El restaurante de carretera con más de un siglo de historia para comer en plena A-3: cocina vasca en una típica casa manchega

Las judías blancas con perdiz o las chuletillas de cordero son algunas de las especialidades de este restaurante que es parada obligatoria en la ruta Madrid-Valencia

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Imagen de archivo de unas
Imagen de archivo de unas chuletillas de cordero (Adobe Stock)

La carretera que une Madrid con Valencia -o a la inversa-, es sin duda una de las más transitadas del territorio español. Especialmente durante los meses de calor, en los que miles de madrileños viajan a las costas del Mediterráneo en busca de un chapuzón y un buen arroz. Aunque el camino pueda ser tedioso en días de abundante tráfico, esto no implica que en la travesía se halla de comer mal. Nada más lejos de la realidad: la A-3 atraviesa zonas llenas de tradición culinaria y productos exquisitos, razón de más para darles una oportunidad a los restaurantes que rodean esta carretera.

Una de las paradas imprescindibles para comer bien en esta ruta es el Restaurante El Vasco, una casa manchega con muchas peculiaridades. Este restaurante se encuentra situado en la carretera N-III, al borde de la A-3 (Autovía del Este, Km.94, 16420), en el municipio conquense de Villarrubio. Si algo llama la atención de este lugar, más allá de su cocina, es su historia; la historia que nos explica qué hace esta casona manchega con nombre vasco y cocina vasca en plena provincia de Cuenca.

Restaurante El Vasco, en Villarrubio,
Restaurante El Vasco, en Villarrubio, Cuenca (Eranovum)

Corría el año 1920 cuando Balbina y Silvestre, primera generación de la saga familiar, inauguraron una casa de postas, punto de paso y parada para los arrieros que viajaban a Castellón y Valencia con sus carruajes. Casi tres décadas después, el destino de este negocio familiar cambia radicalmente. La hija de los fundadores, Juliana, se casa con Esteban, un vizcaíno, procedente de la localidad de Ortuella, que se traslada hasta este pueblo conquense para tomar las riendas del negocio, al que puso por nombre el apodo que tenía en el pueblo: El Vasco.

De ahí el nombre de este restaurante familiar, y también de ahí su cocina, con grandes influencias llegadas directamente de la gastronomía del País Vasco. Hoy en día es Beatriz Flores García, nieta de Juliana y Esteban, quien se encarga de la gestión de este restaurante de carretera, una parada obligatoria para quienes buscan un lugar tranquilo y acogedor donde comer bien de camino a su destino final. Así lo corroboran sus miles de reseñas, pero también la prestigiosa Guía Repsol, que le entrega en 2022 uno de sus Soletes reconociendo al negocio como uno de los imprescindibles de la zona.

Qué se come en El Vasco

Su carta une los mejores sabores y productos de la zona con algunos toques e influencias de la cocina vasca. Dentro de ella, encontramos algunas especialidades recomendadas por la propia guía, como son sus judías blancas con perdiz o sus chuletillas de cordero, la gran estrella de su menú, así como sus boletus cuando están en temporada. Estas se suman a otras opciones de pescado, como el cogote de merluza con su refrito de ajitos, el bacalao al pilpil o las kokotxas; y de carne, con recetas como las manitas de cerdo a la plancha y la chistorra. Todo ello elaborado en una cocina de leña tradicional y regado con una gran selección en vinos.

El Vasco abre todos los días de lunes a domingo, con un horario que va desde las ocho de la mañana hasta las siete de la tarde, ya que además de restaurante, el establecimiento también ofrece servicio de cafetería y bar y una pequeña tienda donde venden sus elaboraciones estrella.