Una clienta se queja de que el camarero de un bar es “agresivo y poco profesional” y el dueño responde tajante: “Habrá locales donde sea normal esa actitud xenófoba”

La contestación del propietario nos muestra que la comensal no tuvo la mejor de las actitudes con el personal

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Clienta quejándose. (Adobe Stock)
Clienta quejándose. (Adobe Stock)

Que los camareros y el personal que trabaja de cara al público, son los empleados que más paciencia tienen, es algo innegable. Cada día deben enfrentarse a actitudes despectivas y a malos por parte de los consumidores. Aun así, responden con una sonrisa porque, ante todo, parece que siempre tiene que prevalecer la premisa de que “el cliente siempre tiene la razón”. Sin embargo, poco a poco, nos vamos dando cuenta de que esta afirmación es más que errónea.

En los últimos tiempos, se ha popularizado que los usuarios publiquen reseñas tras acudir a un establecimiento para contar su experiencia en él. Lo malo es que, normalmente, sólo se ponen a redactar cuando algo no les ha convencido o consideran que no le han atendido como merecían. En estos textos, podemos ver como reinan los insultos y las faltas de respeto hacia el personal.

Jesús Soriano, más conocido en redes como @soycamarero, es el principal altavoz de las quejas de sus compañeros de profesión. En sus perfiles de X, Instagram y TikTok publica conversaciones de los hosteleros con sus jefes en las que vemos con la tiranía que les hablan, ofertas de trabajo que parecen sacadas de cámara oculta y estas famosas reseñas.

Qué dice la psicología de las personas que ayudan a los camareros a recoger la mesa.

“Uno de los camareros agresivo y poco profesional”

En esta ocasión, una cliente pone una estrella a su experiencia en una marisquería y explica la razón. “Uno de los camareros es agresivo y poco profesional”, comienza. Cuenta que después de “la mala experiencia y la incomodidad, el dueño no supo manejar la situación”. “Nos tuvimos que marchar con una simple disculpa después de estar esperando un rato a que trajeran la hoja de reclamaciones, el dueño desaparecido”.

Captura de pantalla de la
Captura de pantalla de la publicación de @soycamarero. (X)

“Le chascó los dedos a uno de los camareros”

Basta con leer la respuesta del propietario del establecimiento para comprender que a esta comensal, se le olvidó dar algún que otro dato sobre su disputa. “Hola Maite, le escribe el dueño ‘desaparecido’. El día de ayer le chascó los dedos a uno de los camareros para llamar su atención. Él, al estar sirviendo bebidas a otra mesa, le pidió que por favor no le chascara los dedos y que en un momento estaba con usted”, comienza.

“Su acompañante, de manera alterada y agresiva, le dice que no le falte el respeto a su mejor, cosa que jamás sucedió. Al percatarme de esto, me acerco con vosotros para saber qué había pasado e intentar darle una solución. De nuevo, su acompañante, de manera muy agresiva, me encara y me explica lo sucedido a dos centímetros de mi cara, a lo cual le pido amablemente que mantenga su distancia”, continua.

“Me argumentan que chascar los dedos era normal aquí en España y que si no nos gustaba que regresáramos a nuestro país”, añade. Cuenta el dueño que, en un intento de “desescalar la situación”, les invitó a las bebidas, “que era lo único que habían pedido”. Pero los comensales le solicitaron una hoja de reclamaciones. “Ahí es cuando ‘desaparezco’ al ir a por ella. No han querido esperar ni dos minutos en lo que se las llevaba y se han ido. Seguramente habrá locales donde sea normal y le acepten esa actitud xenófoba y prepotente, pero en el restaurante del dueño desaparecido no. Aquí pedimos respeto para nuestro personal”, concluye.

Captura de pantalla de la
Captura de pantalla de la publicación de @soycamarero. (X)