
En una sala del Dr. P. Phillips YMCA en Orlando, Florida, un grupo de adultos mayores se reúne dos veces por semana con un objetivo poco común: ejercitar la memoria mediante una técnica que se remonta a la antigüedad. Algunos llegan en sillas de ruedas; otros, apoyados en andadores. Todos comparten la esperanza de conservar sus recuerdos un poco más.
Lo que los une es el método de loci, también conocido como “palacio de la memoria”, una estrategia milenaria redescubierta como herramienta para combatir el deterioro cognitivo y mejorar la calidad de vida de personas con demencia temprana.
National Geographic informa que esta técnica ancestral está ganando terreno no solo entre atletas de la memoria, sino también en contextos clínicos y terapéuticos, abriendo nuevas posibilidades para quienes buscan fortalecer sus capacidades mentales.
El método de loci: estructura y aplicación práctica
El método de loci transforma un espacio familiar en un sistema de almacenamiento mental. Se trata de crear un mapa mental de un lugar conocido —como una casa o una ruta habitual— y vincular los elementos que se desean recordar con ubicaciones específicas. Por ejemplo, se puede imaginar leche derramándose sobre una fotografía familiar en la sala o visualizar manzanas atravesando una ventana.
De acuerdo con National Geographic, la técnica aprovecha la capacidad natural del cerebro humano para la navegación espacial y la memoria visual. Mientras que retener datos abstractos resulta difícil, el cerebro está preparado para recordar lo que vio y los lugares que recorrió. De este modo, el método de loci convierte la memorización en un proceso más intuitivo y eficiente.
Cómo funciona el método de loci
La técnica se basa en una premisa simple: el cerebro humano recuerda mejor los lugares que las palabras. Por eso, el método transforma un espacio familiar —una casa, una calle, una escuela— en un mapa mental donde cada habitación o rincón sirve para “colocar” un dato, una idea, un número o una historia.
El proceso tiene tres pasos fundamentales:
- Visualización del recorrido: la persona escoge un lugar que conoce bien y lo recorre mentalmente.
- Asociación vívida: cada dato que se quiere recordar se transforma en una imagen exagerada, llamativa o emocional.
- Ubicación espacial: esas imágenes se “colocan” en lugares específicos del recorrido mental, como si se estuvieran decorando con recuerdos.
Por ejemplo, si alguien quiere recordar una lista de compras con leche, pan y manzanas, puede imaginar la leche derramándose sobre la alfombra del living, el pan cayendo desde una lámpara del comedor y las manzanas rebotando por la escalera. La clave está en crear imágenes llamativas y absurdas: cuanto más surrealista, mejor se graba en la memoria.

Antecedentes históricos y raíces culturales
La historia del método se remonta al siglo V a.C. Según la leyenda, el poeta griego Simónides de Ceos logró identificar a las víctimas de un derrumbe recordando la ubicación de los invitados en un banquete. Más adelante, el orador romano Marco Tulio Cicerón lo utilizó para memorizar discursos completos.
Sin embargo, según National Geographic, culturas indígenas ya aplicaban sistemas similares. En América del Norte, los ancianos recorrían rutas cantando o contando historias en puntos específicos para fijar información. Entre los aborígenes australianos y los isleños del Pacífico, los relatos orales también se asociaban a lugares concretos, fortaleciendo la memoria colectiva mediante la interacción entre espacio, información y contexto.
El neurocientífico Robert Ajemian, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), señaló a National Geographic: “Es sorprendente que esta técnica esté tan poco estudiada, cuando fue la forma dominante de almacenamiento de información durante toda la civilización, hasta la invención de la imprenta”.

