Le diagnosticaron cáncer con 69 años, hoy tiene 103 y ha sido el maratoniano más viejo del mundo: dieta basada en plantas y despertarse sin alarma

Desde que le detectaron la enfermedad, lo que parecía el comienzo de una cuenta atrás se convirtió, en realidad, en el punto de partida de una longeva carrera vital y deportiva que asombra a expertos y es ejemplo mundial de envejecimiento activo

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Un hombre alcanza los 103
Un hombre alcanza los 103 años y se convierte en el maratoniano más viejo del mundo. (Montaje Infobae/ Canva)

Cuando a los 69 años los médicos le diagnosticaron cáncer, Mike Fremont decidió cambiar su vida. Lo que parecía el comienzo de una cuenta atrás se convirtió, en realidad, en el punto de partida de una longeva carrera vital y deportiva que asombra a expertos y es ejemplo mundial de envejecimiento activo, según el medio The Economic Times.

Hoy, con 103 años, este estadounidense continúa lleno de energía, sube escaleras, rema en su canoa y se mantiene en movimiento. Según ha contado en The Most Motivational Podcast, hasta los 98 años siguió corriendo, logrando convertirse en el maratoniano más viejo en completar pruebas a nivel internacional.

Alimentos y hábitos saludables

El secreto de Mike no es un remedio milagroso ni un riguroso plan comercializado: es la suma de pequeños hábitos diarios sostenidos en el tiempo. Su vida gira en torno a la simplicidad, la disciplina y la constancia, tres pilares que, según su testimonio, han sido clave tanto para superar la enfermedad como para gozar de una vejez activa y satisfactoria.

De acuerdo con el medio, desde 1994, Mike Fremont adoptó una dieta completamente basada en plantas que mantiene hasta hoy. Sus comidas diarias se componen de arroz integral, verduras al vapor como col rizada y repollo, algas y media lata de legumbres. En su despensa no hay cabida para el azúcar, la carne, los lácteos ni los alimentos procesados. Tampoco utiliza aceites ni consume productos fritos. Todo lo que cocina es al vapor, hervido o fermentado.

Una dieta saludable. (Canva)
Una dieta saludable. (Canva)

Expertos en salud, según recoge The Economic Times, señalan que una alimentación rica en legumbres y fibra, como la que sigue Mike, contribuye al buen funcionamiento del corazón y puede favorecer el sistema inmunológico. Él mismo cultiva parte de sus alimentos y evita el uso de productos químicos, reforzando así su compromiso con “lo natural” y con un estilo de vida sostenible.

Movimiento constante y descanso reparador

Mike Fremont nunca fue un entusiasta de los gimnasios ni de rutinas de entrenamiento sofisticadas. Su actividad física ha sido, principalmente, consecuencia de hacer lo que le gusta: correr, remar y subir escaleras. En sus mejores años de corredor, solía correr 16 kilómetros tres veces por semana y escalaba hasta 48 plantas diarias. Nunca dejó de practicar ejercicio, ajustando la intensidad a su edad sin abandonar el hábito. A sus 103 años, todavía continúa haciendo dominadas y mantiene un nivel de actividad que deslumbra por su naturalidad.

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Otra de sus claves es el sueño. Mike defiende la importancia de dormir entre ocho y nueve horas cada noche, sin interrupciones. Se mantiene al margen de las pantallas y no usa alarmas, guiándose únicamente por las señales de su cuerpo. Numerosas investigaciones apoyan esta práctica, subrayando la necesidad de un sueño profundo para reparar tejidos y fortalecer la salud cerebral. Este descanso, unido a la exposición a espacios al aire libre y la ausencia de estrés, completa un ciclo de bienestar avalado también por la ciencia.

Un hombre mantiene un buen
Un hombre mantiene un buen hábito del sueño. (Canva)

Para Mike Fremont, la receta de su extraordinaria longevidad no reside en medicamentos ni en asesoramiento exclusivo, sino en las pequeñas decisiones diarias. Aunque no rechaza la medicina, confía en el poder de un estilo de vida saludable para prevenir y acompañar la recuperación ante las enfermedades. Fremont insiste en que su experiencia no está ligada a secretos ni productos milagrosos: simplemente ha evitado los excesos, ha mantenido una rutina sencilla y apuesta por la conexión diaria con el entorno.