Higo seco, el complemento perfecto para tus ensaladas de otoño

Durante los últimos días del verano y principios del otoño, este producto alcanza su mejor momento

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Higos secos. (Wikipedia)
Higos secos. (Wikipedia)

Durante los últimos días del verano y principios del otoño, los higos frescos alcanzan su mejor momento, convirtiéndose en un producto deseado en mercados y hogares. Esta fruta, valorada por su dulzor y versatilidad, se cuela en desayunos, ensaladas y postres, aunque durante mucho tiempo en diferentes regiones de España se lo ha conocido de forma popular como “el chocolate del pobre”.

A medida que termina la temporada de higos frescos, la alternativa de convertirlos en higos secos gana terreno entre quienes buscan prolongar su disfrute a lo largo del año. En zonas de montaña, es habitual cargar un puñado de higos secos durante las excursiones, pues destacan por su valor nutritivo. Los higos frescos viven una ventana de consumo breve: en las grandes ciudades tienen precios elevados y en el campo se consideran una fruta bien valorada por los productores. Existen más de 700 variedades de higos registradas en el mundo, con especial reconocimiento en España para la denominada “cuello de dama”.

El uso culinario del higo abarca desde su consumo directo hasta su incorporación en platos complejos. Para las ensaladas, el higo es un ingrediente que suma sabor y energía, equilibrando la baja carga calórica de las verduras y añadiendo fibra y antioxidantes. La recomendación es aprovecharlo cuando está en plena temporada.

Beneficios de los higos para la salud

En cuanto a los beneficios para la salud, el consumo regular de higos en ensaladas contribuye a la regulación intestinal, la prevención de la anemia y la reducción de la presión arterial gracias a su contenido en potasio y fibra. Así lo indican los especialistas, quienes remarcan el valor añadido de los siconos, la estructura fructífera del higo, para complementar la dieta diaria.

Las recetas con higos incluyen opciones tanto con frutos frescos como secos. Esta elección depende de la estación y la disponibilidad, aunque el maridaje más apreciado es con quesos, jamón, hojas verdes y frutos secos. Destacan especialmente combinaciones como higos y nueces, ensaladas con queso de cabra, o la inclusión de burrata y vinagreta de miel para un sabor más sofisticado. La integración de higos frescos con jamón serrano o incluso con frutas como el aguacate, también ha ganado popularidad como plato para los días cálidos.

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Explorando la vertiente más elaborada, los higos se prestan no solo a recetas dulces, sino a propuestas saladas. En las ensaladas, el maridaje con hojas verdes, pastas, patatas, cuscús, encurtidos y vinagres aromáticos amplía su carácter versátil. El romero y el orégano aportan matices herbales que complementan el dulzor natural del fruto. Para los higos secos, las cocciones largas y las preparaciones de repostería potencian su sabor y textura, haciéndolos protagonistas en panes, mermeladas y guisos de gran tradición.

Algunas recetas contemporáneas integran los higos en desayunos ligeros, mezclados con avena, yogur, frutos secos y miel, mientras que otros platos como las lasañitas de higos y calabacín demuestran que el higo también se adapta a variaciones veganas o vegetarianas, sumando ingredientes como champiñones, aceitunas, piñones y quesos vegetales. Y, finalmente, uno de los platos más emblemáticos, la ensalada de higos y queso feta, resume las posibilidades gastronómicas de este fruto.