“Siento que, si no estás arriesgando eso, entonces, ¿qué estás arriesgando?”, menciona Jeremy Strong a GQ con una seriedad inquebrantable.
La estrella de El Aprendiz ha escuchado las críticas sobre su método, sobre su intensidad y sobre la falta de ironía en su entrega a cada papel, pero no le afectan.
“Me importa un bledo si somos simpáticos”, agrega, refiriéndose a los personajes que interpreta. “Tenemos aspectos que son santos y tenemos aspectos que son monstruosos. Todos los tenemos. Luz y sombra”.
Estamos en un bar de cócteles en Covent Garden, Londres, donde Strong reflexiona sobre su más reciente transformación en Roy Cohn, el infame abogado de Donald Trump, en El Aprendiz.
La película, que él describe como “una película de terror”, ha adquirido un peso inesperado tras la reelección del expresidente.
“Realmente sentí que podía sentir a Roy Cohn flotando sobre la Rotonda del Capitolio hace unos lunes, levantando el puño”, dijo Strong.

La conversación con GQ navega entre su proceso actoral, la percepción pública sobre su intensidad y el peso de interpretar figuras históricas.
“No soy el tipo de actor que aparece y dice las líneas”, explica. “Siento que mi trabajo es convertirme en la persona”.
Esa filosofía de trabajo lo ha llevado a recibir tanto elogios como burlas, pero Strong no cambia su postura: “Tienes que arriesgar algo”.
El impacto de “El Aprendiz” en un clima político convulso
Cuando Jeremy Strong firmó para interpretar a Roy Cohn, el abogado que moldeó la estrategia política de Donald Trump, jamás imaginó que el expresidente volvería al poder.
Para él, El Aprendiz no era una película de denuncia, sino “una historia de Frankenstein: un estudio de personajes sobre la creación de un monstruo”.
Sin embargo, el contexto cambió drásticamente cuando la cinta, después de varios retrasos y problemas de distribución, finalmente se estrenó tres semanas antes de las elecciones presidenciales de 2024.
Trump no tardó en responder: “FALSA y SIN CLASES”, escribió en Truth Social. “Un trabajo de desprestigio barato, difamatorio y políticamente repugnante”.
Strong siente que la película ha adquirido una nueva dimensión tras los resultados electorales. “La película se ha convertido, para mí, en una película de terror. Tiene una resonancia diferente y ahora es desgarrador verla”, confesó.
“Roy Cohn dijo, y lo digo en la película: ‘Esta es una nación de hombres, no de leyes’. Y creo que lo que está sucediendo ahora es que estamos poniendo a prueba esa tesis en tiempo real”.
Sobre la empatía y los personajes despreciables
En su carrera, Jeremy Strong ha interpretado a personajes complejos: desde Lee Harvey Oswald en Parkland hasta Kendall Roy en Succession.
Al asumir el papel de Roy Cohn, tuvo que sumergirse en la mentalidad de un hombre despiadado, lo que lo llevó a cuestionarse si era posible entender, e incluso empatizar, con figuras como él.
“Tal vez”, admitió. “Cuando lo estaba haciendo y en cierto modo dentro de él, sentí una afinidad con el personaje de Donald. Quiero tener cuidado con cómo hablo de esto; parece peligroso”.
Durante el rodaje, hubo una frase que no llegó a la película pero que definió la relación entre Cohn y Trump:
“Ambos estaban dispuestos a caminar sobre cadáveres frescos para conseguir lo que querían”. Strong explica que su trabajo como actor no es juzgar, sino comprender:
“Tienes que suspender tu juicio para intentar ponerte en su lugar y entenderlos. Parte de eso es entender su dolor y entender su impulso y su necesidad”.

Desde que The New Yorker publicó un perfil sobre él en 2021, Strong ha sido descrito como un actor “demasiado intenso”. Su método ha sido objeto de burlas y ha generado debates entre sus colegas. Pero él lo asume con naturalidad.
“Sí, fue muy doloroso”, dijo sobre aquel perfil. “Es doloroso sentirse incomprendido y mal representado, pero la lección para mí fue… ser libre. Creo que para ser actor tienes que permanecer abierto. Y para ser una persona que sigue creciendo, tienes que permanecer abierto y penetrable”.
En su opinión, vivimos en una era donde la ironía domina y la sinceridad es vista con desconfianza. “Si dices todo irónicamente, te resulta más fácil retractarte”, reflexionó.
“Creo que el hecho de que cringe se haya convertido en una palabra, habla bastante de estos tiempos”.
Por eso, cuando le ofrecieron aparecer en el comercial de Dunkin' Donuts durante el Super Bowl, aceptó con entusiasmo. “Un repudio a todo eso. Una forma de burlarme de esta noción absurda”, dice. “Nunca me he llamado un actor del Método. Ni una sola vez”.
Sobre la ambición y el futuro
Pese a haber ganado un Emmy por su papel en Succession y recibir una nominación al Oscar por El Aprendiz, Strong asegura que su ambición sigue siendo puramente artística.
“La ambición profesional… en cierto modo, todo lo que siempre quise ya ha sucedido y me tomo muy en serio lo que hago, pero no a mí mismo", admitió.
“Así que la ambición se aleja de la ambición profesional hacia la ambición artística, que parece un lugar emocionante”.

Actualmente, Strong está inmerso en su papel de Jon Landau, el legendario mánager de Bruce Springsteen, en la película Deliver Me From Nowhere.
El proceso le ha permitido sumergirse en la filosofía del rockero: “Creo que Bruce es el poeta de Estados Unidos, junto con Dylan”, dice. “Su música me conmueve profundamente”.
El nivel de entrega de Springsteen en el escenario es algo que Strong también intenta replicar en su propio trabajo.
“Alguien dijo que Bruce toca cada concierto como si fuera el último en el Madison Square Garden. Ese nivel de compromiso, ese nivel de entrega total”.
En el fondo, todo se reduce a una sola cosa: “Comprometerse a fondo”.
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a. “Tenemos aspectos que son santos y tenemos aspectos que son monstruosos. Todos los tenemos. Luz y sombra”.
a. “Siento que mi trabajo es convertirme en la persona”. Esa
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