Claves para superar el vacío emocional que deja el fin de una amistad de años

La ruptura de una relación cercana puede generar sentimientos de vacío y desorientación, impactando sobre el autoestima y bienestar psicológico. Según la columna de un especialista para The Washington Post, existen técnicas para minimizar el proceso del duelo afectivo

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La ruptura de una amistad
La ruptura de una amistad afecta la percepción de uno mismo y puede provocar una crisis de identidad personal (Freepik)

Perder una amistad de años puede sentirse como si el mundo se desmoronara. Muchas personas incluso experimentan confusión cuando una relación significativa termina abruptamente y desde la otra parte se decide por cortar todo contacto.

Frente a este fenómeno, el psiquiatra y psicoanalista del Christopher W.T. Miller del University of Maryland Medical Center, publicó una columna detallada para The Washington Post. Debido a que el dolor y la confusión resultan intensos, pero también hay estrategias y reflexiones que permiten afrontar este proceso, recuperar el equilibrio emocional y aceptar la pérdida.

Impacto emocional de perder una relación significativa

La ruptura de una amistad cercana no implica solo la ausencia de la otra persona, sino también una transformación profunda en la autopercepción. De acuerdo con lo analizado por el experto, cuando alguien decide alejarse, el duelo puede ser intenso, dado que transmite el mensaje de que su vida es mejor de esa manera.

Además, muchas veces la identidad se construye en parte desde vínculos claves. Por eso, cuando desaparecen se pierde a la otra persona, y también la imagen de uno mismo que existía dentro de esa relación. Aceptar el final puede significar enfrentarse a una versión personal desconocida o incómoda, ya que desaparece la sensación de pertenencia que brindaba ese lazo.

Reconocer el valor de la relación pasada

Una reacción común ante la pérdida de una amistad es restarle importancia, como forma de protegerse del dolor. En The Washington Post, el profesor Miller explicó que “minimizar el vínculo puede ayudar a evitar el duelo en el corto plazo, convenciendo a la persona de que la relación no fue tan valiosa”. No obstante, esta estrategia rara vez se corresponde con la realidad.

En el artículo subrayó que si una relación duró años, fue porque ambas partes aportaron aspectos positivos. Ignorar los buenos momentos equivale a negar la relevancia de los recuerdos compartidos. Reconocer el valor de lo vivido permite comprender que cada individuo tiene algo significativo que ofrecer a los demás, incluso si el vínculo ya no existe.

Aceptar la autonomía y las decisiones del otro

Toda relación tiene límites, incluso cuando existe una conexión profunda. El autor científico sostuvo que cuando la identidad se define en exceso a través del otro, puede resultar difícil establecer fronteras propias. Por eso, la pérdida se percibe como una ruptura de la propia estructura interna.

Aceptar que cada persona actúa según lo que considera mejor para su vida es uno de los mayores desafíos. Si alguien decide cortar el contacto, lo hace desde su propia perspectiva y necesidad. El análisis destacó que el valor personal no depende de la inclusión o exclusión en la vida de otro, aunque sea complicado recordarlo en momentos de rechazo.

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Minimizar la importancia de la relación perdida es una reacción común, pero no refleja el valor real de la amistad (AdobeStock)

Tendencia a idealizar el pasado y la dificultad de aceptar el fin

Cuando una amistad termina, es frecuente idealizar el pasado y enfocarse en los recuerdos positivos. En ese contexto, el psiquiatra indicó que también surge la tentación de atribuirse la culpa y pensar en todo lo que se pudo haber hecho distinto.

Este patrón puede llevar a intentar recuperar el vínculo a toda costa. Sin embargo, advirtió que no siempre es posible ni conveniente restablecer la relación. Para que funcione, ambas partes deben querer mantenerla. Si una ya no desea hacerlo, es necesario reconocer ese límite y aceptar la realidad presente en lugar de anhelar un pasado que no volverá.

Cultivar gratitud y reencontrar el valor personal

Ante la dificultad de aceptar la pérdida, en su columna, Miller sugirió cultivar gratitud por el hecho de que la relación existió. Este cambio de enfoque permite valorar lo compartido y centrar la atención en lo que aún queda por experimentar, en lugar de enfocarse solo en la ausencia.

En el artículo señaló también que, en muchas amistades, se dejan de lado aspectos propios con tal de mantener el vínculo. Al finalizar la relación, se abre la posibilidad de reconectar con intereses olvidados y con formas auténticas de ser. Esto facilita la creación de nuevas relaciones más alineadas con los propios valores.

Aceptar la autonomía y las
Aceptar la autonomía y las decisiones del otro es clave para superar el duelo tras el fin de una amistad (Freepik)

Valor personal más allá de cualquier relación

Según Christopher Miller, el valor individual no se define por cómo nos percibe una persona ni por su permanencia en nuestra vida. Aunque alguien decida alejarse, ese valor persiste y puede ser apreciado por otros.

De este modo, la experiencia de afrontar la pérdida de una amistad profunda puede transformarse en una oportunidad para el crecimiento personal y el fortalecimiento de la identidad propia.