Cuánto tiempo se pueden conservar las sobras en la nevera antes de que suponga un riesgo para la salud

Algunos expertos en ciencia de los alimentos aportan sus consejos para hacer un consumo consciente de los restos de comida

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Sobras en la nevera
Sobras en la nevera

Preparar grandes cantidades de comida con antelación puede ser una excelente estrategia para ahorrar tiempo y dinero durante la semana. Sin embargo, la forma en que se almacenan esos alimentos cocinados, tanto en el refrigerador como en el congelador, puede tener un impacto directo en su calidad y, sobre todo, en la seguridad alimentaria.

Expertos en ciencia de los alimentos advierten que almacenar incorrectamente los alimentos cocinados puede favorecer el crecimiento de microorganismos que causan intoxicaciones alimentarias. Además, recalcan que la seguridad alimentaria comienza incluso antes de refrigerar o congelar.

Emma Beckett, científica en nutrición y alimentación, señala que aunque el frío ralentiza el crecimiento bacteriano, no elimina las bacterias que ya han contaminado los alimentos. Por eso, es esencial seguir ciertos protocolos desde el momento en que se termina de cocinar.

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Senaka Ranadheera, profesora asociada en la Universidad de Melbourne, advierte que algunos alimentos cocinados se consideran “potencialmente peligrosos” por su facilidad para desarrollar microbios si no se enfrían correctamente. Entre ellos se encuentran las carnes cocidas, los alimentos con huevo, el arroz, la pasta, las pizzas y el sushi. Todos ellos pueden convertirse en un riesgo si permanecen demasiado tiempo a temperaturas entre 5 °C y 60 °C, conocida como la “zona de peligro”.

Para evitar problemas, se recomienda enfriar rápidamente los alimentos antes de guardarlos. Esto se logra dividiéndolos en porciones pequeñas o colocándolos en recipientes poco profundos. Lo ideal es que pasen de 60 °C a 21 °C en un máximo de dos horas. También se aconseja esperar a que dejen de emitir vapor antes de introducirlos en el refrigerador.

Cuáles son los tiempos recomendados

Una vez refrigerados adecuadamente, los alimentos pueden conservarse de forma segura por uno o dos días si son de alto riesgo, y hasta cuatro días para otras comidas cocinadas. Los expertos también destacan la importancia de recalentar completamente los alimentos antes de consumirlos, asegurando que estén calientes en el centro.

En cuanto al congelador, la recomendación es congelar los alimentos cocinados el mismo día de su preparación o, como máximo, dentro de las 24 horas si han estado en refrigeración. Aunque la congelación no elimina los microorganismos, sí detiene su crecimiento. Si se almacenan correctamente, los alimentos pueden conservar su calidad entre tres y seis meses, aunque a partir de las dos semanas puede comenzar un deterioro paulatino, especialmente en comidas con alto contenido de grasa.

Otras recomendaciones de los expertos

Los alimentos guardados en el
Los alimentos guardados en el frigorífico suelen aguantar sin problema entre cuatro y seis horas (Adobe Stock)

Para garantizar una buena organización y evitar el desperdicio de alimentos, los expertos recomiendan etiquetar claramente todos los envases con la fecha de congelación. Este simple hábito permite llevar un control más preciso de los tiempos de almacenamiento y facilita la planificación de las comidas semanales.

Asimismo, es fundamental revisar periódicamente tanto el refrigerador como el congelador, prestando atención a los productos que llevan más tiempo guardados. Una práctica eficaz consiste en colocar los alimentos más antiguos al frente o en la parte superior, y ubicar los recién almacenados al fondo, siguiendo un sistema de rotación que asegure el consumo en orden de antigüedad.

Adoptar estas medidas no solo reduce el riesgo de consumir alimentos en mal estado —y, por ende, de sufrir una posible intoxicación—, sino que también optimiza el uso de los recursos disponibles. En un contexto de creciente preocupación por el costo de vida, minimizar el desperdicio de comida mediante una gestión responsable del almacenamiento se vuelve una estrategia clave para cuidar tanto la salud como el presupuesto familiar.