
Con el transcurso de la vida, grasa, colesterol y otras sustancias se pueden ir acumulando en las paredes de las arterias y formando placas. Estas placas pueden obstruir el paso del flujo sanguíneo por las arterias y causar problemas como infartos o ataques cerebrovasculares.
El problema es que puede haber presencia de placas pero no se tienen síntomas. Se llama “ateroesclerosis subclínica”. Generalmente hace que las personas no tomen conciencia sobre el riesgo que corren de sufrir enfermedades cardiovasculares, incluso cuando son jóvenes.
Un nuevo estudio, realizado en la Argentina, evaluó la prevalencia de placas en las arterias carótidas y femorales, la carga de aterosclerosis que no es detectada y su asociación con factores de riesgo clásicos en mayores de 30 años que no tenían enfermedad diagnosticada.
Los investigadores, que pertenecen al Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA) y al Hospital Universitario Austral, encontraron que la prevalencia de la presencia de placas de ateroesclerosis era significativa en la población estudiada. Fue publicado en la revista High Blood Pressure and Cardiovascular Prevention. Descubrieron una prevalencia de entre el 15 y 20 por ciento de placa a partir de los 30 años.

Incluso detectaron que había personas que no tenían factores de riesgo clásicos, como el tabaquismo y diabetes, pero también tenían placas
“Nuestro foco estuvo puesto en la prevención primaria de las enfermedades cardiovasculares. Es decir, en qué se puede hacer antes de que esas enfermedades se desarrollen”, contó a Infobae el médico cardiólogo Fernando Botto, el primer autor del trabajo y coordinador del departamento de Investigación del ICBA.
Generalmente los médicos siguen guías clínicas que recomiendan la medición de la carga de placa de las arterias carótidas y femorales. Al estudiarlas, se puede saber cuál es el estado de situación de otras arterias del organismo humano. Se la investiga a través del Ecodoppler.
Para hacer el estudio, se enrolaron 5.775 personas que habían aceptado hacerse una evaluación cardiovascular. Con el ecodoppler, los investigadores buscaron determinar la prevalencia y la carga de ateroesclerosis en arterias carótidas y femorales.

El 61% de los participantes eran hombres de 51 años en promedio. En general, la prevalencia de placas fue del 51% en las arterias carótidas, del 39,3% en las arterias femorales, del 62,4% en las arterias carótidas o femorales. Solo el 37,6% no tenía placas.
“La prevalencia de placas y la carga de ateroesclerosis mostraron una tendencia creciente con la edad, siendo mayor en varones que en mujeres y comenzando antes de los 40 años, tanto en la zona carotídea como en la femoral”, escribieron los investigadores.
También hubo una prevalencia creciente de placas según el número de factores de riesgo cardiovascular. Curiosamente encontraron una alta prevalencia de placas en sujetos sin o solo con un factor de riesgo.
Observaron un aumento de la prevalencia y la carga de la ateroesclerosis de la carótida o femoral, mayor en los varones, que comienza antes de los 40 años y aumenta con la edad.
“Se sabe que el 85% de los infartos se producen en personas que tenían placas no severas. Por lo cual, sería interesante que más personas tengan en cuenta cuáles son tanto sus factores de riesgo vascular como el estado de sus arterias”, comentó Botto. Otros autores del trabajo fueron Sebastián Obregon y Carol Kotliar, entre otros.

El ecodoppler “podría considerarse como si fuera un test genético en aquellas personas que no tienen factores de riesgo. Permite personalizar más cuál es la situación de cada persona y posibilita tomar decisiones sobre qué cambios debería hacer en el estilo de vida o si necesita la indicación de medicamentos”, señaló.
El doctor Botto aconsejó hacer una consulta médica a partir de los 35 años y considerar la posibilidad de hacer o no un ecodoppler. Si las personas siguen un estilo de vida saludable pero tienen colesterol y presión alteradas, “no deberían tener miedo a recibir medicamentos específicos”, resaltó.
Desde la infancia, las personas deberían acceder a alimentación saludables (sin consumo frecuente de productos ultraprocesados), actividad física de manera regular (3 veces por semana como mínimo) y no iniciarse en el consumo de productos del tabaco, incluyendo el vapeo. También gozar de un aire no contaminado es otro factor que puede proteger al sistema cardiovascular.
Recientemente un estudio publicado en la revista especializada de la Asociación Americana del Corazón planteó la posibilidad de tener en cuenta la salida al aire libre y exponerse a la luz natural como otra estrategia para prevenir enfermedades cardiovasculares, como la insuficiencia cardíaca, el infarto y el ataque cerebrovascular.

Los investigadores que llevaron a cabo el trabajo pertenecen a la Facultad de Medicin de la Universidad JiaoTong de Shanghai, en China, y al Departamento de Ciencias Médicas de la Universidad de Uppsala, en Suecia.
Al analizar los datos, como informó Infobae, el equipo liderado por los científicos Ningjian Wang y Fangzhen Xia, identificó que el rango de tiempo diario que las personas deberían estar expuestas a la luz del Sol para reducir el riesgo de tener insuficiencia cardíaca va entre 1 y 2,5 horas.
Pero el hallazgo obliga a tener bien en cuenta el reloj. Porque estar menos de una hora o más de 2,5 horas aumenta el riesgo de desarrollar la afección.
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