
Durante la temporada de lluvias, los niños enfrentan un mayor riesgo de padecer infecciones respiratorias, digestivas y virales. Una de las estrategias más efectivas para proteger su salud es fortalecer su sistema inmunológico a través de una adecuada nutrición. Este enfoque se basa en el consumo de nutrientes clave que desempeñan un papel fundamental en la defensa del organismo frente a enfermedades.
Entre los nutrientes esenciales para reforzar el sistema inmune destaca la vitamina C, conocida por estimular la producción de glóbulos blancos, los cuales son responsables de combatir infecciones.
Las principales fuentes alimenticias de esta vitamina incluyen frutas como la guayaba, la naranja, la mandarina, la fresa y el kiwi, así como vegetales como el pimiento rojo y el jitomate. Cabe resaltar que la guayaba contiene hasta cuatro veces más vitamina C que la naranja, lo que la convierte en una opción altamente recomendada.
Otro nutriente crucial es la vitamina D, que regula la respuesta inmune, especialmente frente a infecciones respiratorias. Esta vitamina se encuentra en alimentos como el huevo, el hígado, el pescado azul (sardina y salmón) y la leche fortificada.

Sin embargo, su síntesis natural a través de la exposición solar puede verse limitada durante la temporada de lluvias, por lo que en algunos casos se sugiere la suplementación bajo supervisión médica.
El zinc también es indispensable para el desarrollo de las células inmunes y la cicatrización. Este mineral se obtiene principalmente de alimentos como la carne de res y pollo, el huevo, los frijoles, las lentejas, las semillas de calabaza y las almendras.
Es importante señalar que la deficiencia de zinc es común en niños cuya dieta es baja en proteínas, lo que puede comprometer su sistema inmunológico.
Por su parte, el hierro desempeña un papel esencial en el transporte de oxígeno y en el correcto funcionamiento del sistema inmune. Este mineral se encuentra en alimentos como la carne roja, el hígado, la espinaca, las lentejas y los cereales fortificados.
Para mejorar su absorción, se recomienda consumirlo junto con alimentos ricos en vitamina C, evitando su combinación con leche o café, ya que estos pueden reducir su eficacia.
La vitamina A es otro componente clave, ya que contribuye a mantener sanas las mucosas de la nariz, la garganta y el intestino, que actúan como barreras de defensa primaria contra agentes patógenos.

Los alimentos ricos en esta vitamina incluyen la zanahoria, el camote, el mango, la espinaca, la leche entera y el huevo. Los alimentos de color naranja y verde oscuro son especialmente ricos en vitamina A o betacarotenos.
Finalmente, los probióticos juegan un papel fundamental en el mantenimiento de un microbioma intestinal saludable, lo cual es esencial para una inmunidad robusta.
Estos microorganismos beneficiosos se encuentran en productos como el yogur natural, el kéfir, el jocoque y otros alimentos fermentados. Un intestino sano se traduce en una mejor defensa natural frente a enfermedades.
En conclusión, durante la temporada de lluvias, garantizar una dieta equilibrada y rica en estos nutrientes puede marcar la diferencia en la salud de los niños.
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