolerancia y perfil de seguridad

Una de las preocupaciones iniciales fue el riesgo de aumentar los efectos adversos al triplicar la dosis. Sin embargo, los datos presentados contradijeron esa presunción. “Lo más impresionante es que los resultados fueron increíblemente positivos”, expresó Cuevas. “Cuando se maneja bien la titulación y el paciente tolera los 2,4 mg, se puede pasar con confianza a 7,2”, sumó.
Los efectos secundarios gastrointestinales —como náuseas, vómitos y constipación— fueron similares en ambos grupos. La tasa de discontinuación por efectos adversos fue de 5,4% para la dosis alta y de 4% para la estándar, una diferencia considerada marginal. Según Gelonesi, “es como si hubiera un techo terapéutico que se alcanzaba, pero la cantidad de peso que se logró perder esta vez fue mucho mayor de lo que esperábamos con un medicamento”. Esto lo dijo en referencia a que, con la dosis más alta de semaglutida (7,2 mg), se traspasó un umbral clínico que hasta ahora era difícil de alcanzar con tratamientos farmacológicos e históricamente reservado a la cirugía bariátrica.
Además, no se detectaron episodios de hipoglucemia relevantes, pese a que los participantes no eran personas con diabetes. Esta observación fue destacada por Cuevas: “Otro temor era la hipoglucemia. Pero incluso fueron más bajas en el grupo de 7,2 mg versus 2,4 mg. Increíble”.
Resultados metabólicos y nuevas metas clínicas

Más allá de la pérdida de peso, el estudio STEP UP mostró mejoras en otros parámetros clínicos. En palabras de Cuevas, “el 90% de los pacientes del grupo con 7,2 mg normalizó su glucemia”.
Desde su experiencia como parte del Comité Clínico de la Federación Mundial de Obesidad, agregó: “Años atrás enseñábamos que con un 5% de pérdida ya había beneficios. Hoy estamos diciendo que se puede lograr más del 20%, más del 25%. Estos resultados van a cambiar la evolución del tratamiento de esta enfermedad”.
Gelonesi, por su parte, resaltó la relevancia del estudio también desde la perspectiva de la diabetes: “La obesidad está en la base fisiopatológica de la diabetes. Provoca resistencia a la insulina, que es la causa primaria. Tratar la obesidad es prevenir la diabetes, mejorar su control y posiblemente reducir la necesidad de insulina”.
STEP UP Diabetes: misma dirección, menor magnitud

En paralelo, los expertos hicieron referencia a los datos hallados en STEP UP Diabetes, otro trabajo con pacientes con diabetes tipo 2 y obesidad. Para Cuevas, “las reducciones fueron menores en comparación con personas sin diabetes, pero la diferencia entre las dosis de 2,4 mg y 7,2 mg volvió a ser clínicamente significativa”.
Este grupo, considerado de alto riesgo cardiovascular y renal, mostró mejoras relevantes en los mismos parámetros de peso y control glucémico, consolidando el perfil de beneficio de la semaglutida a dosis superiores también en esta población.
Un nuevo escenario para la cirugía bariátrica

Los expertos coincidieron en que estos hallazgos podrían redefinir el rol de la cirugía en el tratamiento de la obesidad severa. “Estamos alcanzando la brecha con la cirugía”, dijo Gelonesi. Al tiempo que amplió: “No va a haber una extinción de la cirugía, pero va a cambiar su posicionamiento. Quizás los pacientes con índices de masa corporal más altos necesiten una combinación de medicación y cirugía”.
Cuevas sumó otro punto: “Muchos pacientes operados tienen dificultad para mantener los beneficios. Sabemos que hay mecanismos adaptativos. Estos fármacos también van a jugar un rol clave en esa mantención”.
Última generación de terapias: la combinación con cagrilintida
Más allá del STEP UP, nuevos datos del estudio REFINE abren otra frontera: al cierre de la rueda de prensa, se compartieron también los resultados del ensayo REFINE 1, que evaluó una combinación de semaglutida 2,4 mg con cagrilintida 2,4 mg, un agonista de la amilina. En pacientes con obesidad y sin diabetes, la pérdida de peso fue aún mayor: 22,7% en promedio, y 1 de cada 5 alcanzó una reducción del 30%.

“Estamos en la época de los péptidos multifuncionales”, explicó Gelonesi, al referirse a esta clase de fármacos que actúan sobre múltiples receptores hormonales. Entre los resultados destacados, Cuevas mencionó una disminución del 40% de la grasa visceral, junto con mejoras en lípidos, inflamación (reducción de PCR) y parámetros de salud cardiovascular y metabólica.
“Uno de los aspectos que más me impresionó fue el efecto sinérgico de esta combinación. Probablemente permite contrarrestar la adaptación metabólica que suele dificultar el mantenimiento de los beneficios”, postuló.
Los especialistas coincidieron en que este nuevo enfoque farmacológico no solo amplía las opciones terapéuticas para el tratamiento de la obesidad severa, sino que también redefine las metas clínicas y reposiciona el papel de la cirugía.
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