
Eliminar el sarro acumulado en canillas e inodoros es uno de los retos más frecuentes en el hogar y algunos de los métodos más conocidos son, en realiadad, mitos.
Por ejemplo, aunque el bicarbonato de sodio funciona como abrasivo suave y neutralizador de olores en limpiezas generales, su acción alcalina no reacciona de forma efectiva con los depósitos minerales de carbonato de calcio que forman el sarro más duro. Esto se debe a que el sarro requiere un pH ácido para disolverse químicamente.
Lo mismo soucede con la lavandina que, a pesar de ser un producto de limpieza muy común para los baños, sí logra desinfectar pero no retirar el sarro.
Existen alternativas caseras aprobadas por expertos, así como productos comerciales que varían en eficacia, seguridad y costo según la superficie tratada.
Alternativas caseras aprobadas por expertos

Entre las soluciones domésticas, Real Simple documenta una mezcla de vinagre blanco y agua. Esta fórmula aprovecha la acidez del ácido acético para disolver depósitos minerales de calcio y magnesio, responsables de la capa blanquecina o amarillenta que se adhiere a inodoros y grifos.
Lo ideal es calentar una parte de vinagre blanco (puede ser 250 ml) y mezclarla con una parte de agua caliente en un recipiente. Humedecer un paño o una esponja con esta mezcla y aplicarlo directamente sobre la superficie afectada. Dejar actuar entre 15 y 30 minutos para que la acidez haga efecto sobre la capa de sarro. Frotar suavemente con un cepillo de cerdas medianas o una esponja para desprender los restos. Y enjuagar con abundante agua para eliminar residuos de vinagre y suciedad suelta.
Otra combinación simple e igualmente efectiva se logra con sal gruesa y detergente líquido. Este método es eficaz para tratar el sarro leve tanto en canillas como en inodoros. La preparación consiste en dos cucharadas de sal gruesa y una de detergente líquido, con la opción de añadir jugo de limón.
Esta combinación se aplica con una esponja, se deja actuar durante quince minutos, se fricciona y luego se enjuaga. Aquí, la sal actúa como abrasivo suave y el detergente ayuda a eliminar restos, convirtiéndose en la alternativa más económica y sencilla.
La piedra pómez representa una alternativa ecológica especialmente efectiva para inodoros con sarro endurecido. Su porosidad natural y baja dureza permiten desprender depósitos mediante fricción física sin generar rayaduras en la superficie cerámica. Hogarmania recomienda su uso exclusivamente húmedo y para fines de limpieza.

Métodos químicos comerciales
Los depósitos de sarro están compuestos principalmente por carbonato de calcio, fosfatos o sulfatos que se adhieren a las superficies debido a la evaporación del agua dura. Scott Webb, especialista de AQUA Magazine, explica que “el sarro de fosfato de calcio es más agresivo que el de carbonato y requiere ácidos específicos, no remedios caseros”. Esta diferencia en la composición mineral determina qué método de eliminación será más efectivo en cada caso específico.
Así, cuando el sarro es persistente, los productos comerciales ofrecen alternativas potentes:
- El ácido clorhídrico, presente en los geles de limpieza antisarro es muy efectivo si se aplica directamente bajo el borde de la taza del inodoro. Para canillas, se recomienda diluirlo en agua para evitar daños en superficies metálicas
- El ácido sulfámico, presente en los limpiadores de azulejos comerciales, es también muy efectivo, aunque es importante evitar su uso en mármol.

Diferencias clave según la superficie
El tipo de superficie determina el método más seguro y efectivo:
- Los inodoros, fabricados en cerámica resistente, toleran ácidos concentrados y requieren tiempos de exposición mayores a treinta minutos para remover el sarro profundo de manera eficaz.
- Las canillas, con superficies metálicas o cromadas, presentan depósitos menos profundos, pero son vulnerables a la corrosión química. Se aconsejan productos menos agresivos como ácido sulfámico diluido o fórmulas comerciales especializadas.

Recomendaciones profesionales y prevención
Sea cual sea el método elegido, los expertos consultados por Real Simple insisten en tres principios fundamentales:
- ventilar el área de trabajo
- utilizar protección personal
- probar el producto en zonas ocultas antes de tratar la superficie completa
Además, la aplicación periódica de tratamientos antical ayuda a mantener las superficies limpias, reduce la recurrencia del sarro y protege la integridad de inodoros y griferías. Elegir la técnica adecuada, según el tipo y severidad del sarro, es clave para obtener resultados efectivos y preservar las superficies del hogar a largo plazo.
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