Los vecinos de Sants salvan del cierre a su bar de barrio: “Muchos nos dicen que somos de los pocos que llaman al cliente por su nombre”

El barrio barcelonés ha salido al rescate de uno de sus bares más queridos, ahogado por las deudas tras un error burocrático en época del covid-19

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El bar de barrio salvado
El bar de barrio salvado gracias al micromecenazgo (Instagram / @lanovafarga)

Ramon Puñet coge el teléfono apurado, siempre educado aunque con algo de prisa en la voz. “Puedo atenderte, pero estoy un poco liado”, responde el hostelero barcelonés a la llamada de Infobae España. Y así seguirá mucho tiempo, ocupado en servir cafés, cañas y menús del día a sus vecinos, gracias precisamente a ellos, a sus vecinos.

Puñet es el propietario de La Nova Farga, un icónico restaurante de la Plaça de la Farga, en pleno barrio barcelonés de Sants, cuyo destino pendía de un hilo hasta hace solo unos días. La situación económica de su negocio, abierto allá por 2014, viene siendo crítica desde los tiempos del Covid, problemas a los que se ha sumado un lío burocrático con miles de euros de por medio.

Las ayudas al Covid que, según explica Ramón, nadie avisó que tuviera que devolver, sumado a un error en la dirección que impidió que recibiera las notificaciones, crearon el caldo de cultivo para una deuda con la Agència Tributària Catalana que ascendía a 8.200 euros.

Pere Cardona y Ramon Puñet,
Pere Cardona y Ramon Puñet, cocinero y propietario del restaurante La Nova Farga (Instagram / @lanovafarga)

“Desde la covid siempre hemos ido a remolque”, explica el hostelero. “La situación, alquileres, los precios de todo, que han subido muchísimo, los hábitos de la gente han cambiado... Y desde entonces, vamos un poquillo día a día. Y claro, si te viene un palo así, que encima es por un error burocrático, pues ya dices: ‘Dios mío, cierro y me voy’”.

Campaña de micromecenazgo

Los vermuts de mediodía, las tapas y un menú del día a precio económico han sido, desde sus inicios, los reclamos de este local de barrio especializado en cocina clásica catalana. Sus más fieles parroquianos disfrutan a menudo de platos como ‘cap i pota’, macarrones, sopas, paella, butifarra o libritos de lomo. Es de esta cocina casera de siempre de la que Sants iba a despedirse, algo que nadie, tampoco los dueños del local, quería ver ocurrir.

Platos de cocina casera en
Platos de cocina casera en La Nova Farga (Instagram / @lanovafarga)

Por eso, y como última bala, el propietario de La Nova Farga decidió confiar en quienes siempre le habían acompañado, los vecinos de su barrio, de Sants. Ellos fueron quienes le animaron a lanzar una campaña de micromecenazgo, bajo el nombre ‘Salvem la Nova Farga’. “A regañadientes nos vemos obligados a doblar velas. Pero no queremos, porque nos gusta lo que hacemos y nos gusta que vosotros lo disfrutéis. Queremos más tertulias, sonrisas y que nos calentéis la cabeza. Por este motivo os pedimos ayuda”, escribía el equipo como mensaje de socorro.

Un mensaje que ha recibido una respuesta sin parangón. La iniciativa, lanzada en la plataforma Verkami, tenía como objetivo es alcanzar esos 8.200 euros antes del 13 de diciembre. A día de hoy, 11 de noviembre, ya llevan 7.792 €, a poco más de 400 euros de lograrlo. “Estamos a punto ya de alcanzar el objetivo”, explica emocionado el hostelero catalán. “La respuesta no ha sido como me lo esperaba, realmente no esperaba que la gente reaccionara tan abrumadoramente bien. Y bueno, estamos más tranquilos ya con el tema”.

Lo recaudado ha sido gracias a más de 200 mecenas, que han aportado un grano de arena a la causa a cambio de bonos de ayuda, menús del restaurante o las míticas camisetas del ‘Pompeu Farga’. Todo lo recaudado se destinará a saldar la deuda con la Agencia Tributaria, aunque, en caso de tener superávit, explican, lo destinarán a mejorar el local. “Incluso aunque no llegáramos al objetivo, querría seguir con La Nova Farga”, dice el hostelero, con una energía renovada, dice, al haber comprobado el apoyo incondicional de su clientela.

Al preguntar de quién o qué está detrás de este movimiento, Ramón reconoce no saberlo exactamente. “Al poner la campaña en redes, la gente hizo difusión y ya ha venido todo solo, ha ido todo rodado. Ha sido por el boca a boca y también por las redes”, explica Ramon Puñet. No sorprende la respuesta al aprender sobre la buenísima relación que su restaurante tiene con el barrio. “La relación siempre ha sido buena. Y es un trato muy cercano. Mucha gente me dice: ‘Eres de los pocos bares que quedan que cuando entras te llaman por tu nombre’”.