
Se sabe que la vitamina D es un nutriente esencial para la absorción de calcio, la salud ósea y el correcto funcionamiento del sistema inmunitario. Distintos estudios han relacionado su carencia no solo con enfermedades óseas, sino también con patologías autoinmunes y posibles efectos preventivos en el melanoma, el cáncer colorrectal y el cáncer de mama. El 80% de las necesidades de vitamina D podría cubrirse gracias a la acción directa del sol sobre la piel. Al exponerse a los rayos UVB, el 7-dehidrocolesterol, derivado del colesterol presente en la epidermis, se transforma en vitamina D. El 20% restante debería llegar a través de la alimentación.
Una “epidemia” de falta de vitamina D y el consumo de suplementos
Hoy en día, sin embargo, este proceso natural se ve obstaculizado por distintos factores, incluido el uso imprescindible de protectores solares, que también bloquean la síntesis de vitamina D. A esto se suman la latitud, el cambio de estaciones, el tipo de piel, el envejecimiento cutáneo y un estilo de vida urbano, donde la exposición a rayos UVB es muy limitada. Así se explica por qué la carencia de vitamina D ha alcanzado cifras tan elevadas y generalizadas como para considerarse ya “una epidemia”.
Existen dos planteamientos principales para abordar este problema. “En países como Estados Unidos y Australia se ha optado por la fortificación libre de los alimentos: productos como la leche se enriquecen con vitamina D, compensando la falta de exposición solar mediante un mayor aporte alimenticio”, explica Andrea Giusti, especialista en enfermedades metabólicas óseas y metabolismo mineral óseo, y director de Medicina Interna 1 en el Hospital Villa Scassi ASL3 de Génova. “En otros lugares, como Italia, donde esta práctica no se realiza, se recurre a la suplementación de vitamina D prescrita por el médico”.
16 personas hospitalizadas por hipervitaminosis D en Baleares
Hay que considerar la administración correcta: “La cantidad recomendada es de 1.000 unidades internacionales al día”, comenta Giusti. “Si se toma un suplemento en gotas y una gota contiene 250 unidades internacionales, se puede indicar la dosis con precisión”. Sin embargo, muchos productos de venta libre no garantizan este control. “Puede producirse un exceso de ingesta”, aclara el especialista. “Es fundamental que todas las vitaminas e integradores se tomen siempre bajo supervisión médica y nunca de forma autónoma”.
Pese a ello, el consumo de suplementos sin supervisión médica está cada vez más extendido en Europa, incluyendo, claro, la vitamina D. Un reciente caso en las Islas Baleares llevó al Ministerio de Sanidad español a emitir una advertencia sobre los riesgos del consumo de vitamina D sin indicación ni control por parte de un profesional. Según informa la plataforma médica Univadis Spain, el pasado mes de mayo 16 personas fueron hospitalizadas en las Islas Baleares por intoxicación tras haber ingerido un suplemento con una formulación incorrecta, adquirido online y sin control médico.
Los primeros pacientes presentaron dolor abdominal, náuseas y vómitos. Tras la evaluación clínica, se confirmó insuficiencia renal aguda, hipercalcemia y niveles séricos elevados de vitamina D. La investigación de Salud Pública identificó también otros casos de intoxicación en personas sanas que habían tomado multivitamínicos comprados online, sin ninguna indicación o seguimiento médico.
Tras detectarse estos efectos adversos, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) emitió una alerta sanitaria relativa a un lote defectuoso de suplementos de vitamina D. Pese a que la distribución inicial se limitó a las Islas Baleares, las autoridades advirtieron sobre la posibilidad de una distribución más amplia. “Se recomienda a las personas que tengan en su domicilio productos afectados por esta alerta se abstengan de consumirlos”, añadía el comunicado.
De acuerdo con información de El País, Pedro (un pseudónimo), de 45 años, figura entre las personas que requirieron atención médica. Según relata su pareja, “es deportista, lleva una alimentación sana y consume suplementos dietéticos adquiridos en una tienda de deportistas”. Como señala, Pedro seguía las instrucciones del fabricante y tomaba diariamente dos pastillas.
La situación comenzó a cambiar una mañana de principios de mayo, después de casi un mes usando una caja del lote en cuestión. Durante varias horas, sintió “sudores fríos y náuseas, además de sentir mucha sed”. La misma experiencia se repitió pocos días después. En palabras de su pareja, “primero pensó que era el calor y el trabajo, pero cuando dos semanas después ya le pasaba lo mismo casi todos los días y también tuvo vómitos, fuimos al hospital Son Llàtzer”.
En el centro sanitario le realizaron diversas pruebas. Los resultados mostraron unos valores de calcio en sangre extremadamente altos, exactamente 17,8 miligramos por decilitro, cuando el límite habitual ronda los 10,2. Según detalla la mujer, “los de vitamina D también estaban disparados y las pruebas que le hicieron revelaron que tenía afectados los riñones y sufría arritmias. El médico dijo que lo tenían que ingresar porque le podía dar un infarto en cualquier momento. Esto era un domingo a primera hora de la mañana y no recibió el alta hasta el viernes por la tarde”.
Los riesgos de una suplementación sin control
Este episodio pone de manifiesto los riesgos del consumo no supervisado de vitamina D. Ya en 2019, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) había registrado casos de intoxicación por vitamina D que causaron hipervitaminosis D tanto en adultos como en niños a través de su sistema de farmacovigilancia, especialmente en relación con productos de alta dosificación.
Aunque los casos de toxicidad por vitamina D continúan siendo poco frecuentes, en España los incidentes pediátricos han experimentado un aumento inquietante en los últimos años. Esta tendencia se asocia sobre todo a prácticas de automedicación inadecuadas y no tanto al uso bajo prescripción médica. Para prevenir complicaciones, es aconsejable consumir los suplementos de vitamina D con cabeza y siempre bajo control médico.
Esto implica solicitar pruebas diagnósticas y recetar suplementos solo si se justifica clínicamente, a pesar de que la vitamina D sea vital para el metabolismo óseo y la regulación del calcio. El uso sin supervisión, especialmente con dosis superiores a las recomendadas (que pueden variar según la edad y el estado físico del paciente), puede causar efectos adversos y no está recomendado si no existe una indicación médica específica.
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