Magnesio: cuál es su impacto en las personas con hipertensión

La hipertensión arterial es una de las enfermedades crónicas más comunes en el mundo. Se estima que afecta a más de mil millones de personas a nivel global, y en Perú, una de cada tres personas adultas podría padecerla sin saberlo. Esta condición, también conocida como presión arterial alta, se caracteriza por un aumento sostenido de la presión que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias, lo que puede generar un desgaste progresivo del sistema cardiovascular.

Vivir con hipertensión no solo implica tomar medicamentos, sino también modificar el estilo de vida: mejorar la alimentación, hacer ejercicio regularmente, controlar el estrés y reducir el consumo de sal y alcohol. La hipertensión, al ser silenciosa, puede pasar desapercibida durante años, pero sus consecuencias para la salud pueden ser graves: enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, daño renal, problemas de visión, entre otros.

Afortunadamente, además de los cambios en la dieta y el uso de fármacos, existen minerales esenciales que pueden tener un impacto positivo en la regulación de la presión arterial. Uno de los más destacados es el magnesio, un nutriente que interviene en múltiples funciones del cuerpo y cuya deficiencia ha sido relacionada con un mayor riesgo de hipertensión.

El magnesio es un mineral esencial que desempeña un papel clave en numerosas funciones del organismo, incluyendo la regulación de la presión arterial. Mantener niveles adecuados de magnesio puede tener un impacto positivo en personas con hipertensión, ayudando a reducir los valores elevados de presión arterial de forma natural y segura.

Este mineral actúa como un vasodilatador natural, lo que significa que ayuda a relajar y ensanchar los vasos sanguíneos, facilitando así un mejor flujo de sangre y disminuyendo la resistencia que ejerce sobre las paredes arteriales. Además, el magnesio contribuye al equilibrio de otros electrolitos como el potasio y el sodio, fundamentales para el control de la presión.

La deficiencia de magnesio se ha asociado con un mayor riesgo de hipertensión y enfermedades cardiovasculares. Por ello, se recomienda incluir alimentos ricos en este mineral, como espinacas, almendras, aguacates, plátanos, manzanas y legumbres, o bien considerar suplementos nutricionales bajo supervisión médica.

El magnesio también ayuda a reducir los niveles de estrés, mejorar la calidad del sueño y disminuir la inflamación, todos factores que influyen directamente en la salud cardiovascular. Para personas con diagnóstico de presión arterial alta, incorporar magnesio como parte de un enfoque integral, junto con una alimentación balanceada, ejercicio regular y seguimiento médico, puede contribuir significativamente al control de la hipertensión y mejorar la calidad de vida.

Existen varios tipos de suplementos de magnesio en el mercado, pero no todos se absorben de igual forma ni tienen los mismos efectos sobre el organismo. Para las personas con hipertensión, los más recomendados son:

• Citrato de magnesio: es una de las formas más biodisponibles, lo que significa que el cuerpo lo absorbe con facilidad. Se ha relacionado con mejoras en la función vascular y una reducción moderada de la presión arterial.
• Glicinato de magnesio: esta forma se une al aminoácido glicina y es conocida por ser suave para el estómago. Tiene un efecto calmante, lo que ayuda a reducir el estrés, un factor que influye directamente en la presión arterial.
• Cloruro de magnesio: también tiene buena absorción y puede ser útil, especialmente en personas con deficiencia de magnesio.

La hipertensión no tratada o mal controlada puede tener consecuencias severas a largo plazo. Este aumento constante en la presión arterial daña las paredes de las arterias, volviéndolas más rígidas y estrechas. Esto obliga al corazón a trabajar más intensamente para bombear la sangre, lo que puede provocar un agrandamiento del músculo cardíaco y, con el tiempo, insuficiencia cardíaca.

Además, la hipertensión es una de las principales causas de accidentes cerebrovasculares, ya que puede provocar la ruptura de vasos sanguíneos en el cerebro o la formación de coágulos. También afecta los riñones, dificultando su capacidad para filtrar desechos y líquidos, lo que puede llevar a insuficiencia renal crónica. A nivel ocular, la presión elevada puede dañar los vasos de la retina y comprometer la visión.

La hipertensión, o presión arterial alta, es una condición que a menudo no presenta síntomas evidentes, por lo que se le conoce como el “asesino silencioso”. Sin embargo, en algunos casos pueden aparecer señales como dolores de cabeza frecuentes, mareos, visión borrosa, dificultad para respirar, fatiga y palpitaciones.

Estos síntomas pueden pasar desapercibidos o atribuirse a otras causas, lo que retrasa el diagnóstico. Es importante realizar controles regulares de la presión arterial, especialmente en personas con factores de riesgo como obesidad, sedentarismo o antecedentes familiares. Detectarla a tiempo permite prevenir complicaciones graves como infartos, accidentes cerebrovasculares y daño renal.