Un trabajador despedido se cobra la venganza y hace perder a su empresa 750.000 euros, pero le cazan: 10 años de cárcel e indemnización

El exempleado suplantó a un compañero para acceder a la red de la compañía y trastocar miles de contraseñas

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Un trabajador cambia miles de
Un trabajador cambia miles de contraseñas en su empresa al ser despedido y le hace perder 750.000 euros.

Maxwell Schultz, un joven empleado en el departamento de informática de una empresa en Houston, Texas, en Estados Unidos, fue despedido en mayo de 2021, cuenta The Register. La noticia no sería tal de no ser por la venganza que se cobró, que terminó perjudicando gravemente a la compañía y también a los compañeros, aunque las peores consecuencias las puede sufrir él, con su futuro en manos de la Justicia.

Momentos más tarde de que se le comunicara que no continuaba en plantilla, Schultz accedió a la red interna utilizando las credenciales de un compañero, ya que las suyas habían sido ya desactivadas. Con esta suplantación, el exempleado se sirvió de sus conocimientos para restablecer más de 2.500 contraseñas del sistema, bloqueando el acceso a miles de trabajadores y subcontratistas en todo el país.

Acto seguido, Schultz trató de borrar todo rastro, logrando eliminar algunos de sus pasos para llevar a cabo la actividad delictiva, según consta en la documentación del caso, ofrecida por el citado medio de comunicación. La empresa no tuvo demasiados problemas a la hora de encontrar al culpable del fallo, dado que del despido al colapso en el sistema apenas pasaron unas horas y solo alguien con sus conocimientos, pero también situación, podría haber sido capaz.

El Supremo pone límite a los despidos disciplinarios: no pueden realizarse sin que el trabajador tenga la posibilidad de defenderse.

El día de la sentencia

El ataque tuvo un impacto inmediato en la actividad de la compañía. Los servicios tuvieron que verse interrumpidos ante la imposibilidad de atender a los clientes. Según la acusación, los daños económicos superan los 862.000 dólares, en torno a 750.000 euros, cifra que además de los costes laborales o de contratos incumplidos, abarca los de reparación para deshacer cada una de las acciones de Schultz.

Si la empresa tenía claro al autor, la investigación ya dejó completamente clara su implicación. El propio Schultz, desnudo de argumentos ante las evidencias, terminó en noviembre admitiendo su culpabilidad. Se justificó en que estaba muy dolido por el despido y perdió el control. Ningún informe psicológico avala el comportamiento. El fiscal federal, Nicholas J. Ganjei, ha anunciado que la sentencia se dictará el 30 de enero de 2026.

Schultz se juega mucho por su arrebato ese 30 de enero. Se enfrenta a una petición de cárcel de hasta diez años y a una multa de hasta 250.000 dólares, unos 230.000 euros. The Register y otros medios locales indican que la empresa sería Waste Management, la mayor compañía de gestión de residuos de Estados Unidos, con más de 60.000 empleados en todo el país. Sin embargo, no ha querido confirmarlo ni pronunciarse.

Un empleado en su puesto
Un empleado en su puesto de trabajo.

Hay más casos

Cuentan estos medios que el de Schultz no es un caso aislado de despecho laboral. Recuerdan que en noviembre de 2024, un empleado del parque Disney World en Florida, también molesto por su despido, manipuló los menús de los restaurantes del complejo, en particular la información sobre los alérgenos, lo que pudo haber provocado una grave crisis de salud. Fue condenado a tres años de prisión y a pagar una indemnización a Disney de 620.000 dólares, o 540.000 euros.

Casos como los anteriores se extienden a tecnológicas, bancos u organismos públicos, no solo en Estados Unidos. Entre los incidentes más recurrentes en manos de los juzgados destacan el robo de direcciones de correo electrónico para fines personales, el acceso a registros de clientes o la manipulación de sistemas críticos. Las consecuencias penales debieran ser un freno para estas prácticas que comprometen privacidad, seguridad o salud, además de los ingresos.