Buscar pareja a los 64 años: “Tienen que estar en buena forma física, ser más altos que yo y poder pagar su propia cena”

En diálogo con The Times, la estrella de “Strictly Come Dancing” Shirley Ballas reveló cómo vive su nueva realidad al reinsertarse en el mundo de las citas tras su última ruptura

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Shirley Ballas revela su experiencia
Shirley Ballas revela su experiencia con la exclusiva app de citas “Raya” y su búsqueda de nuevas oportunidades amorosas (The Grosby Group)

A los 64 años, Shirley Ballas —campeona mundial de danza latinoamericana en tres ocasiones y desde hace ocho años jueza principal de Strictly Come Dancing— combina la elegancia televisiva con una férrea autodisciplina marcada por cicatrices emocionales, exigencias físicas extremas y un renovado intento por reinsertarse en el mundo de las citas.

“Cada día entro a ver, como una estudiante, y me aparece ‘aún estamos considerando su solicitud’”, confiesa entre risas en una entrevista con The Times sobre su postulación aún pendiente en la exclusiva app de citas “Raya”. Ballas lleva soltera desde septiembre, tras poner fin a una relación de seis años con el actor Danny Taylor, 13 años menor.

“Fui yo quien decidió terminar por varias razones que no discutiré, pero era una situación difícil y simplemente no era para mí”, explica con serenidad. A pesar de los elogios hacia su ex pareja —“un alma amable y un caballero”—, afirma con claridad que busca hombres “en forma, más altos que yo y que puedan pagar su propia cena”.

Shirley Ballas establece criterios claros
Shirley Ballas establece criterios claros en su búsqueda de pareja: altura, independencia económica y buen estado físico (The Grosby Group)

Un acoso prolongado y devastador

En contraste con su actitud ligera frente a la soltería, Ballas narra con impactante sobriedad el hostigamiento sufrido durante seis años por parte de Kyle Shaw, recientemente sentenciado. El acosador envió cientos de mensajes, muchos de ellos refiriéndose cruelmente al suicidio de su hermano David, fallecido en 2003. “Decía: ‘Él murió por tu culpa’. Te hacía sentir como si hubieras cometido un asesinato”, relata.

El impacto no fue sólo personal: Ballas tomó la drástica decisión de mudarse con su madre, Audrey, de 87 años, para protegerla. “No quería que la siguieran por el supermercado”, recuerda. Desde entonces, la seguridad forma parte ineludible de su rutina: “No saco la basura sin mirar a los lados. Dejé de usar transporte público y nunca salgo con auriculares”.

Shaw recibió una pena suspendida de 20 meses y una orden de restricción de por vida. “No le deseo el mal a nadie. Se disculpó por el estrés causado y eso es suficiente para mí”, afirma con entereza.

La vida en casa y el orgullo de ser abuela

Su rol como abuela es otro punto de anclaje emocional. Tras el fin de la gira de Strictly, viajó dos veces a California para cuidar a Banksi, su primer nieto de 18 meses. “Sigo las reglas de mi nuera: él solo come orgánico, no le doy azúcar. Una amiga quiso darle pastel y le dije: ‘¡Dios nos libre! Si ella se entera…’”, comenta.

Asegura que no publica fotos del niño por una advertencia clara de su hijo: “Madre, si haces eso, perderás todos tus privilegios por seis meses”.

Dieta estricta y dolor crónico: el precio de la imagen

La disciplina de Ballas en la alimentación es extrema. “Comimos pavo, chirivías, col rizada y una cucharadita de salsa. Más tarde tomaré un café descafeinado con un chorrito de brandy”, relata al describir su única comida diaria. Durante el día puede picar algo de pepino o tomate, pero nada más. “No estoy usando energía sentada en mi trasero, ¿verdad?”

Su físico, perfeccionado por décadas de danza, le exige sacrificios continuos. “Desde los 12 años meto mi pie en un zapato latinoamericano demasiado pequeño, con un tacón de 9 cm”, explica. Añade que sufre dolores por fascitis plantar, juanetes y ciática, aunque evita operarse “el mayor tiempo posible”.

La bailarina consume café descafeinado
La bailarina consume café descafeinado con brandy como parte de su estricta rutina diaria (The Grosby Group)

Además, recurre a botox y tratamientos estéticos no invasivos. “Estoy en una industria llena de cuerpos jóvenes y chicas hermosas. Envejecer es difícil. Este año no me haré un lifting, pero quizá el próximo sí. Quiero parecer salida de un túnel de viento”.

Fama, ataques en redes y lealtades en el programa

Desde su llegada a Strictly Come Dancing en 2017, Ballas ha enfrentado duras críticas. “Te llaman de todo”, dice. Por ello ha delegado la gestión de sus redes sociales: “La negatividad ya no me alcanza”. Aun así, admite: “Me siento nerviosa en todo lo que hago —televisión, clases—. Pero nadie quiere estar con alguien miserable, así que cuelgas tus problemas en la puerta y los recoges al salir”.

La reciente polémica por las salidas de los bailarines profesionales Giovanni Pernice y Graziano di Prima también la toca. A pesar de las acusaciones de acoso, Ballas expresa afecto hacia Pernice: “Espero verlo pronto. Ganó en Italia, su gira es un éxito y tiene una novia encantadora”. Evita opinar sobre su posible regreso a la BBC: “¡Eso no me corresponde! Yo estoy para juzgar tus pies, tus rodillas, tus piernas y tu acción de glúteos”.

Celebró como un hito la victoria de Chris McCausland, comediante ciego, en la última edición. “No podía ver ni una sombra, pero lo que admiré fue que nunca se quejó ni contó una historia triste. Aceptó quién era”, dice sobre un elenco que define como “amable, solidario y generoso”.

El deseo de seguir adelante

Ballas destaca la importancia de
Ballas destaca la importancia de seguir adelante pese a los desafíos (The Grosby Group)

“Estoy mejor cuando estoy ocupada. Simplemente sigo adelante”, resume Ballas. Su vida, marcada por el rigor físico, la adversidad emocional y una fama constante, continúa al compás de una energía inquebrantable.