
El estreno de la película biográfica Christy, protagonizada por Sydney Sweeney, ha reavivado el interés por la vida de Christy Salters Martin, una de las figuras más emblemáticas del boxeo femenino. El filme, disponible en plataformas bajo demanda, no solo relata su trayectoria deportiva, sino que también expone su lucha contra la violencia de género y su proceso de supervivencia, convirtiéndose en un testimonio de superación y activismo social.
Según Sports Illustrated, donde Sweeney fue portada junto a Salters Martin, la producción ha generado un impacto notable al visibilizar la historia real de una pionera del deporte.
Christy Salters Martin se consolidó como la boxeadora más reconocida de su generación tras una década de éxitos en el ring. Apodada “The Coal Miner’s Daughter”, se distinguió por su estilo combativo, su imagen característica —peleaba en pantalones cortos rosas— y una actitud desafiante que cautivó a los aficionados.
En 1990, ingresó al gimnasio de Jim Martin, quien más tarde se convertiría en su entrenador y esposo. Un año después, con solo 22 años, contrajo matrimonio con él, que tenía 47. En 1993, Salters Martin hizo historia al convertirse en la primera mujer en firmar con el promotor Don King.
Una pelea que hizo historia
Su combate de 1996 contra la irlandesa Deirdre Gogarty, en la cartelera previa a un enfrentamiento de Mike Tyson, atrajo más atención que el evento principal. Con el rostro ensangrentado, Salters Martin se impuso por decisión unánime en seis asaltos y, poco después, apareció en la portada de Sports Illustrated bajo el titular “THE LADY IS THE CHAMP”.

Su éxito impulsó la inclusión de categorías femeninas en torneos como los Golden Gloves de Nueva York y motivó a gimnasios a ofrecer clases mixtas. Una encuesta de USA Network reflejó que el 80% de los aficionados deseaba ver más boxeo femenino.
Detrás de la imagen pública de éxito, Salters Martin vivía una realidad marcada por el control y la violencia ejercidos por Jim Martin. Según Sports Illustrated, él vigilaba sus llamadas, la seguía en lugares públicos y la sometía a abusos físicos y psicológicos, incluyendo el consumo forzado de drogas y la grabación de actos sexuales. La relación estuvo atravesada por el miedo y la manipulación.
En ese sentido, Jim Martin llegó a amenazarla de muerte si intentaba dejarlo y utilizó su orientación sexual como herramienta de presión.
El ataque y la supervivencia
En 2010, tras reconectar con una antigua novia, Salters Martin decidió pedir el divorcio. La situación escaló hasta el 23 de noviembre de ese año, cuando Jim Martin la atacó brutalmente en su casa de Apopka, Florida.
La apuñaló cuatro veces con un cuchillo de 23 centímetros, le destrozó la pierna izquierda y, tras golpearla, le disparó en el pecho con una pistola a escasos centímetros del corazón. Convencido de que había muerto, el agresor se marchó a ducharse.
Salters Martin, gravemente herida, logró arrastrarse hasta la calle, donde un automovilista la auxilió y la llevó al hospital. Pasó siete días hospitalizada y, apenas una semana después, regresó al gimnasio. Poco más de seis meses más tarde, aún con una bala alojada en la espalda, volvió al ring. Aunque nunca volvió a ganar una pelea, su determinación la mantuvo en pie.

Jim Martin fue condenado en 2012 por intento de asesinato en segundo grado y agresión agravada, recibiendo una sentencia de 25 años de prisión. Falleció en noviembre de 2024, según confirmó Sports Illustrated.
Compromiso con la prevención y el activismo
Tras sobrevivir al ataque, Salters Martin se comprometió a ayudar a otras víctimas de violencia de género. “Si me dejas vivir, ayudaré a una persona antes de irme de este mundo”, recordó sobre la promesa que hizo mientras yacía en la cama del hospital.
Cumplió su palabra trabajando como profesora sustituta, apoyando a veteranos y adultos con discapacidad, y fundando su propia promotora, “Christy Martin Promotions”. Adoptó el nombre Christy Salters Martin para reivindicar su identidad y su historia, sin borrar el pasado, pero sí resignificándolo.
La boxeadora se convirtió en una voz activa contra la violencia doméstica, participando en documentales y escribiendo su autobiografía. Su testimonio ha servido de inspiración y apoyo para quienes atraviesan situaciones similares.
El camino de la historia al cine

El interés por llevar la historia de Salters Martin al cine se materializó en 2024, cuando Black Bear Pictures y la actriz Sydney Sweeney se sumaron al proyecto.
Sweeney, también productora ejecutiva, se sintió atraída por la relevancia de la historia y la oportunidad de utilizar su plataforma para amplificar el mensaje. “Definitivamente sentí el peso de la importancia de la historia de Christy”, declaró a Sports Illustrated.
La actriz se preparó intensamente para el papel, aumentando 14 kilos y entrenando durante dos meses y medio en un gimnasio improvisado en la casa de su abuela en Idaho. Sweeney estudió la biografía de Salters Martin, analizó videos y replicó sus gestos y movimientos, al punto de sorprender a la propia boxeadora.
Durante el rodaje, Sweeney realizó la mayoría de las escenas de boxeo sin doble, sufriendo lesiones reales, como hemorragias nasales y una conmoción cerebral. “Quería pelear de verdad”, afirmó.

El director David Michôd y la guionista Mirrah Foulkes lograron ganarse la confianza de Salters Martin, quien reconoció la dificultad de ceder el control de su relato, pero valoró el compromiso del equipo. Ben Foster, encargado de interpretar a Jim Martin, resultó tan convincente que la boxeadora evitó interactuar con él fuera del set.
El impacto de “Christy” en el público
El estreno de Christy no solo ha generado debate sobre el boxeo femenino y la violencia de género, sino que ha tenido un efecto tangible en la vida de espectadores.
Sweeney compartió en redes sociales que, aunque la recaudación inicial fue de 1,3 millones de dólares, el verdadero éxito radica en el impacto: “Si ‘Christy’ dio a una sola mujer el valor de dar el primer paso hacia la seguridad, habremos triunfado”.
La actriz subrayó que el arte no siempre se mide en cifras, sino en su capacidad de transformar vidas, y calificó el proyecto como el más significativo de su carrera.
Sports Illustrated recogió testimonios de personas que, tras ver la película, reconsideraron sus propias relaciones. Salters Martin relató que incluso recibió un mensaje de alguien que participó en el filme, confirmando que la historia había salvado una vida.
Así, la película y la trayectoria de Christy Salters Martin demuestran que la visibilidad y la valentía pueden marcar la diferencia, llevando esperanza y apoyo a quienes más lo necesitan.
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