Alexandre Olmos, doctor: “Una cucharada de chía al día puede ayudar a mejorar el intestino”

Esta semilla tan versátil tiene efectos sobre la salud digestiva, metabólica, ósea y cardiovascular

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Semillas de chía. (Freepik)
Semillas de chía. (Freepik)

La chía se ha convertido en los últimos años en uno de los ingredientes estrella de cualquier despensa saludable. Estas diminutas semillas, procedentes de la planta Salvia hispanica, han pasado de ser un alimento ancestral en Mesoamérica a ocupar un lugar privilegiado en desayunos, recetas y bebidas funcionales. Sus propiedades y valor nutricional, rico en fibra, minerales, antioxidantes y grasas saludables, ha impulsado un creciente interés por sus posibles beneficios en diferentes áreas de la salud.

La chía también destaca por su capacidad para retener agua, su alta concentración de omega 3 vegetal y su versatilidad culinaria. Por ello, nutricionistas y médicos coinciden en señalar que puede ser una aliada en la hidratación, en la regulación metabólica y en la sensación de saciedad. Incluso se estudian sus efectos sobre la salud cardiovascular y el control de la glucosa, convirtiéndola en un alimento funcional que especialmente tiene múltiples beneficios digestivos.

“La abundancia de fibra favorece el funcionamiento del tracto gastrointestinal, ya que regula su motilidad, previene el estreñimiento y promueve el desarrollo de una microbiota intestinal sana. Todos estos factores impactan positivamente en la salud general del ser humano”, explican los expertos del portal Nutriendo, avalado por la Academia Española de Nutrición y Dietética en colaboración con Aldi.

El doctor Alexandre Olmos, médico especialista en manejo del riesgo cardiovascular (hipertensión arterial, obesidad, nutrición...), coincide en ello: “¿Sabías que una cucharada de chía al día puede ayudar a mejorar tu intestino? Aunque parezca un alimento sencillo, la chía es una de las semillas más completas para tu salud digestiva, y con solo una cucharada diaria puedes marcar una gran diferencia”, señala.

Semillas de chía. (Freepik)
Semillas de chía. (Freepik)

Beneficios y contraindicaciones de la chía

“Al entrar en contacto con el agua, la chía forma un gel natural que ayuda a limpiar y proteger la mucosa intestinal”, explica el médico. Este gel, conocido como mucílago, actúa como un regulador suave del tránsito intestinal. Además, la chía cuenta con otros beneficios: “Su fibra soluble alimenta las bacterias buenas de tu microbiota, favoreciendo un mejor tránsito y una menor inflamación”.

También contiene omega-3 de origen vegetal, lo que “contribuye a calmar procesos inflamatorios”. Junto a todo esto, la chía puede influir en el metabolismo energético: “Incluso puede ayudarte a estabilizar los niveles de glucosa, lo que se traduce en digestiones más ligeras y energía más estable a lo largo del día”.

No obstante, Olmos matiza que no todas las personas deberían consumir chía de manera indiscriminada. “Aunque es un alimento poderoso, no siempre es el indicado para todos”. Para las personas que tienen el intestino dañado o alterado podría no ser una buena opción, por ejemplo, las que tienen enfermedades inflamatorias intestinales activas, diverticulitis en fase aguda, síndrome del intestino irritable muy sensible o estenosis intestinal. En estos casos, la fibra puede generar malestar, hinchazón o empeorar síntomas ya presentes; además, en grandes cantidades, incluso en personas sanas, puede provocar distensión abdominal, inflamación y gases. Por ello, es recomendable comenzar con pequeñas cantidades e ir aumentando gradualmente la dosis para que el sistema digestivo se adapte.

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Los expertos de Salud On Net recomiendan también precaución a aquellos con problemas de deglución, con tratamientos con anticoagulantes o con hipotensión o que tome antihipertensivos.

Cómo tomar chía

La chía siempre debe hidratarse antes de consumirla para evitar molestias digestivas. Así, se puede dejar una cucharada en 100-150 ml de agua durante unos 20 o 30 minutos, aunque también se puede incluir en puddings, mezclándola con leche o bebida vegetal; yogur o kéfir (hay que añadirla previamente hidratada); en batidos, pudiéndose utilizar el gel de chía ya hidratada, o incluso en tostadas o ensaladas, pero siempre remojada.