Usos actuales: entre competencias y vida diaria
En la actualidad, el método de loci es el recurso principal de los llamados atletas de la memoria, quienes participan en competencias como el USA Memory Championship. En estos certámenes, personas sin formación técnica previa demuestran habilidades extraordinarias, como recordar cientos de palabras, biografías o el orden completo de una baraja en pocos minutos.
Según National Geographic, quienes dominan la técnica desarrollan sistemas personalizados de imágenes mentales para representar datos como números o cartas. No obstante, la publicación advierte que esta herramienta aún no se enseña ni se investiga de manera sistemática, lo que limita su integración en ámbitos educativos y terapéuticos.
En Orlando: una experiencia con impacto terapéutico
El potencial del método también se evidencia en contextos clínicos. En Orlando, Michael Dottino creó un programa para adultos mayores con demencia temprana, a pedido de un centro comunitario. La clase, que se dicta en el Dr. P. Phillips YMCA, combina ejercicios físicos, interacción social y entrenamiento cognitivo basado en el método de loci.
A tres años de su implementación, varios participantes iniciales mantienen su asistencia regular y conservan sus capacidades mentales. Dottino destaca el caso de Karen Vourvopoulos, quien preservó todas sus funciones cognitivas. Su hija, Matina Vourvopoulos, afirmó a National Geographic: “La clase ha dado a mi madre una nueva oportunidad de vida. Está más enérgica, inspirada, creativa y entusiasta”.

Investigación científica: cambios en el cerebro
La neurociencia comienza a documentar los efectos del método de loci en el cerebro. Estudios de neuroimagen revelan que fortalece las conexiones entre regiones como la corteza prefrontal, el hipocampo y la corteza visual. Practicarlo puede “reconfigurar” el cerebro, haciéndolo más eficiente en la retención y recuperación de información.
Ajemian compara este tipo de entrenamiento con el ejercicio físico: “Es fundamental ejercicio cognitivo, como el aeróbic lo es para el cuerpo”. Lamenta, sin embargo, que su uso aún se vea como un truco y no como una estrategia válida para el aprendizaje y la salud mental.
Ensayos clínicos y nuevas adaptaciones
La neuropsicóloga clínica Erica Weber está evaluando el método de loci mediante ensayos controlados. Según declaró a National Geographic, los programas de memoria disponibles son escasos y muchos pacientes deben financiarlos por cuenta propia. Si se demuestra su eficacia, las aseguradoras podrían cubrir estos tratamientos. Sin embargo, la investigación enfrenta recortes presupuestarios que limitan su expansión.
Weber aconseja practicar estas técnicas desde una etapa temprana: “Intente usar las técnicas antes de que tenga que depender de ellas”, dijo, comparando su aplicación con una membresía en un gimnasio cognitivo.
Además, adaptó la técnica para pacientes con lesiones cerebrales traumáticas, como consecuencia de accidentes o caídas. Su versión, denominada Story Memory Technique, simplifica el palacio de la memoria para facilitar la conversión de información verbal en imágenes mentales. Esta adaptación benefició a personas con esclerosis múltiple, deterioro cognitivo asociado al VIH y lesiones medulares que afectan la función cerebral.

Salud mental: una herramienta en expansión
Especialistas también exploran el método de loci como estrategia para enfrentar trastornos como la depresión o el estrés postraumático (PTSD). La técnica permitiría crear “palacios de la memoria” con recuerdos positivos, accesibles en momentos críticos.
La lógica detrás de esta propuesta es que, si el cerebro puede entrenarse para almacenar información mediante referencias espaciales, también puede aprender a recuperar estados mentales calmados.
National Geographic destaca que esta línea de investigación resulta especialmente relevante en un contexto donde la dependencia de dispositivos digitales redujo la necesidad de memorizar. Las técnicas mnemotécnicas, como el método de loci, demuestran la capacidad del cerebro humano para almacenar y organizar conocimientos de forma autónoma.
Una herramienta vigente en la era digital
En una época donde la tecnología cumple muchas funciones cognitivas, el método de loci reaparece como una forma eficaz de gimnasia mental, útil para personas de todas las edades. Según National Geographic, con práctica suficiente, cualquier persona puede beneficiarse de este legado milenario para fortalecer la memoria y mantener la mente activa, incluso al momento de recordar una lista de compras.
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