El hábito nocturno que muchas personas creen inofensivo, pero descontrola el azúcar en sangre

Si estás tratando de mantener niveles estables de glucosa, hay un hábito nocturno común que podría estar saboteando tu esfuerzo sin que lo sepas: cenar justo antes de dormir.

Aunque parece inofensivo, e incluso muchas personas lo hacen para evitar despertarse con hambre, cenar tarde o justo antes de acostarse puede interferir con el metabolismo, provocar picos de glucosa y dificultar la regulación de la insulina, sobre todo en personas con prediabetes o diabetes tipo 2.

Durante la noche, el cuerpo entra en un proceso de reparación y descanso. Cuando se ingiere una comida pesada o alta en carbohidratos justo antes de acostarse, el sistema digestivo permanece activo en lugar de descansar, y eso puede alterar el ritmo circadiano, el cual también regula los niveles hormonales, incluyendo la insulina.

Además, diversos estudios han demostrado que el cuerpo procesa de forma más lenta y menos eficiente los alimentos en la noche, lo que puede provocar hiperglucemia nocturna o picos de azúcar al despertar.

Los platillos ricos en pan blanco, arroz, pasta, harinas refinadas, papas, postres o refrescos elevan rápidamente la glucosa. Si se consumen en la cena y no se queman con actividad física, el exceso de azúcar permanece en sangre más tiempo y puede provocar resistencia a la insulina con el tiempo.

• Cena al menos 2 a 3 horas antes de dormir.
• Elige alimentos con proteína magra, vegetales cocidos, grasas saludables (como aguacate o aceite de oliva) y carbohidratos de bajo índice glucémico.
• Evita postres, pan dulce, leche con azúcar o bebidas azucaradas en la noche.
• Opta por tés digestivos o infusiones relajantes sin azúcar si tienes hambre antes de dormir.

Cenar tarde no solo interfiere con tu descanso, también puede afectar directamente tu salud metabólica. Si estás intentando controlar tu azúcar en sangre o bajar de peso, modificar este hábito podría marcar una diferencia significativa.