
La esquizofrenia es una enfermedad mental grave que afecta el modo de pensar, sentir y comportarse de las personas, según Mayo Clinic.
Este cuadro “puede dar lugar a una mezcla de alucinaciones, ideas delirantes y pensamientos y comportamientos desorganizados. Las alucinaciones consisten en ver cosas o escuchar voces que los demás no ven ni escuchan", expresó la entidad.
En ese sentido, un estudio publicado en la revista Schizophrenia Bulletin y dirigido por psicólogos de la Universidad de Nueva Gales del Sur Sydney (UNSW) apuntó que las alucinaciones verbales auditivas (o escuchar voces) en la esquizofrenia pueden deberse a una alteración en la capacidad del cerebro para reconocer su propia voz interior.
El profesor Thomas Whitford, de la Escuela de Psicología de la UNSW, investigó durante años el papel del habla interna en la cognición tanto de personas sanas como de quienes viven con trastornos como la esquizofrenia.
“Las alucinaciones auditivo-verbales (AVC) —la experiencia de oír voces en ausencia de estimulación auditiva— son una característica psicótica fundamental de los trastornos del espectro esquizofrénico", escribieron los autores.

“El habla interna es la voz en tu cabeza que narra silenciosamente tus pensamientos: lo que haces, planeas o percibes”, explicó, y añadió que “la mayoría de las personas experimentan el habla interna con regularidad, a menudo sin darse cuenta, aunque hay quienes no lo experimentan en absoluto”.
“Cuando hablamos, incluso mentalmente, la parte del cerebro que procesa los sonidos del mundo exterior se vuelve menos activa. Esto se debe a que el cerebro predice el sonido de nuestra propia voz. Pero en las personas que oyen voces, esta predicción parece fallar y el cerebro reacciona como si la voz viniera de otra persona”, afirmó el profesor.
“Esta idea existe desde hace 50 años, pero ha sido muy difícil ponerla a prueba porque el habla interna es inherentemente privada”, señaló.
Según MedlinePlus, el sitio de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, “la esquizofrenia es una enfermedad cerebral grave. Las personas que la padecen pueden escuchar voces que no están allí”.
Cómo se realizó el estudio

Para realizar el estudio, los investigadores recurrieron al electroencefalograma (EEG), que permite registrar la actividad eléctrica cerebral.
Dividieron a los participantes en tres grupos: 55 personas con esquizofrenia y alucinaciones auditivas recientes, 44 personas con esquizofrenia pero sin alucinaciones auditivas recientes y 43 personas sin antecedentes de esquizofrenia.
Durante el experimento, los participantes escucharon a través de auriculares grabaciones de las sílabas “bah” o “bih” y debían imaginar que decían una de ellas al mismo tiempo. En los individuos sanos, cuando la sílaba imaginada coincidía con la escuchada, el EEG mostró una reducción de la actividad en la corteza auditiva, lo que sugiere que el cerebro anticipaba el sonido y atenuaba su respuesta.
En contraste, en el grupo que había experimentado alucinaciones auditivas recientemente, “sus cerebros reaccionaron con mayor intensidad al habla interna que coincidía con el sonido externo, lo cual fue exactamente lo opuesto a lo que encontramos en los participantes sanos”, afirmó el profesor Whitford.

“Esta inversión del efecto de supresión normal sugiere que el mecanismo de predicción del cerebro puede estar alterado en personas que actualmente experimentan alucinaciones auditivas, lo que puede hacer que su propia voz interior se malinterprete como habla externa”, añadió.
El segundo grupo, compuesto por personas con esquizofrenia pero sin alucinaciones auditivas recientes, mostró un patrón intermedio entre los participantes sanos y aquellos con alucinaciones.
Los investigadores consideran que estos resultados constituyen la confirmación más fuerte hasta la fecha de que los cerebros de las personas con esquizofrenia pueden percibir erróneamente el habla imaginada como si fuera producida externamente.

“Siempre fue una teoría plausible —que la gente escuchaba sus propios pensamientos expresados en voz alta—, pero este nuevo enfoque ha proporcionado la prueba más sólida y directa de esta teoría hasta la fecha”, sostuvo Whitford.
El siguiente objetivo del equipo es determinar si esta medida puede emplearse para predecir quién podría desarrollar psicosis, lo que abriría la puerta a intervenciones tempranas.
“Este tipo de medida tiene un gran potencial como biomarcador del desarrollo de la psicosis. En última instancia, creo que comprender las causas biológicas de los síntomas de la esquizofrenia es un primer paso necesario si esperamos desarrollar tratamientos nuevos y eficaces”, concluyó el investigador.
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