El acceso de los bebés a la guardería impacta en la salud de las madres: reduce la obesidad, la ansiedad y el dolor de espalda

Un estudio de la Universidad de York demuestra que el nacimiento de un hijo y el acceso al cuidado infantil temprano afecta en el bienestar de estas mujeres

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Niños en una guardería. (Canva)
Niños en una guardería. (Canva)

Un estudio reciente examina el papel crucial de la salud materna en el contexto de las dinámicas familiares, destacando cómo el nacimiento de un bebé y el acceso al cuidado infantil temprano impacta el bienestar femenino. Dado que las mujeres desempeñan un papel principal en las tareas del hogar y el cuidado de los hijos, su salud es esencial para el desarrollo de las dinámicas familiares. La investigación establece una comparación entre las que experimentan la maternidad por primera vez y mujeres que aún no tienen hijos.

Para el desarrollo de las indagaciones, se toman como referencia los datos administrativos de salud provenientes de Alemania, cubriendo un total de más de tres millones de mujeres. A mediados de los años 2000, el país europeo expandió el acceso a guarderías públicas para niños menores de tres años, generando variaciones en la cobertura de estos servicios. Aunque no específicamente diseñadas para mejorar la salud materna, estas políticas han mostrado un impacto positivo al reducir la carga de enfermedades y favorece la participación laboral femenina y promueve hábitos de vida más saludables.

Una mujer trabaja mientras cuida
Una mujer trabaja mientras cuida de su hijo. (Canva)

Impacto en la salud física y mental

Los resultados iniciales revelan un aumento en diagnósticos médicos durante el embarazo y el parto, atribuibles a cambios fisiológicos y un incremento en las consultas médicas propias de esta etapa. Además, el estudio muestra que la disponibilidad de cuidado infantil reduce significativamente la prevalencia de enfermedades no transmisibles. En concreto, las madres se benefician de la disponibilidad de guarderías con una reducción del 4,4% al 10,9% en la obesidad, del 5% al ​​10% en la hipertensión y del 3,3% al 5,6% en el dolor de espalda desde edades tempranas.

Estos beneficios se atribuyen a mejoras en el empleo materno y comportamientos más sanos. Además, las mujeres con más de un hijo y aquellas que tuvieron el primero a una edad más avanzada experimentan mejoras en su bienestar mental, con una disminución en los trastornos del estado de ánimo y el estrés. El estudio también explora el panorama de la salud mental, mostrando que aunque el acceso a guarderías no tiene un impacto directo, sí reduce la prevalencia de trastornos como la depresión y ansiedad en familias más numerosas o con madres de mayor edad.

Las madres se pueden contagiar
Las madres se pueden contagiar a través de sus hijos. (Canva)

Sin embargo, el estudio también señala un aumento en las enfermedades infecciosas y respiratorias en las mujeres durante los primeros años de vida de sus hijos, lo que podría estar relacionado con la transmisión de enfermedades en las escuelas infantiles. Los investigadores señalan que la disponibilidad de este cuidado hace que las madres sean diagnosticadas con un 3,9-8% más de infecciones y un 1,5-3,9% más de enfermedades respiratorias cuando su hijo tiene entre 1 y 2 años.

Adopción de políticas de conciliación

En relación con los efectos favorables de un cuidado temprano de los niños, los resultados del estudio sugieren la necesidad de adoptar las políticas de conciliación laboral y familiar para minimizar el desarrollo de patologías en contextos donde las madres están más expuestas. Además, el estudio sugiere que implementar medidas de flexibilidad laboral y bajas por enfermedad adaptadas es crucial. A esto se suma que el fortalecimiento del acceso a servicios de cuidado infantil no solo beneficia la salud femenina, sino que también impulsa la fertilidad y la participación laboral de las mujeres.

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Estos hallazgos subrayan la importancia de invertir en la expansión de las escuelas infantiles a corta edad para mejorar la salud materna y fomentar la participación laboral femenina. Sin embargo, se reconoce que la demanda de cuidado infantil todavía supera la oferta, sugiriendo que la expansión de plazas debería ser la prioridad para las políticas públicas.