
Los níscalos son una de las setas más apreciadas entre las especies silvestres, especialmente en los bosques de pinos y abetos. Su crecimiento varía según el clima, siendo más grandes en regiones lluviosas, aunque a menudo pierden sabor y adquieren un toque amargo. Según la Fundación Española de Nutrición (FEN), los níscalos son bajos en calorías, con solo 24 kcal por cada 100 gramos de porción comestible, debido a su alto contenido en agua. Además, contienen ergosterol, una sustancia presente en los tejidos vegetales que, gracias a la exposición solar, se convierte en provitamina D2. Esta provitamina, una vez en el organismo, se transforma en la forma activa de la vitamina D, esencial para la salud ósea.
Por su versatilidad, los níscalos son perfectos para recetas de todo tipo, desde arroces hasta guisos y platos a la plancha. Sin embargo, es importante saber cómo limpiarlos adecuadamente.

Cómo se deben limpiar los níscalos
Para limpiar níscalos, es fundamental seguir un proceso cuidadoso para garantizar un consumo seguro.
De este modo, lo primero es asegurarse de que los níscalos que se han recolectado o comprado sean frescos. Si se está recolectando, es importante identificar las características del hongo: el níscalo tiene un color naranja o anaranjado, y su lámina es verde o amarillenta. Se debe evitar recoger setas que estén demasiado viejas o dañadas, ya que pueden tener un sabor amargo e incluso resultar incomestibles.
Antes de proceder a la limpieza, es esencial retirar la suciedad visible. Si las setas tienen tierra adherida, se puede usar un cuchillo pequeño para raspar suavemente la base del pie, pero nunca se deben lavar bajo el agua, puesto que absorben demasiado líquido y perderían su textura y sabor. En caso de que la tierra persista, se recomienda pasarlas con un paño o un cepillo suave.
Es importante cortar la base del pie del níscalo, porque, aunque no es venenosa, puede ser dura y fibrosa. El pie grueso suele ser menos sabroso que el sombrero, por lo que es mejor descartarlo. También se deben eliminar las partes deterioradas o dañadas.
Tras retirar la base, se debe revisar bien el sombrero. Si está muy sucio o tiene restos de tierra, es recomendable pasarlo con un paño húmedo o un cepillo suave. En casos necesarios, se puede utilizar un poco de agua para limpiarlo, pero es fundamental secarlo bien con un paño o toalla absorbente para evitar que pierda su consistencia. Dependiendo de la receta que se vaya a preparar, los níscalos pueden cortarse en láminas o dejarse enteros si son pequeños. Se debe procurar que los trozos tengan un tamaño uniforme para asegurar que se cocinen de manera homogénea.
Por qué es importante limpiar bien los níscalos
La limpieza adecuada de los níscalos es esencial para evitar la acumulación de tierra y restos orgánicos que puedan alterar el sabor de tus platos. Además, algunas setas, como el níscalo, tienen una textura que se vuelve más blanda cuando absorben mucha agua, lo que puede afectar negativamente la receta que estás preparando.
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