El pueblo escondido de León donde se come de lujo por poco más de 30 euros: “Una bella localidad famosa por el cocido maragato”

Este enclave de calles empedradas cuenta con varios restaurantes recomendados por guías gastronómicas

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Castrillo de los Polvazares es
Castrillo de los Polvazares es uno de los pueblos que forman parte de la Maragatería (Adobe Stock)

Las mayores joyas gastronómicas son, a veces, las más escondidas. Aunque las grandes ciudades y los enclaves más turísticos pueden ofrecer grandes experiencias culinarias, es en los pequeños pueblos donde los sabores más tradicionales brillan con más fuerza. Es exactamente lo que sucede en Castrillo de los Polvazares, una pequeña localidad con menos de 100 habitantes censados que es uno de los destinos predilectos para comer bien en León.

Ubicado en el municipio de Astorga, en la comarca de la Maragatería, este enclave se encuentra en el paso del Camino de Santiago francés, y fue declarado en 1980 conjunto histórico-artístico de alto valor monumental. Pero son muchas las razones que convierten a Castrillo de los Polvazares en un lugar de interés para leoneses y turistas nacionales.

El primer atractivo de este pequeño pueblo leonés es su arquitectura tradicional, caracterizada por la piedra, material por excelencia en esta zona del norte español. Sus vías empedradas y casas de piedra, con grandes puertas para permitir el paso de carros y animales, y patios, cuadras y bodegas en su interior, son un reflejo de la actividad económica que allí se ha desarrollado desde siempre, la de los arrieros. El resultado es un conjunto patrimonial verdaderamente único, que ha sobrevivido al paso del tiempo y que nos hace viajar a otras épocas solo con el sentido de la vista.

Pero también otro sentido, el del gusto, nos lleva en Castrillo de los Polvazares a otros tiempos. Sus restaurantes y cocineros protegen con uñas y dientes la que es una de las mayores joyas gastronómicas de la cocina tradicional de siempre, la del fuego lento y calóricos ingredientes. Esta receta no es otra que el cocido maragato, un plato tradicional de la Maragatería que se prepara, como mínimo, con siete variedades de carne. A saber, costilla adobada, gallina, lacón, cecina, tocino, morcillo de ternera y chorizo, entre otras posibles adiciones.

La Gran Tasca, uno de los templos del cocido madrileño

Han corrido auténticos ríos de tinta sobre la historia y características de este cocido, lo que hace complicado explicar su origen de una manera fidedigna. Lo que sí se sabe con certeza es que este cocido era el plato por antonomasia de los campesinos de la comarca de la Maragatería, en la provincia de León. Este plato reunía entonces lo mejor que les proporcionaba la tierra, garbanzos y berza, así como las mejores carnes: cerdo principalmente, pero también gallina y vaca.

Sin duda lo que más llama la atención de este cocido es el orden en el que se sirve, el contrario al que muchos estamos acostumbrados. Mientras que otros como el madrileño o el montañés sirven primero la sopa y después las carnes, en el maragato se disfruta en primer lugar la carne, siguiendo por el garbanzo y las berzas, después la sopa y por último las natillas, postre que acompaña tradicionalmente a este banquete.

Un cocido tradicional con la receta de la abuela

Tal es la relevancia de esta receta que en Castrillo de los Polvazares, donde habitan habitualmente menos de un centenar de personas, hay hasta siete restaurantes que la tienen como protagonista. Uno de los mejores lugares donde disfrutar de esta versión del cocido es Casa Juan Andrés. “Un cocido maragato sensacional. Calidad, cantidad y buen ambiente”, dice sobre este local la Guía Repsol, que le premia con uno de sus Soletes.

Este negocio nació en 1999, aunque la familia al frente lleva en el mundo de la hostelería desde el año 1880. Además del cocido maragato, que Juan Andrés prepara siguiendo la receta que aprendió de su abuela, preparan otras especialidades como el lechazo asado con patatas panaderas o Cecina de León IGP. Bocados como estos se reúnen en un completo menú degustación (68 €) que permite conocer a fondo la cocina de este restaurante familiar. Su menú de cocido, por otra parte, tiene un precio de 32 euros por persona.

Interior del restaurante Casa Juan
Interior del restaurante Casa Juan Andrés (Web del restaurante)

Y una versión personal con productos caseros

También la Guía Michelin se ha fijado en este pequeño enclave de la Maragatería, recomendando entre sus favoritos otro de los restaurantes de la zona. Se trata de Coscolo, del chef de origen navarro Jose del Capricho, un local que lleva cinco años recibiendo la distinción Bib Gourmand de la guía francesa por su excelente relación calidad-precio.

“Esta bella localidad es famosa por el cocido maragato, un plato que desde la época de los arrieros se sirve al revés de lo normal”, escriben los expertos de la guía, animando a sus lectores a visitar este enclave escondido. En esta casa, el cocido se elabora con productos hechos por ellos mismos, con materias primas de proximidad que embuten, ahúman, adoban y curan para un resultado casero lleno de sabor.

La versión del cocido maragato
La versión del cocido maragato del restaurante Coscolo (Web del restaurante)

El chef añade a este plato tradicional algunos pequeños detalles que le aportan más personalidad; por eso, no lo llama cocido maragato, sino Cocido Coscolo. Sus vuelcos empiezan con un aperitivo de cecina sobre pan tostado con queso semi curado y aceite de rúcula. En el primer vuelco, destacan la albóndiga de gallina, el morcillo de Buey, que Jose del Capricho selecciona cuidadosamente, y la morcilla ahumada. En el segundo vuelco, los garbanzos, el repollo y la patata vienen acompañados de un mojo maragato y de piparras en vinagre. En el tercer vuelco sirven una sopa desgrasada y llena de sabor.

Todo ello acaba con unas natillas caseras al caramelo con mantecada de Astorga, colofón final a un menú completo que tiene un precio de 32 euros por comensal.