
El cáncer es una de las principales causas de muerte global, ya que es responsable de casi uno de cada seis fallecimientos, según señala la Organización Mundial de la Salud (OMS). Debido a esto, la lucha contra las enfermedades oncológicas es una prioridad para los científicos y la prevención y el tratamiento son áreas de investigación intensa.
En este contexto, un hallazgo reciente ha arrojado luz sobre una posible forma de reducir el riesgo de cáncer. Un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Sydney, Australia, ha encontrado que la actividad física intermitente y vigorosa (conocida como VILPA por sus siglas en inglés) puede jugar un papel crucial en la prevención del cáncer.
El estudio, publicados en la revista JAMA Oncology, consideró este tipo de ejercicio como actividades breves y enérgicas como caminar rápidamente, subir escaleras, correr para alcanzar el transporte público o jugar activamente con los niños.

Emmanuel Stamatakis, autor principal del estudio y miembro de la Universidad de Sydney, comparó la actividad física intermitente y vigorosa con aplicar los principios del entrenamiento de intervalos de alta intensidad a la vida diaria.
Utilizando datos de acelerómetros en la muñeca de 22.398 participantes, el equipo pudo analizar la actividad física, la intensidad y la duración. La muestra excluyó a pacientes con cáncer y se centró en aquellos que no hacían ejercicio regularmente.
Moverse para prevenir enfermedades
Durante un período de observación de aproximadamente 7 años en los participantes se detectaron 2.356 episodios de enfermedades oncológicas. Los resultados mostraron que incluso los niveles más bajos de actividad física intermitente y vigorosa (entre 3 y 6 minutos por día) resultaron en tasas de cáncer 17-18% más bajas.

Incrementar la actividad física vigorosa a solo cuatro o cinco minutos por día, en series de un minuto, se asoció con una reducción significativa en el riesgo de cáncer.
Y un dato contundente al que arribaron los investigadores es que aquellos que promediaron 4,5 minutos al día de actividad física intensa y breve tenían hasta un 32% menos de probabilidades de desarrollar enfermedades oncológicas.
Stamatakis explicó que, aunque se sabía que la falta de ejercicio aumenta el riesgo de cáncer, no fue hasta la aparición de dispositivos portátiles como las pulseras deportivas que se pudo estudiar el impacto de breves ráfagas de ejercicio en la vida diaria.
A pesar de que se necesita más investigación para confirmar estos hallazgos, los resultados preliminares son prometedores. Para aquellos que encuentran difícil o desagradable hacer ejercicio regularmente, la actividad física intensa e intermitente podría ser una opción eficaz y económica para reducir el riesgo de cáncer.
Como señaló el científico, es una práctica sencilla y sin costos que podría empezar a promoverse entre todos, ofreciendo una nueva esperanza en la lucha contra esta enfermedad mortal.
Ejercicio físico y riesgo de cáncer

La relación entre el ejercicio y la reducción del riesgo de cáncer ha sido un tema de interés en la comunidad científica desde hace muchos años. La evidencia previa ha demostrado consistentemente fuertes vínculos entre la actividad física regular y una disminución en la probabilidad de desarrollar varias formas de cáncer.
En una revisión científica exhaustiva realizada en 2016 y publicada en JAMA Internal Medicine, los investigadores descubrieron que la probabilidad de desarrollar 13 tipos comunes de cáncer, como los de mama, estómago, vejiga, colon y sangre, se reducía considerablemente en hombres y mujeres que practicaban ejercicio de manera regular.
Un estudio más reciente, llevado a cabo en 2022, llegó a la conclusión de que aproximadamente 46,356 casos anuales de cáncer en los Estados Unidos, lo que representa alrededor del 3% de todos los casos, podrían prevenirse si todas las personas que actualmente no hacen ejercicio comenzaran a hacerlo.
Sin embargo, es importante destacar que la mayoría de estas investigaciones se centraron en individuos que realizaban ejercicio durante al menos 30 minutos casi todos los días. Esta cantidad de tiempo es la mínima recomendada por la OMS, lo que plantea la pregunta de si períodos más breves de actividad física también podrían tener un impacto significativo en la reducción del riesgo de cáncer.
Por los hallazgos del estudio más reciente, períodos breves e intensos también tienen un efecto muy positivo en la prevención de enfermedades oncológicas.
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