De qué color es la pelota de tenis y por qué nadie se pone de acuerdo

Diferentes factores visuales y culturales alimentan la polémica global sobre la tonalidad exacta de la pelota, involucrando aficionados, profesionales y figuras históricas del deporte

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La percepción de la tonalidad
La percepción de la tonalidad varía según iluminación y superficie de juego (Imagen Ilustrativa Infobae)

Las pelotas de tenis constituyen un elemento indispensable para la práctica de este deporte, tanto en competiciones profesionales como en encuentros recreativos. Fabricadas a partir de caucho y recubiertas con un fieltro característico, cumplen con una normativa estricta en cuanto a tamaño, peso y rebote.

Sin embargo, a la hora de referirnos a su color, diseñado para facilitar la visibilidad en todo tipo de superficies, existen ciertas discrepancias. El entorno de la pista, el tipo de iluminación y las características visuales del espectador pueden influir en la percepción del color en la pelota y cómo lo interpreta cada individuo. Llevando esta cuestión, incluso, a un arduo debate en las redes sociales.

Origen del debate sobre el color de las pelotas de tenis

El detonante de la discusión surgió de una publicación realizada por un usuario de X, quien invitaba a los internautas a “resolver una disputa matrimonial” votando por el color de una pelota de tenis. La simple pregunta generó una ola de respuestas y reacciones, convirtiéndose en un fenómeno viral. La conversación se expandió rápidamente, captando la atención de medios como The Atlantic, que analizaron el tema desde la perspectiva de la percepción humana y la teoría del color.

La viralización del debate se vio potenciada por la participación de celebridades y expertos. Roger Federer, uno de los mejores jugadores de la historia, intervino en la discusión con una frase que se volvió icónica: “Son amarillas, ¿verdad?”, señaló el suizo en declaraciones levantadas por CNN.

Roger Federer disputando una pelota
Roger Federer disputando una pelota durante un partido de Laver Cup (REUTERS/Dylan Martinez)

Historia y evolución de la pelota de tenis

El tenis moderno tiene sus raíces en el tenis sobre césped, una adaptación al aire libre del “tenis real” de interior, que a su vez deriva del pasatiempo francés “jeu de paume”. Según detalló CNN, las primeras pelotas de tenis se fabricaban con materiales tan diversos como corcho, lana e incluso cabello humano, hasta que se estableció el diseño actual: un núcleo de goma recubierto por una tela de fieltro tipo “melton”, originalmente en colores blanco o negro.

Durante casi cien años, las pelotas de tenis mantuvieron estos colores tradicionales. El cambio radical llegó en 1972, cuando la ITF, tras realizar un estudio sobre la visibilidad de la pelota en las transmisiones televisivas, determinó que el color amarillo resultaba mucho más fácil de seguir para los espectadores. En ese contexto, David Attenborough, reconocido documentalista británico, desempeñó un papel clave.

El argentino Juan-Martín Del Potro
El argentino Juan-Martín Del Potro durante su partido de primera ronda contra el canadiense Denis Shapovalov en The Queen's Club. 19 junio 2019. Action Images via Reuters/Tony O'Brien

Mientras trabajaba como controlador de estudio para la BBC, Attenborough dirigió la primera transmisión en color de Wimbledon a finales de la década de 1960. La dificultad para distinguir la pelota blanca en las nuevas pantallas de televisión motivó la búsqueda de una alternativa más visible.

La ITF modificó entonces el reglamento, exigiendo que todas las pelotas de tenis de competición tuvieran una superficie uniforme y fueran de color blanco o amarillo. Sin embargo, Wimbledon, el torneo más emblemático del circuito, no adoptó la pelota amarilla hasta 1986, 14 años después del cambio oficial. Esta resistencia al cambio reflejó el apego a la tradición que caracteriza a algunos sectores del tenis.

En 1991, el Chicago Tribune publicó un reportaje sobre el resurgimiento de las pelotas blancas. El artículo señalaba que, aunque la mayoría de los fabricantes nunca dejaron de producir pelotas blancas en pequeñas cantidades, su mercado se limitaba a coleccionistas y nostálgicos. Steve Morris, gerente de producto de la empresa Penn, explicó al periódico que estas pelotas tenían demanda por su “sentido de edición” entre quienes valoran la historia del deporte.

Naomi Osaka en acción durante
Naomi Osaka en acción durante su partido ante Katerina Siniakova por la segunda ronda de Wimbledon (foto: REUTERS/Stephanie Lecocq)

Explicación técnica y oficial del color

La ITF denomina oficialmente el color de la pelota de tenis como “amarillo óptico”. Esta definición, sin embargo, no ha logrado disipar la confusión. Una búsqueda en la enciclopedia de color en línea ColorHexa, citada por CNN, asocia el “amarillo óptico” con el código #ccff00, que también se describe como “amarillo fluorescente” o “cal eléctrico”.

El cambio de color en 1972 respondió a una necesidad técnica: mejorar la visibilidad de la pelota en las transmisiones televisivas a color. Antes de esa fecha, la pelota blanca se perdía fácilmente en la imagen, especialmente cuando caía cerca de las líneas blancas de la cancha. La introducción del amarillo óptico permitió a los espectadores seguir el juego con mayor facilidad, lo que consolidó este color como el estándar en la mayoría de los torneos internacionales.

La normativa de la Federación
La normativa de la Federación Internacional de Tenis estandarizó el color amarillo desde 1972 (Imagen Ilustrativa Infobae)

Opiniones y testimonios: voces del tenis y la industria

El debate sobre el color de la pelota de tenis ha contado con la participación de figuras destacadas del deporte y la industria. La respuesta de Federer, alegando que son amarillas, reflejó la postura de muchos profesionales que asumen el amarillo como el color oficial.

No obstante, existen voces que defienden la tradición de las pelotas blancas. Grant Golden, excampeón estadounidense de canchas de polvo de ladrillo, manifestó su escepticismo ante el posible regreso de las pelotas blancas, afirmando que “iría directo al inodoro” porque “la pelota amarilla es perfecta”.

Por su parte, Steve Morris, gerente de producto de Penn, explicó al Chicago Tribune que las pelotas blancas siguen fabricándose en pequeñas cantidades para satisfacer la demanda de coleccionistas y nostálgicos.