La memoria implícita involucra al cuerpo entero, revela nueva evidencia científica

Investigaciones citadas por Psychology Today destacan que la acciones cotidianas que realizamos sin pensar no se limitan al cerebro, sino que abarcan sistemas como el digestivo, el inmunológico y el nervioso periférico

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Diversas partes del cuerpo, como
Diversas partes del cuerpo, como el cerebelo y el sistema digestivo, participan en la memoria implícita (Imagen Ilustrativa Infobae)

Las acciones cotidianas que realizamos sin pensar, como recoger una miga de pan con la yema de un dedo o enfriar la sopa soplando sobre ella, revelan un fenómeno fascinante: el cuerpo humano almacena y utiliza conocimientos prácticos de manera inconsciente, y este proceso no se limita al cerebro.

Investigaciones recientes citadas por Psychology Today, muestran que la memoria implícita permite actuar de forma automática y eficiente e involucra diversas partes del cuerpo, como el cerebelo, los ganglios basales, el sistema digestivo, el corazón y el sistema inmunológico.

Esta perspectiva cuestiona la idea tradicional de que todo aprendizaje y memoria residen únicamente en la mente y amplía la comprensión de cómo la intuición y el conocimiento corporal guían decisiones y movimientos en la vida diaria.

Acciones automáticas y “física popular”

La vida diaria está llena de actos que ejecutamos sin recordar su aprendizaje. Psychology Today ilustra este fenómeno con ejemplos cotidianos: humedecer un paño para limpiar azúcar, sentir que el metal es más frío que la madera en interiores o saber que una puerta se abre con mayor facilidad aplicando la fuerza lejos de las bisagras.

Tampoco recordamos cuándo aprendimos que inclinar el cuerpo ayuda a correr cuesta arriba o que dar pasos cortos con las rodillas flexionadas reduce el riesgo de caer en el hielo. Estas acciones conforman lo que el medio describe como física popular: saberes almacenados por experiencia directa e imitación, normalmente desde la infancia. “Somos todos físicos de cocina”, afirma el artículo, resaltando la universalidad de este aprendizaje práctico.

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La mayoría de las personas no recuerda cuándo aprendió estos saberes prácticos, que forman parte de la vida diaria (Imagen Ilustrativa Infobae)

Memoria implícita: adquisición y diferencia con la memoria declarativa

La memoria implícita es la clave detrás de estos conocimientos automáticos. A diferencia de la memoria declarativa, que almacena hechos y eventos recordados conscientemente, la implícita surge sin atención intencional ni enfoque consciente. Según Psychology Today, “resulta que, contrariamente a la sabiduría popular, no necesitamos prestar atención para aprender”.

Aunque la atención puede acelerar el proceso, muchos saberes se incorporan sin que la persona lo advierta. Esta memoria surge principalmente a través de la exploración repetida. Los niños pequeños exploran el mundo manipulando objetos y acumulando saberes prácticos antes de la madurez cerebral completa, la cual ocurre hacia los 25 años.

Mientras la memoria declarativa depende de estructuras como el hipocampo y la corteza cerebral, la implícita se apoya en sistemas cerebrales más antiguos y automáticos.

El papel del cerebelo y los ganglios basales

Dentro del cerebro, el cerebelo y los ganglios basales desempeñan un papel central en la formación y ejecución de la memoria implícita. Estas estructuras, que se desarrollan tempranamente, permiten respuestas eficientes y automáticas ante situaciones que requieren acción inmediata.

Estas estructuras cerebrales permiten respuestas
Estas estructuras cerebrales permiten respuestas automáticas y eficientes ante estímulos (Imagen Ilustrativa Infobae)

Psychology Today explica que esta implicación responde a la necesidad de rapidez: muchas veces, el conocimiento implícito se aplica en milésimas de segundo, por ejemplo, al detectar un peligro por un “silencio sospechoso” o captar, a través de “sombras sonoras”, la proximidad de alguien.

Estas repuestas automáticas, respaldadas por la memoria implícita, resultan esenciales para la supervivencia y eficiencia diaria. El medio subraya que “los ganglios basales y el cerebelo operan de manera inconsciente—y rápida”, lo que explica la ausencia de recuerdos conscientes sobre el aprendizaje de estas habilidades.

Más allá del cerebro: sistema nervioso entérico, corazón, sistema inmunológico y microbiota

Las investigaciones más recientes, detalladas por Psychology Today, amplían la memoria implícita más allá del cerebro. El sistema nervioso entérico, conocido como “el segundo cerebro” y localizado en el tracto digestivo, así como la red nerviosa del corazón, experimentan cambios reflejo del aprendizaje. Estas modificaciones, influidas por la experiencia, afectan la toma de decisiones inconscientes a través de señales internas que conectan el intestino y el corazón con el cerebro por vías como el nervio vago.

El artículo menciona además que las neuronas de la médula espinal y del sistema nervioso periférico muestran plasticidad de aprendizaje, lo que impacta comportamientos inconscientes. A esto se suma el sistema inmunológico, que aprende tras la exposición a patógenos: la comunicación interna entre el sistema inmune y el nervioso, mediante citocinas y neurotransmisores, puede hacer que percibamos inconscientemente la actividad inmunológica.

Las investigaciones recientes amplían la
Las investigaciones recientes amplían la memoria implícita más allá del cerebro, involucrando al sistema nervioso entérico y al corazón (Imagen ilustrativa Infobae)

Finalmente, el medio señala evidencia de que somos conscientes, de manera indirecta, de las variaciones en la microbiota intestinal, proceso que ocurre tanto por rutas interoceptivas como por neurotransmisores enviados desde el intestino hacia el cerebro.

Psychology Today advierte que estos hallazgos se basan en “nueva investigación” y “evidencia acumulada”, por lo que deben interpretarse como avances en la comprensión científica más que como certezas absolutas.

Intuición y conocimiento corporal: interacción entre cerebro y cuerpo

Todos estos hallazgos apuntan a una conclusión: la intuición y el conocimiento práctico no residen solo en el cerebro. “Tomando en conjunto, toda la evidencia anterior sugiere firmemente que solo una parte de lo que llamamos ‘intuición’ vive en nuestro cerebro, con partes significativas—literalmente—residiendo en nuestro cuerpo”, afirma Psychology Today.

Esta visión redefine la memoria, la toma de decisiones y la sabiduría corporal, al mostrar que la memoria implícita y la intuición surgen de la compleja interacción entre múltiples sistemas corporales. Así como recogemos una miga de pan con la yema de los dedos, “intuitivamente sabes todo esto en tu corazón, si no en tus entrañas”.

Lejos de ser exclusivas del cerebro, la memoria implícita y la intuición son el resultado de un trabajo conjunto de cuerpo y mente que guía nuestras acciones y percepciones cotidianas.