
La posibilidad de que la humanidad alcance una vida permanente en el espacio inspiró a generaciones y motivó la carrera espacial durante décadas.
Sin embargo, un análisis exhaustivo de Business Insider señaló que, pese a los avances tecnológicos y al impulso de empresarios y científicos, la colonización del espacio resulta hoy una meta casi inalcanzable.
Basándose en entrevistas con expertos como el astronauta Frank Rubio, el cosmonauta Valery Polyakov, el físico Gerard K. O’Neill, el Dr. James Logan, el director del Advanced Space Life Research Institute (Alex Leyendecker) y los escritores científicos Kelly y Zach Weinersmith, el medio expuso los enormes obstáculos técnicos, biológicos y sociales que frenan los planes de asentamientos humanos fuera de la Tierra.
Actualmente, el ser humano apenas empezó a comprender el desafío real de establecerse más allá del planeta. Según datos citados por Business Insider, solo 757 personas viajaron al espacio.

La historia de la exploración, con hitos como la Estación Espacial Internacional (EEI) y las misiones lunares y marcianas, demuestra avances notables, pero la permanencia sostenible sigue lejana.
Los testimonios de Frank Rubio (371 días en órbita) y Valery Polyakov (437 días consecutivos en el espacio) evidencian que, incluso en órbita baja terrestre, los preparativos físicos y psicológicos requieren años y las secuelas tardan meses en superarse.
Obstáculos técnicos y logísticos
El primer gran límite es la escasez de destinos viables y accesibles más allá de la órbita baja, espacio actualmente saturado por satélites y desechos. La Luna no posee atmósfera y padece noches de dos semanas terrestres.
Marte, a pesar de la presencia de agua congelada, concentra desafíos logísticos y energéticos de enorme magnitud. Las ideas del físico Gerard K. O’Neill, como los cilindros rotatorios para simular gravedad y crear grandes hábitats, requieren siglos de desarrollo y una infraestructura autosuficiente que no existe.

La utilización de recursos in situ (ISRU) es básica para cualquier plan de colonización espacial. Empresas como Blue Origin, de Jeff Bezos y SpaceX, de Elon Musk trabajan en la extracción de materiales lunares o marcianos para fabricar combustible y estructuras.
Blue Origin aisló silicio en la Tierra, mientras Icon planea imprimir infraestructuras en 3D con polvo lunar. Sin embargo, la generación de energía y la obtención de recursos a gran escala en ambientes hostiles continúan sin solución.
Musk reconoció que el éxito de una ciudad marciana depende de la producción local de combustible y oxígeno, algo que precisaría una planta solar del tamaño de veinte campos de fútbol funcionando durante más de un año, en un planeta frecuentemente cubierto de tormentas de polvo.
Riesgos médicos, biológicos y sociales
A los desafíos técnicos se agregan importantes riesgos médicos y biológicos. La radiación cósmica es una amenaza constante fuera de los cinturones de Van Allen.

El Dr. James Logan, exasesor médico de la NASA, advirtió que una misión marciana implicaría recibir 1.650 milisieverts (unidad de medida utilizada para cuantificar la radiación absorbida por el cuerpo humano y su efecto biológico), equivalente a más de 16.000 radiografías de tórax, elevando el riesgo de cáncer, daño cerebral y mutaciones genéticas.
Los fenómenos solares extremos pueden provocar enfermedades agudas en cuestión de horas. Para protegerse, se plantearon refugios subterráneos o recubiertos con gruesas capas de regolito, es decir, el polvo y fragmentos de roca que cubren la superficie lunar o marciana.
La microgravedad afecta la fisiología humana de manera severa. Los astronautas sufren descalcificación ósea, pérdida muscular y trastornos circulatorios.
Aunque el entrenamiento físico y ciertos dispositivos contrarrestan parcialmente estos efectos, se desconoce cómo influirían la gravedad lunar o marciana en el cuerpo durante años.

La alimentación y el reciclaje de recursos son desafíos críticos. Actualmente, en la ISS se recupera el 98% del agua, pero mantener este sistema para colonias de miles requiere soluciones inéditas. El suelo marciano contiene compuestos tóxicos como los percloratos, inviables para cultivos directos.
Gran parte de la proteína para los colonos dependería de insectos y métodos de reciclaje avanzados. Experimentos como Biosfera 2, que emuló un ecosistema cerrado en la Tierra, solo logró mantener a 8 personas por dos años, siendo condiciones mucho más favorables que las marcianas.
Un aspecto crucial y frecuentemente ignorado es la reproducción en el espacio. Alex Leyendecker, director del Advanced Space Life Research Institute, confirmó que ningún experimento con mamíferos en órbita logró nacimientos exitosos.
Los riesgos de procrear humanos bajo radiación y microgravedad siguen siendo enormes. Kelly y Zach Weinersmith advirtieron que enviar grupos humanos a Marte sin pruebas previas de viabilidad reproductiva sería comparable a experimentar con bebés en condiciones extremas como las de Chernóbil.

El aislamiento prolongado en espacios reducidos plantea grandes retos psicológicos. Simulaciones como la CHAPEA de la NASA muestran que la selección de la tripulación y el apoyo psicológico son fundamentales, mientras que la asistencia médica fuera de la Tierra es limitada y una emergencia quirúrgica tendría riesgos muy altos.
Además, no existe un marco legal claro sobre la vida y la propiedad en el espacio. El Tratado del Espacio Exterior de 1967 prohíbe apropiarse de cuerpos celestes, pero figuras como Musk manifestaron su intención de crear normas propias en Marte, lo que podría generar conflictos debido a la ausencia de autoridad judicial.
Voces de los protagonistas
Los testimonios recopilados por Business Insider ilustraron la complejidad de los retos. Frank Rubio, tras su récord de permanencia, reconoció que la humanidad aún carece de la preparación necesaria para vivir en Marte.
Nick Halik, empresario y cosmonauta de reserva, expresó que solo los multimillonarios pueden hoy imaginarse un viaje sin retorno. El Dr. Logan enfatizó la urgencia de solucionar los riesgos médicos antes de pensar en una expansión durable.

Si bien la creatividad y la ingeniería permitieron avanzar hacia lo que antes parecía imposible, la vida fuera del planeta sigue siendo una aspiración aún anclada en la ciencia ficción.
Pese a todos estos obstáculos, la ambición de explorar y expandirse más allá persiste. Todavía no existen las condiciones técnicas, biológicas ni políticas para dar el salto definitivo al espacio, pero la búsqueda de ese futuro continúa motivando la imaginación y el esfuerzo humano.
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