Roberto Vidal, nutricionista: “Las dietas antiinflamatorias no existen”

El especialista explica que no existe un patrón alimentario antiinflamatorio probado y critica la extrapolación de resultados de laboratorio al cuerpo humano

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Roberto Vidal, nutricionista: “Las dietas
Roberto Vidal, nutricionista: “Las dietas antiinflamatorias no existen”

El nutricionista Roberto Vidal ha generado debate en redes sociales tras su paso por el pódcast The Wild Project, donde ha puesto en duda uno de los conceptos más repetidos en el mundo de la alimentación saludable: la llamada “dieta antiinflamatoria”. Según el experto, este término carece de base científica sólida y suele basarse en interpretaciones erróneas de estudios de laboratorio.

“Una dieta antiinflamatoria no existe. De hecho, lo que se investiga y se estudia… hay estudios que lo determinan, que no hay un patrón alimentario, ellos dicen: no hay un patrón alimentario antiinflamatorio”, explicó Vidal durante la entrevista, dejando claro que el concepto no tiene respaldo empírico suficiente.

Un término popular pero mal entendido

En los últimos años, el auge de las redes sociales y de los gurús del bienestar ha popularizado la idea de que ciertos alimentos —como el jengibre, la cúrcuma o los frutos rojos— poseen propiedades antiinflamatorias capaces de mejorar la salud o prevenir enfermedades crónicas. Sin embargo, Vidal recuerda que estos mensajes simplifican en exceso la realidad científica.

“¿Por qué? Pues porque como tal, lo que tiende a hacer esta gente que habla de dieta antiinflamatoria es decir: come esto que es antiinflamatorio, come este alimento que es antiinflamatorio. Pero ¿por qué dicen este alimento o aquel? Porque a lo mejor ese alimento tiene un compuesto que en estudios han visto una probeta que tiene un efecto antiinflamatorio”, explicó.

El nutricionista señala que esos estudios de laboratorio no pueden trasladarse directamente al cuerpo humano. Lo que ocurre en una probeta no refleja el complejo proceso metabólico que se da tras la digestión. “Pero luego realmente esa extrapolación no es justa porque la biodisponibilidad, es decir, la capacidad que tiene luego esa misma sustancia en el alimento cuando tú lo ingieres de actuar de esa manera, no es así. No es realmente así, no está probado”, añadió Vidal, subrayando la importancia de diferenciar entre evidencia experimental y evidencia clínica.

La biodisponibilidad, clave en la confusión

(Imagen Ilustrativa Infobae)
(Imagen Ilustrativa Infobae)

Uno de los puntos más relevantes de su intervención fue precisamente la biodisponibilidad, concepto que hace referencia a la proporción de un nutriente o compuesto que realmente puede ser absorbido y utilizado por el organismo. Vidal explicó que muchas de las sustancias que se promocionan como antiinflamatorias no alcanzan concentraciones significativas en el cuerpo humano cuando se consumen a través de los alimentos.

Por ejemplo, la cúrcuma contiene curcumina, un compuesto al que se le atribuyen propiedades antiinflamatorias. Sin embargo, diversos estudios han demostrado que su absorción intestinal es muy baja, lo que limita su efecto real. “El problema no es que estos compuestos no tengan potencial, sino que no podemos asumir que su comportamiento dentro del cuerpo será el mismo que en un experimento con células aisladas”, comentó el experto.

Crítica a la pseudociencia y los mensajes simplistas

Durante el pódcast, Vidal también criticó la difusión de mensajes pseudocientíficos en redes sociales y la tendencia a reducir la nutrición a “superalimentos milagrosos”. En su opinión, este tipo de discursos contribuyen a crear expectativas poco realistas y pueden confundir al consumidor. La gente acaba creyendo que comer un alimento específico puede curar o prevenir enfermedades, cuando la evidencia científica lo que muestra es que lo importante es el patrón dietético global, no un producto aislado.

El nutricionista aboga por un enfoque más riguroso y equilibrado: fomentar una alimentación variada, basada en productos frescos y mínimamente procesados, sin atribuir propiedades casi mágicas a determinados alimentos. En conclusión, no se trata de demonizar ni de glorificar comidas concretas, sino de entender cómo funciona el cuerpo y qué dice realmente la ciencia.