
El canibalismo filial, el acto por el cual algunos animales comen a sus crías, es mucho más común en la naturaleza de lo que suele creerse. Documentado en más de 1.500 especies, este comportamiento desafía la percepción tradicional sobre el instinto parental y revela una variedad de causas evolutivas y ambientales, según detalla Popular Science.
Definido como la práctica en la que un progenitor consume parte o la totalidad de su descendencia, el canibalismo filial se ha observado en peces, insectos, arácnidos y mamíferos domésticos como gatos, perros y cerdos.
El ecólogo conductual Aneesh Bose, de la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas, explica que “en general, el canibalismo de la descendencia está sumamente extendido”. El especialista, quien ha investigado este fenómeno durante años, subraya que se trata de “una herramienta presente en el repertorio de muchas especies”, integrada en sus estrategias reproductivas, según recoge Popular Science.
Relación con las estrategias reproductivas
La relación entre las estrategias reproductivas y el canibalismo filial es clave para entender por qué ocurre este comportamiento. Los animales que invierten grandes cantidades de tiempo y recursos en una sola cría, como elefantes o ballenas, rara vez presentan canibalismo filial.

“Si te ves obligado a cuidar de una sola cría y dedicas mucho esfuerzo a ello, es menos probable que surja el canibalismo”, señala Bose. En contraste, las especies con ciclos reproductivos rápidos y camadas numerosas, como muchos peces e insectos, tienden a mostrar una mayor propensión a este tipo de conducta.
Dentro del canibalismo filial, los científicos distinguen entre canibalismo parcial y canibalismo total. El canibalismo parcial, frecuente en insectos, arácnidos y peces que pueden tener cientos o miles de crías, implica que los padres consumen solo algunos descendientes. Esta práctica puede responder a la escasez de alimento; por ejemplo, un estudio de 1987 sobre escarabajos carroñeros mostró que los adultos devoraban parte de la camada para asegurar que los sobrevivientes tuvieran suficiente comida.
En mamíferos domésticos como gatos, perros y cerdos, los padres pueden comer crías nacidas muertas o con pocas probabilidades de sobrevivir, lo que permite recuperar parte de la energía invertida en la gestación. Otras razones identificadas incluyen la reducción del hacinamiento, el ajuste de la proporción de sexos en la camada o la presencia de infecciones parasitarias.
Competencia genética y conflictos entre padres
El canibalismo parcial también puede estar motivado por la competencia genética. En algunas especies de peces, los machos pueden identificar, mediante señales químicas, si las crías son suyas. Un estudio de 2003 sobre el pez sol azul demostró que los padres que detectaban la presencia de crías ajenas en la camada aumentaban el consumo de estas.
Sin embargo, este comportamiento puede generar conflictos con la madre, quien busca proteger a toda la descendencia. En especies donde ambos progenitores cuidan de la prole, las hembras suelen vigilar de cerca los huevos para evitar que el macho los consuma, como detalla Bose en Popular Science: “La hembra puede mantener al macho alejado de la descendencia para asegurarse de que no haga nada que ella no apruebe”.

El canibalismo total ocurre cuando un progenitor consume a toda la camada. Según Bose, este comportamiento suele aparecer en situaciones donde el tamaño de la camada varía mucho entre ciclos reproductivos. Si una hembra se enfrenta a una camada más pequeña de lo esperado, puede optar por devorarla por completo para reiniciar el ciclo reproductivo y aspirar a una camada más numerosa y valiosa en el futuro.
Este tipo de canibalismo se ha documentado en pequeños mamíferos como roedores y conejos. El estrés ambiental también influye: en entornos peligrosos, las hembras pueden recurrir al canibalismo total para aumentar sus propias probabilidades de supervivencia y reproducirse de nuevo cuando las condiciones mejoren.
Investigación y nuevas preguntas
La investigación sobre el canibalismo filial se ha centrado principalmente en peces y roedores, debido a la diversidad de estrategias de cuidado parental en estos grupos. Los estudios se han realizado tanto en la naturaleza como en laboratorios, aunque las condiciones artificiales pueden influir en la frecuencia observada de este comportamiento.
Persisten numerosas preguntas abiertas, como los mecanismos evolutivos que originan el canibalismo filial y su desarrollo a lo largo de la vida de un animal, según destaca Popular Science.
A medida que la ciencia avanza, se espera descubrir aún más factores que expliquen este comportamiento. El fenómeno del canibalismo filial, lejos de ser una rareza, forma parte de un entramado evolutivo mucho más amplio y complejo de lo que se había imaginado, como concluye Popular Science en su análisis.
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